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Familiares de víctima 
fatal  
de accidente de trabajo 
en Seara/Cargill denuncian abandono 
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Edneuza con sus hijas Greice e Kellijane  | 
 
 
 
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Con el cielo azul, sol fuerte y polvo pegado en la ropa, 
llegamos a la aldea Cachoeirinha, luego del mediodía del domingo 1 de julio. 
A pesar de haber salido temprano de Sidrolândia, nos perdimos por el camino 
y, de no ser por Edilson, hermano del fallecido, quien nos recibió en 
la entrada y nos guió hasta la casa, los crímenes aquí relatados 
continuarían guardados con los indios Terena, en la aldea de 4.000 personas 
localizada en el municipio de Miranda, en Mato Grosso do Sul, a 200 
kilómetros de la frontera con Bolivia. 
  
A mi lado, Clodoaldo Alves, vicepresidente del 
Sindicato de Trabajadores de la Alimentación (Sindaves) de Sidrolândia, 
auxiliar de inspección general de Seara/Cargill en el frigorífico de 
la ciudad y que acompaña el caso desde el pasado 28 de marzo, fecha de la 
muerte de Marcos Antonio Pedro, funcionario del sector de 
higiene y limpieza en la misma unidad. 
  
Indígena, 29 años, padre de dos hijas, Marcos murió 
cuando calló dentro del tanque de refrigeración de pollos (chiller), al 
resbalarse cuando realizaba la limpieza de rutina de los residuos. Como no 
existía protección, y la higiene era realizada hasta entonces con la máquina 
en movimiento, el trabajador fue succionado por el espiral (caracol) que 
tira a las aves hacia el agua. “Cuando llegaron, los mecánicos querían 
cortar el tanque y sacar a Marcos por abajo, pero en lugar de eso, el 
control de calidad de la empresa determinó que se invirtiera el sentido de 
rotación de los espirales. No resultó y el trabajador fue prácticamente 
cortado a la mitad”, recuerda el auxiliar de inspección general en Seara/Cargill. 
Según Clodoaldo, en el momento en que los espirales tiraron al 
trabajador hacia abajo, Marcos fue triturado vivo, la máquina cortó 
nervios y columna y le prensó la cabeza: “Estuve con la chica que presenció 
todo, oyó los gritos de auxilio, fue terrible”. 
  
Durante este tiempo, la familia ya debería haber recibido el 
dinero del seguro privado (cerca de 20 mil reales), cuyo plazo es de un mes. 
Pasaron más de tres. Además, la empresa ya debería haber sido notificada 
judicialmente y condenada a indemnizar monetariamente -con algunas centenas 
de miles de reales- a la familia, ya que sucedió un accidente fatal por el 
cual tiene responsabilidad incuestionable. Nada de eso ocurrió, y la esposa,
Edneuza Pereira, y las hijas Greice Nelly, de 4 años, y 
Kellijane, de 3, fueron completamente abandonadas por Cargill. 
Sin recursos, regresaron a la aldea, amparadas por los padres de Edneuza 
y un salario mínimo de la Seguridad Social. La cocina, el placard, heladera 
y sofá están en la casa de la hermana en la capital, Campo Grande, a 60 
kilómetros de Sidrolândia, lo más cercano a la aldea que el menguado dinero 
de la rescisión del contrato -ella misma era trabajadora de Cargill- 
logró hacer llegar. El ropero más nuevo y más grande quedó en la casa de 
alquiler, no entraba en el vehículo. 
  
Luego de la tragedia, informa Clodoaldo, “todo fue 
enteramente modificado por la empresa la noche del accidente. Disminuyeron 
la altura de las plataformas cercanas al chiller, pues antes te golpeabas la 
cabeza, había que andar curvados, quedando bien al borde del tanque, sin la 
mínima seguridad. Ese desnivel acentuado favoreció la caída de Marcos. 
También colocaron chapas de protección de acero inoxidable alrededor del 
chiller, un ítem de seguridad que nunca existió. Además, ahora la limpieza 
se realiza con la máquina apagada, colocaron sensores, bajaron la tubulación 
para leer los hidrómetros que quedaban arriba, cerca de los bordes del pre 
chiller, y el local quedó totalmente aislado”.  
  
