Con el uruguayo Daniel Viglietti

(segunda parte)

Esas ideas fijas que se mueven rápido

 

 

 En esta segunda parte de la entrevista que concediera a Rel-UITA veinte años después de su retorno del exilio, Viglietti se refiere a las posibilidades de renovación de la canción uruguaya, su próximo disco, sus expectativas ante la perspectiva de un cambio político en su país.

  

 

Uruguay   9-09-2004

 

El hilo cultural

Con Daniel Viglietti (primera parte)

 

Por Rubén Yizmeyián

 

-Estando en el exilio manifestaste que la canción uruguaya estaba viva. Hoy, ¿cómo la percibís?

 

-Yo creo que siempre da signos de vitalidad. Soy de los que evitan caer en la tentación de enclaustrarse en una época, en un concepto. Yo mismo no estoy haciendo lo mismo que hacía en los 70, en los 80, quizás ni en los 90. Siempre hay un intento de evolución. Si lo logro o no lo dirá el público, lo dirán los demás. Y siento también que en general esos intentos de renovación también se dan en la corriente de música popular. La música de ahora sin dudas no es igual a la de Los Olimareños pero tampoco puede ser igual a la de Larbanois-Carrero, que ya están mayorcitos, o a la de Los que iban cantando, que fueron aquellas maravillas que irrumpieron en el año 77, esa generación que yo llamo la generación Lazaroff1. Tiene que ser otra cosa, pero hay músicos que siguen evolucionando, algunos ya mayorcitos como Rubén Olivera, Mauricio Ubal, Leo Maslíah, Fernando Cabrera, Mariana Ingold, Laura Canoura, y tantas voces que andan por ahí, como Rubén Rada, que es mi generación, o gente de esa misma generación que tuvieron más difusión, más popularidad, como Jaime Roos.

 

-¿Te gusta Jorge Drexler?

 

-Drexler es relativamente más reciente, aunque no tan joven. Haciendo un lenguaje propio, haciendo un lenguaje suyo, él y sus dos hermanos están haciendo música. Quiere decir que hay señales de vitalidad en nuestra música. Uno a veces desearía un poco más de compromiso, más que en las canciones mismas, en el accionar, en comprometerse un poco más con esto de la solidaridad. Son momentos difíciles, yo trato de entender esa dificultad y confío en que sigan abriendo caminos, porque además en el relevo nosotros no vamos a estar y las cuerdas van a quedar en manos de ellos.

 

-Cambiaron los tiempos, los momentos, las épocas, pero, ¿seguís expresando al cantar aquella misma rebeldía social y política de los 60 y los 70?

 

-De otra manera. Alguna vez dije que tengo ideas fijas que se mueven a veces muy rápido, no sé si tan rápido como las estrellas. Son ideas fijas en el sentido que hay ciertos conceptos en que no bajo las banderas. El cambio tiene que ser lo más a fondo posible y puede ser un camino más largo del que imaginábamos, sin dudas.

 

-Hace unos días, en el festejo de los 25 años de la murga Falta y Resto, una multitudinaria audiencia, básicamente juvenil, recibió tu presencia y tus canciones con una ovación cerrada. Lindo reconocimiento, ¿no?

 

-Eso es muy lindo y quiere decir que hay un sedimento cultural por el cual una de esas canciones o un poema de Mario Benedetti o un texto de Eduardo Galeano pueden ser escuchados con otros oídos. O que aquella canción que escribió Rada hace años, “Biafra”, puede ser escuchada con oídos jóvenes con una sensibilidad nueva. Yo sé que los ídolos de esos jóvenes no somos nosotros los veteranos. Lo sé perfectamente, y sería tremendo que fuera así. Sería como que mi ídolo cuando tenía 18 años hubiera sido Gardel antes que Rada. Pero es importante que en ese panorama sea como una luz de referencia, la luz de una época, de un período, de una manera de ver las cosas, de un determinado sentimiento en un contexto.

 

-Pasaron como 10 años de "Esdrújulo", tu última grabación. Háblame del álbum que estás preparando.

 

-Estaba en una disyuntiva: o seguía detenido esperando hacer el disco de estudio, el disco más o menos normal que se hace en una carrera según las normas del sistema, o adelantaba el trabajo y hacía algo a partir de cosas grabadas en vivo. Entonces, estoy haciendo una selección de temas en vivo donde se mezclan cosas nuevas que no han sido grabadas hasta ahora con algunas canciones raras, no tan ubicables o en versiones diferentes. Ese material lo empiezo a seleccionar, armar y editar, ahora. Lo voy a hacer junto a músicos que me van a apoyar en esto y lo voy a sacar en Ayuí-Tacuabé, que me parece que es un sello ejemplar, no sólo en Uruguay. No quiero firmar con la huella digital la fecha de salida pero será después de las elecciones del 31 de octubre.

 

-Con motivo de la celebración de tus 40 años de trayectoria profesional, ¿qué hay en materia de recitales y presentaciones?

 

-Todo va un poco ligado con el disco. Esta es la primera entrevista que hago después de haber cumplido el 1 de setiembre 20 años de mi regreso al Uruguay. Ese día, cuando llegué al aeropuerto fui directo a la conferencia de prensa en el sindicato bancario. Allí estaba Rubén Castillo2, y llegué acompañado entre otros nada menos que de Atahualpa del Cioppo3 que se reintegraba también al país. Y luego la caravana de autos por la rambla de Montevideo, gente, banderas, tremendo. Después de la conferencia de prensa, me fui a descansar a casa de uno de los componentes del grupo Rumbo y de ahí al Franzini, la cancha de Defensor que era una maravilla (conste que soy hincha de Peñarol y de Racing, este último por el barrio donde nací). Ayer lo recordaba y me emocioné con aquella entrada a la cancha, fue maravilloso. Pese a que pasaron 20 años vive plenamente en mi memoria. Justamente esta semana hice el programa televisivo sobre el retorno mostrando imágenes sobre ese día.

