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Cargill declara que el 
trabajador fallecido se suicidó  
Las dos 
muertes de Marcos Antonio Pedro 
  
El caso de Marcos 
Antonio Pedro se está convirtiendo en un símbolo de la lucha contra la 
deshumanización del trabajo y el reinado absoluto del lucro a toda costa. Seara/Cargill 
enloda la cancha, y ahora acusa al trabajador fallecido de haberse suicidado. 
Los sindicatos, con apoyo de la UITA, preparan la respuesta. 
  
Marcos era un trabajador de origen indígena, de 29 años, que 
murió el pasado 28 de marzo mientras realizaba tareas de mantenimiento en la 
planta de Seará/Cargill de Mato Grosso do Sul, Brasil, ubicada en 
la ciudad de Sidrolândia, a 200 kilómetros de la frontera con Bolivia. 
  
Las circunstancias de su muerte han sido claramente 
explicadas y corroboradas por los testigos y las personas que lo asistieron en 
el lugar del hecho: fue triturado por una de las máquinas que intervienen en el 
procesamiento de pollos. Además de no haber implementado las medidas de 
seguridad adecuadas para impedir este accidente, la empresa tiene la 
responsabilidad de haber ordenado una maniobra riesgosa para sacarlo de dentro 
de la máquina cuando Marcos estaba aún con vida, siendo que el personal 
mecánico sugería realizar una operativa diferente pero cuya consecuencia sería 
que la producción estaría detenida hasta que se reparara la máquina. Seará/Cargill 
prefirió arriesgar la vida del trabajador antes que suspender su lucro durante 
algunas horas. El resultado fue que la máquina terminó “devorando” al 
trabajador. 
  
Esa misma noche, mientras la esposa y los tres hijos pequeñas 
de Marcos intentaban comprender el tamaño de la tragedia que cayó sobre 
ellos, y sus familiares y amigos apenas comenzaban a llorar su muerte, Seara/Cargill, 
entre gallos y medianoches, alteraba la escena del accidente fatal haciendo 
instalar implementos de seguridad industrial de cuya protección Marcos nunca 
pudo beneficiarse mientras cotidianamente arriesgaba su vida. Al día siguiente, 
cuando se presentó la Inspección de Trabajo, la máquina en cuestión parecía 
otra, y los detalles sobre la muerte de Marcos debieron ser reconstruidos a 
partir de los testimonios de los trabajadores y trabajadoras de esa sección, 
quienes describieron exactamente cómo era el artefacto mortal antes del 
execrable maquillaje. Cada una de las modificaciones que la empresa efectuó 
sobre la máquina resultó un párrafo más de la confesión involuntaria de su 
responsabilidad. 
  
A pesar de la claridad con que los hechos han sido 
reconstruidos, Seara/Cargill no sólo ha evitado indemnizar a la viuda y 
los hijos de Marcos, sino que, en el marco del proceso judicial iniciado 
por el Sindicato dos Trabalhadores da Alimentação (Sindaves) 
de Sidrolândia, la transnacional ha declarado que Marcos no fue víctima 
de un accidente de trabajo evitable, sino que se suicidó, incurriendo así en una 
suerte de asesinato moral, la segunda muerte de Marcos Antonio Pedro. 
  
Para Siderlei de Oliveira, presidente de 
la Confederação Nacional dos Trabalhadores nas Indústrias da Alimentação (CONTAC/CUT) 
y coordinador del Instituto Nacional de Saúde no Trabalho (INST), “Se 
trata de una actitud perversa de Cargill, que no tiene empacho en 
menoscabar la imagen personal del trabajador fallecido, ni de perturbar los 
sentimientos y reavivar el dolor de la familia de Marcos. Adicionalmente, 
al sembrar dudas sobre las razones de la muerte, impide que se haga efectivo el 
pago del seguro de vida que tienen todos los trabajadores, ya que el suicidio no 
activa la póliza y por tanto no existe indemnización”. 
  
El Sindaves, junto a la CONTAC y la
UITA, analiza en estos momentos con qué acción responderá a la 
inmoralidad repudiable de Cargill que, a pesar de estar ya condenada por 
la justicia no sólo no acepta su responsabilidad, sino que intenta manipular la 
realidad apelando a los más bajos y arteros recursos. 
  
“Estamos en el punto en el cual sólo cabe iniciar 
una acción mundial contra esta empresa”, finalizó Siderlei. 
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Carlos Amorín 
© 
Rel-UITA 
16 de julio de 2007  | 
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