Según Sergio Bolzan, de la ejecutiva de la Federación 
de los Trabajadores de la Alimentación de Mato Grosso do Sul y presidente 
del Sindaves, “Hubo adulteración de la escena del accidente, pues 
cuando los fiscales del Ministerio de Trabajo llegaron para inspeccionar ya 
habían realizado modificaciones de seguridad en la plataforma y en la 
máquina”. 
  
Se suma al abuso el intento de transformar a la víctima en 
victimario. Apostando al prejuicio contra los indígenas, un rumor afirmaba 
que Marcos se habría suicidado. El hecho es que los casos de suicidio 
de indios ocurren en la región de Dourados, junto a los Kiowá Guaraní, y 
Marcos era un Terena, en cuya populosa aldea nunca se supo de un solo 
caso de suicidio. Sin mencionar la forma estúpida en la que el joven padre 
habría decidido sacrificarse en el altar del lucro fácil, erguido por la 
multinacional. 
  
Madre Rosalina 
  
Encontramos a la madre de Marcos, Rosalina, a 
la llegada al cementerio de la aldea, después de una exhaustiva caminata de 
seis kilómetros que ella, a pesar de su edad, realiza todos los fines de 
semana para depositar flores en la tumba de su hijo. “Todos los meses él me 
llamaba y yo iba a Sidrolândia. El sábado antes de morir Marcos me 
invitó a la presentación del bate- pau*, que preparó para presentar 
el Día del Indio (19 de abril). Marcos estaba animado, saludable. Me 
dijo: Mamá, va a quedar lindo esto”. 
  
Director de la Escuela Municipal Indígena “Nicolau Horta 
Barbosa”, el hermano de Marcos Antonio, profesor Edílson, 
recuerda el amor de su hermano por el fútbol, al que jugaba todos los fines 
de semana con los indios amigos en Sidrolândia, donde hay una aldea dentro 
de la ciudad. “Era hincha del São Paulo y le gustaba jugar de 
centrocampista. Vivía feliz con la esposa y las dos hijas. Se fue a la 
ciudad porque planeaba un mejor futuro para las niñas. Eso del suicidio es 
absurdo, muy cruel”, relató Edilson. El hermano recuerda orgulloso 
que, luego que fueron informados del accidente, todos los indios salieron de 
la línea de producción en solidaridad. 
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La madre Rosalina y 
Edílson, 
-hermano 
 de Marcos-
muestran el informe forense-triturado  | 
 
 
 
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Durante la corta estadía, fuimos al cementerio, rodeado por 
el verde deslumbrante del bosque, donde la 
madre de Edneuza lloró por el yerno como quien llora por un hijo. 
Mientras entonaba el cántico Terena a los muertos, movía las manos y clamaba 
a los cielos para que dios ayudara a acelerar la justicia del hombre blanco. 
Presenciamos todo con esperanza de que el pedido fuese atendido. 
  
Nos despedimos de Edilson al lado de doña Rosalina, 
que sostenía el resultado de la autopsia, como si allí aún no estuviese 
todo.  
  
El examen forense concluyó que “Frente lo observado, podemos 
concluir que examinamos el cuerpo en estado de muerte real, cuya causa 
mortis fue politraumatismo por aplastamiento torácico”. ¿Cuál es la 
causa de la muerte? “Shock hipovolémico (desangrado) por hemorragia 
aguda interna”. ¿Cuál fue el instrumento, agente o medio que la produjo? 
“Acción contundente”. 
  
Entrevistamos a Lucimari Galhardi, técnica en 
enfermería del Hospital Beneficente “Elvira Silvério Barbosa”, quien recibió 
el cadáver. “Pidieron la ambulancia, pero cuando nos preparábamos para 
salir, llegaron con Marcos en el auto de la empresa. El cuerpo llegó 
sin vida, con abundantes hematomas en el tórax, muchas excoriaciones, 
aparente fractura de nariz, y con orificio en la región occipital, en la 
frente, grande y profundo. Tenía señales de aplastamiento, como si hubiese 
sido retorcido, lleno de hematomas y señales de sangre muy coagulada. Cuando 
fuimos a sacarle la ropa, toda mojada, y al voltear el cuerpo percibimos un 
sangrado, vimos que tenía otro orificio en la columna vertebral. El orificio 
era muy grande, daba para colocar las dos manos juntas en él, una sobre la 
otra. El usaba una capa de plástico para no mojar el uniforme, estaba de 
botas, de medias. La capa no estaba rota, solo en la espalda. El corte fue 
en la región frontal y en la espalda. La ropa no estaba arrugada, estaba 
aplastada. El informe está completo y correcto”. 
  