 

-¿Cuáles son tus expectativas ante la posibilidad de que en Uruguay gane las elecciones el Encuentro Progresista-Frente Amplio y pueda desarrollar un gobierno de izquierda?

 

-Creo que es necesario un cambio histórico en este país, se cae de maduro, es un hecho que más de la mitad del país lo reclama. Creo, incluso, que hay sectores que van a votar a los partidos tradicionales que ya lo hacen con dudas, con la mano dudosa, digamos. Es evidente que muchos componentes de esos partidos han ido agrandando las filas del Frente Amplio. Creo que después vendrá una etapa de desafío muy grande pero que es un camino que hay que transitar. En ese camino se verá qué es lo que realmente el Frente va a realizar de lo que ha pensado, de lo que ha prometido. Eso que dice el himno nacional, "sabremos cumplir", se puede poner entre signos de pregunta: ¿sabremos cumplir? Pero para llegar a eso hay que entonar esta etapa, que no es un himno sino una etapa muy dura de trabajo, sobre todo en los primeros tiempos. Lo fundamental está en que la gente tenga los pies en la calle, en eso que se ha perdido un poco, en esa militancia de base, ese estar en la situación, ya que a veces la palabra militancia puede asustar a algunos. No depender de las cúpulas, de los grandes nombres, sino que ellos sean intérpretes de un reclamo que venga empujado desde abajo. Así como las canciones no decidieron el destino de ninguna lucha ni indicaron por dónde había que ir sino que fueron reflejo de lo que la gente estaba haciendo, no hay depender de cúpulas ni de canciones.

 

-¿Se puede cambiar a alguien con una canción? ¿Tu compromiso no era simplemente testimonial?

 

-La canción es algo muy frágil, muy pequeño. Creo que el cambio de un ser humano involucra muchos aspectos, entre ellos, la influencia de la cultura. Pero lo pongo como una de las influencias, hay una cantidad de razones para cambiar. Las más fuertes son las sociales. El hambre no es comparable a un poema, es una cosa directa: el sufrimiento, el frío en una noche de invierno, las criaturas necesitando remedios que no tienen. Sabemos que eso se padece en nuestro país y es dramático. Eso creo que es lo más fuerte, pero es cierto que el hecho artístico entra por otras vías, mágicas, que a veces salen de un viejo receptor de radio arrinconado. Hay muchas maneras de que una canción llegue. Incluso hay diferencias con el libro, porque para el libro hay que saber leer, hay que comprarlo, también hay que comprar el disco pero la radio es una vía muy importante. Yo siento que la canción es un elemento más para cambiar. Yo diría qué lindo si cambiamos al ser humano también con la influencia del trabajo cultural, no sin el trabajo cultural.

 

-Si tuvieras que hacer un disco o un recital con la gente referente, tus amigos, ¿quiénes no podrían faltar?

 

-Tendría que resucitar a varios y andaría cerca de llenar un ómnibus. Lo primero que lamentaría es no poder invitar a Yupanqui y a tantos otros por el camino, y tantos poetas que siento tan cercanos como los músicos. Pero bueno, sería un equipo que quien oye mi programa radial "Tímpano", o quien siga "Párpado" por televisión podría armar.

 

-A través del compromiso has demostrado que se puede vivir con principios. ¿Te sentís un tipo querido, sos un tipo feliz?

 

-Bueno, a mí me parece que si uno dice que es feliz así, plenamente, estaría al límite de la indecencia por todo lo que pasa alrededor nuestro, ¿verdad? En la cuota de mi área, de mi persona, yo creo que sí, que me siento bastante feliz, pero hay una distancia muy grande de lo que es una plenitud por todo lo que me rodea. Y no sólo por todo lo que me rodea en este país sino por todo lo que está ocurriendo en el mundo, que es terrible, es terrible. La gente a veces no percibe cómo la postura de los iraquíes frente a la invasión norteamericana, cómo la postura de los palestinos frente a lo que está haciendo el gobierno de Israel –que no es el pueblo de Israel–, con esa postura están defendiendo lo mejor del ser humano. Y hay que ver cómo los están castigando, bombardeando todos los días, ahora que ya no es noticia. En Irak, en silencio, y en Palestina, con los presos en huelga de hambre hace ya semanas en las cárceles...

 

-¿Se puede ser optimista, entonces...?

 

-Yo trato, porque creo que el hombre ha logrado atravesar cosas terribles y lo va a seguir haciendo. Pero debemos crear un mundo donde no haya que tener estas pérdidas y estas cosas tan horrorosas. Por eso todo vale la pena.

 

 

Rubén Yizmeyián

© Rel-UITA

17 de setiembre de 2004

 

 

 

1 En homenaje al cantautor uruguayo Jorge Lazaroff, fallecido en 1989 a los 39 años de edad.

2 Famoso locutor uruguayo. Jugó un importante papel en la resistencia cultural a la dictadura.

3 Director teatral uruguayo, fundador del grupo de teatro independiente El Galpón.

  

 

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