Sostienen, por ejemplo, que el proyecto prevé la 
                          expropiación de los pozos de agua que existan en casas 
                          de particulares o que se impediría la gestión privada 
                          de las aguas termales y de empresas embotelladoras de 
                          agua.
                          
                           
                          
                          Adriana Marquisio, vicepresidenta de la Federación de 
                          Funcionarios del ente público Obras Sanitarias del 
                          Estado e integrante de la Comisión en Defensa del Agua 
                          y de la Vida, que promueve el referéndum, aseguró que 
                          quienes lanzaron esas versiones saben que no son 
                          ciertas. La dirigente sindical aclaró que el Código de 
                          Aguas vigente en Uruguay establece que las aguas 
                          superficiales y subterráneas son de dominio público. 
                          En el caso de la realización de pozos o 
                          emprendimientos como los termales, de riego o de aguas 
                          embotelladas, la Dirección Nacional de Hidrografía 
                          otorga permisos de uso y aprovechamiento. "Esto no 
                          cambiará", destacó, y aclaró que la reforma refiere 
                          únicamente a los servicios de agua potable y 
                          saneamiento.
                          
                          
                           
                          
                          Los opositores al proyecto aseguran también que sin 
                          capitales privados no se podrá hacer el saneamiento en 
                          el interior del país, puesto que la estatal OSE no 
                          tiene dinero para invertir en esas obras. Marquisio 
                          respondió poniendo el ejemplo de Maldonado, uno de los 
                          departamentos más ricos del país, donde el saneamiento 
                          y el abastecimiento de agua fue entregado a firmas 
                          privadas. "Allí OSE no pudo hacer el saneamiento 
                          porque no administró bien la tarifa, pero sí pidió un 
                          préstamo de 70 millones de dólares para poner a punto 
                          las instalaciones y entregárselas a la compañía 
                          privada Uragua. Los uruguayos vamos a estar pagando 
                          hasta 2009 por ese préstamo, que representa el 60 por 
                          ciento de lo que OSE tiene asignado para invertir en 
                          agua potable y saneamiento en el interior del país. Lo 
                          que no se entiende es por qué esa inversión no se pudo 
                          hacer antes, cuando la gestión era pública", indicó 
                          Marquisio. 
                          
                           
                          
                          Cabe la posibilidad que de aprobarse la reforma, las 
                          empresas privadas que gestionan actualmente los 
                          servicios de agua potable y saneamiento, y cuyos 
                          contratos serían rescindidos, inicien juicio al 
                          Estado, puesto que se prevé indemnizarlas en función 
                          de las inversiones que ya realizaron pero no por el 
                          lucro cesante. 
                          
                           
                          
                          Otra de las versiones difundidas recientemente por los 
                          opositores a la reforma es que el Banco Interamericano 
                          de Desarrollo (BID) habría advertido a diversas 
                          reparticiones del Estado uruguayo, entre ellas el 
                          Municipio de Montevideo, que si se aprueba el proyecto 
                          se complicará la ampliación de la cobertura de 
                          saneamiento y el mantenimiento de las redes de agua 
                          potable, ya que OSE no tendría capacidad de acceder a 
                          nuevos préstamos. El director de Saneamiento de 
                          Montevideo, Luis Lazo, desmintió que el organismo 
                          internacional haya formulado tal advertencia. Rel-UITA 
                          está en condiciones de afirmar que fuentes del propio 
                          BID también lo desmintieron. 
                          
                           
                          
                          Por otra parte, los partidos conservadores y los 
                          medios empresariales que rechazan la iniciativa del 
                          referéndum, así como el propio directorio de OSE, 
                          cuestionan la necesidad de reformar la Constitución 
                          “sólo porque una o dos empresas” no cumplen con alguna 
                          cláusula contractual. Si bien es cierto que hay 
                          previstos en los acuerdos de concesión establecidos 
                          con las firmas privadas mecanismos correctivos, los 
                          organismos a los que compete aplicarlos han demostrado 
                          tal benevolencia que, en los hechos, de nada ha 
                          servido que existan. En el caso de Uragua, una de las 
                          firmas instaladas en Maldonado, hace largo tiempo que 
                          OSE podría haberle rescindido el contrato de concesión 
                          de los servicios de agua potable y saneamiento, dada 
                          la larga lista de irregularidades cometidas por esta 
                          empresa de capitales españoles. Pero nada de eso ha 
                          pasado.
                          
                           
                          
                          El principio rector de la reforma es que debe 
                          anteponerse el bienestar social ante la ganancia 
                          económica, y esto sólo se asegura si el servicio es 
                          prestado por organismos sin fines de lucro. La reforma 
                          plantea además que se diseñe una política nacional de 
                          aguas y saneamiento basada en el ordenamiento 
                          territorial, la gestión sustentable del recurso, la 
                          protección del ambiente, el establecimiento de 
                          prioridades para el uso del agua (siendo la primera el 
                          abastecimiento de agua potable a poblaciones), y la 
                          participación de la sociedad civil en todas las 
                          instancias de planificación, gestión y control de 
                          recursos hídricos. Toda autorización o concesión o 
                          permiso que vulnere estos principios sería anulada.
                          
                          
                           
                          
                          La intención última de esta reforma es que las 
                          disposiciones plasmadas en el Código de Aguas sean 
                          elevadas a rango constitucional a efectos de que no 
                          exista una norma legal de mayor jerarquía. De 
                          aprobarse, ninguna ley podrá derogar los artículos que 
                          se agregarán a la Constitución, salvo que medie una 
                          nueva reforma. 
                          
                           
                          
                          En la primera semana de octubre, la Comisión en 
                          Defensa del Agua y la Vida informó a Rel-UITA que a 
                          menos de un mes de la votación, un tercio de los 
                          uruguayos no sabía que el 31 de octubre habrá un 
                          referéndum. Pero la misma Comisión también destacó que 
                          durante las jornadas de difusión que está organizando 
                          en Montevideo y en las principales ciudades del 
                          interior del país, los ciudadanos que ignoraban que 
                          habría una consulta popular al tomar contacto con la 
                          información, inmediatamente adhieren a la idea de que 
                          el acceso al servicio de agua y saneamiento sea 
                          considerado un derecho humano fundamental. 
                          
                           
                          
                          Según expresó Carlos Coitinho, integrante de la 
                          Comisión en representación de la coalición de 
                          izquierda Frente Amplio, favorita para ganar las 
                          elecciones que se celebran simultáneamente con el 
                          referéndum, "el pueblo aprendió que el traslado de 
                          actividades desde el Estado a los privados significa 
                          marginar a cada vez más ciudadanos de la posibilidad 
                          de acceder a esos servicios, porque los precios que 
                          fijan las compañías no están al alcance de los 
                          bolsillos de muchas familias". Además, “al 
                          empresariado no le interesa la cobertura de los 
                          servicios en localidades o pueblos donde no les 
                          resulta rentable por el bajo número de habitantes, tal 
                          como sucedió en Aiguá, en el propio departamento de 
                          Maldonado”, recordó Coitinho. 
                          
                          
                           
                          
                          
                           
                          
                          
                          
                          Virginia Matos
                          
                          
                          © Rel-UITA 
                          
                          
                          19 de octubre de 2004