Moliendo carne humana 
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La Libreta de trabajo 
de Marcos y la  
tumba en el cementerio 
indígena  | 
 
 
 
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El pre-chiller es un tanque de diez metros de largo, donde el 
pollo recorre el caracol, que tira el ave para que sea sumergida a una 
temperatura de 16 grados, recibiendo el primer choque térmico para cerrar 
los poros y que no entre agua. Hay un espiral, un caracol, que va desde el 
fondo del tanque hasta el borde y tiene cerca de dos metros de altura. El 
caracol realiza un trabajo continuo y lento, haciendo un giro completo 
alrededor del propio eje en dos o tres minutos. “Fue en el inicio del 
caracol que Marcos debe haber sido tirado desde la espalda, cuando 
estaba agachado, limpiando, pues tiene que quedar sobre el borde del tanque, 
para realizar la higiene manual. Ahí debe haber sido absorbido”, explica 
Clodoaldo. 
  
En realidad, esta plataforma móvil era usada para hacer la 
higiene con el chiller encendido, hoy eso no se hace más. La plataforma 
también era utilizada para leer el hidrómetro, para saber qué cantidad de 
litros de agua se consume por pollo. Antes estos hidrómetros estaban en el 
borde del pre-chiller. Ahora fueron removidos y están a un metro y medio del 
piso. 
   
Cuenta Clodoaldo: “Entonces comenzó el movimiento del 
personal, donde el caracol ya había sido detenido. Marcos ya estaba 
debajo del caracol, allí, entre el caracol y la pared del pre chiller. En 
verdad, si hay algo entre el caracol y la pared, el caracol lo desarma. La 
fuerza de este caracol para empujar los pollos es de 8 a 15 mil quilos. Se 
desarmó con Marcos allí abajo, sumergido en el agua, y recorriendo un 
trayecto de un metro y medio hasta llegar al fondo, siendo exprimido. Fue 
todo inmediato. Uno de los mecánicos pidió que fuera abierto, cortado el 
tanque por abajo para que Marcos fuese retirado. Entonces llegó el 
responsable de los mecánicos y dijo que no, no lo haremos porque eso 
retrasará el reinicio del abatido. Resolvieron invertir el caracol y de ahí 
ya todos saben lo que sucedió...” 
  
Bolzan 
resalta que “nada que venga de Seara/Cargill sorprende, pues si la 
empresa despide por justa causa a trabajadores que ella misma inutilizó y 
echa a funcionarios en vísperas de que se operen, insistiendo en la 
subnotificación de accidentes de trabajo para no tener que pagar por 
lesiones y mutilaciones, ni qué hablar en casos como éste, donde tendrá que 
pagar un indemnización enorme a la familia.” 
  
El presidente de la Confederación Nacional de los 
Trabajadores de la Industria de la Alimentación (CONTAC/CUT) y 
coordinador del Instituto Nacional de la Salud en el Trabajo (INST),
Siderlei de Oliveira, exhorta que “Es hora de que las autoridades se 
movilicen y den un basta, pues Cargill ya fue demasiado lejos. La 
familia necesita ser indemnizada y la empresa castigada de forma ejemplar”. 
Para Siderlei, “Ante tantas y tan hartas demostraciones de barbarie, 
son necesarias acciones y fiscalizaciones más rigurosas, involucrando los 
Ministerios de Trabajo, de Salud y de Previsión Social en una verdadera 
alianza para darle fin a las arbitrariedades de esta transnacional que ha 
diseminado, a través de la sobreexplotación y de la intensidad del ritmo de 
trabajo, lesiones y mutilaciones en todo el país”. 
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Leonardo Wexell 
Severo 
 
CONTAC/CUT 
9 de julho de 2007  | 
 
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Fotos: CUT Brasil 
 
  
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