Brasil

 
XXIII Premio Derechos Humanos del Periodismo

Con Tamara Hendel, de la productora Cuatro Cabezas

“Este premio nos confirma

que vale la pena continuar”

 

Es la productora ejecutiva de La Liga en Argentina, y fue la responsable de replicar el mismo formato para la televisión española. Tamara contó para la Rel-UITA los sabores y sinsabores de producir un programa como éste, habló sobre la independencia de criterio, del tesón, el corazón y la inteligencia que demanda La Liga para cumplir con su propósito: hacer reflexionar y sonreír al mismo tiempo

 

-¿Cómo te vinculaste a la televisión y a La Liga?

-Primero hice un breve pasaje por algo llamado Telenoche Investiga y que forma parte del noticiero de Canal 13. Era muy joven, me sentía muy cansada y decidí dejar eso y empecé con Chicos al Ataque, un programa infantil. Un día alguien me invitó a comer un asado en la casa de Gerardo Brandy que entonces era el productor ejecutivo de Punto Doc, un programa de Cuatro cabezas. A partir de ese conocimiento inicial presenté algunas ideas como free lance y me fui relacionando con la productora. Punto Doc me aceptó dos de las propuestas que llevé, las hice y después quedé estable en el grupo de productores que trabajaban para Punto Doc. Pasando el tiempo llegué a ser coordinadora de producción y después productora ejecutiva del programa, y cuando terminó el ciclo de Punto Doc la empresa quería hacer un periodístico diferente, que mantuviera el nivel de información y denuncia pero con toques de humor, y con una fuerte personalidad audiovisual. La Liga tiene mucha creatividad en su relato, y es fruto de meses de trabajo de mucha gente hasta que se logró definir el formato que tiene hoy. En la actualidad soy la productora ejecutiva de La Liga en Argentina y en España.

 

-¿Cómo llegó La Liga a España?

-Es el mismo formato que en la versión argentina, y yo fui encargada de replicarlo en España. Buscamos gente y la formamos para que pudieran sacarle partido a la propuesta periodística y estética de La Liga. 1Equipo, como se llama allá el programa, estuvo saliendo toda la temporada con bastante éxito, y es probable que continúe.

 

-¿Hay similitudes entre los programas de Argentina y de España?

-Hay muchas, porque además del planteo estético similar, La Liga toma siempre “grandes temas”, como por ejemplo la desigualdad social. Y eso es parecido en todas partes, como la corrupción, las transnacionales que agraden el medio ambiente, etcétera. Por tanto, el formato es muy adaptable a cualquier lugar. En Esquel, al sur de Argentina, existe una mina de oro muy contaminante sobre la cual hicimos un programa, y por supuesto que encontramos una mina similar en España. Enfocamos también la discriminación racial, estética o social, y aunque según el país cambia el color y el idioma de los discriminados, el prejuicio es el mismo.

 

-¿Qué es lo que ha cambiado en la televisión para que ahora se puedan tratar estos temas y con un enfoque desafiante del status quo?

-Ocurre que Cuatro Cabezas es una empresa independiente que se otorga la libertad de producir este tipo de cosas.

 

-Pero hay quien las compra y las difunde.

-Sí, y tal vez esa es otra habilidad de Cuatro Cabezas, lograr que un producto tenga las dos cosas: una presentación muy atractiva y vendible junto a una línea editorial clara y comprometida. En esto influye mucho la estética de la productora, porque tanto en La Liga como en Caiga Quien Caiga, entre la edición, la postproducción y la manera de contar cualquier denuncia se hace mucho más digerible. Decimos lo mismo que otros programas o documentales, pero lo hacemos de otra forma.

 

-¿Puede influir en la aceptación de estos formatos que los argentinos vienen del “que se vayan todos”, y eso incluyó a cierta modalidad de informar y hacer televisión?

-La gente está cansada de que la engañen. Más allá de los gobiernos que pasan, la gente siempre siente que está mal, porque muchos están realmente mal. Ese es el desafío: como contarle a la gente lo que ya sabe, intuye o sospecha, pero de una manera amena, bella e inteligente. No sé si lo logramos, pero esa es la intención, para que la gente vuelva a vernos.

 Lista completa de ganadores

del 23º Premio Derechos

 Humanos de Periodismo

XXIII PRÊMIO DIREITOS HUMANOS - Vencedores

 

-¿Cómo surgió la idea del programa premiado?

-En La Liga nos decimos que algunos temas nos convocan a  investigarnos como sociedad, inclusive a interpelarnos, para entender lo que ocurre a veces en la propia puerta de nuestras casas. La vorágine de la rutina diaria hace que muchas veces pasemos de largo junto a situaciones, hechos que deberían importarnos mucho. Con este tema empezamos haciéndonos las preguntas para las cuales aún no teníamos respuestas: ¿qué es una papelera?, ¿contamina o no?, ¿es legal o ilegal?, ¿nos perjudicará realmente? Empezamos los primeros cortes en el verano pasado, ya pensando en la segunda temporada de La Liga en Buenos Aires, y averiguando lo que estaba viviendo el grupo de vecinos de la ciudad argentina Gualeguaychú, que empezó a levantar su voz contra las plantas de celulosa. Luego pusimos todo un equipo de investigación a trabajar el tema y así se fue armando lo que resultó en el programa “Jugando al huevo podrido”, en alusión al mal olor que despiden estas plantas cuando están en funcionamiento.

 

-Cuándo dices “todo un equipo”,¿a cuánta gente te refieres?

-A unas 30 personas que en los diferentes ámbitos y funciones trabajan para cada programa. Hay productores periodísticos, editores, productores, postproductores, todo el grupo de rodaje, en fin… Todo empieza con los productores que son quienes hacen los primeros contactos en el terreno y luego, en reuniones con todo el equipo, se evalúa si se continúa con ese tema o se toma otro. Cuando se decide avanzar ya entra en juego todo el equipo y muchas veces dos o tres grupos trabajan en paralelo. Esto se fundamenta en que La Liga propone algo que llamamos “la multimirada”, lo que permite una percepción más rica de una historia o un hecho. En este caso concreto, por ejemplo, los postproductores buscaron mapas de la zona e ideando formas amenas de explicar procesos complejos, los camarógrafos fueron analizando la posible estética para grabar…

 

-¿Y todo eso se sintetiza en un guión?

-Los informes de La Liga están guionados, claro, en el sentido de que partimos con una idea ordenada de cómo se desarrollará el relato, de qué manera lo haremos o con qué aspectos haremos un chiste. Nuestro único secreto es no apartarnos del llano, contar las cosas que sabemos sin ninguna pretensión. Esa es una búsqueda permanente en nuestro trabajo porque sabemos que en lo simple encontraremos el resultado satisfactorio.

 

Gerardo Brandy interviene apara aportar un ejemplo, y relata que “En el programa sobre la mina de oro contamos cómo es todo el proceso de extracción y posterior tratamiento como si se tratara de una receta de cocina: tomamos una montaña, le quitamos lo de adentro, lo llevamos aparte, lo mezclamos con cianuro… y así llegamos a que lo que queda se lo lleva el agua o permanece allí como residuos”.

 

Hay que reconocer que hay cosas importantes que habitualmente, y aunque con las mejores intenciones, son explicadas de forma aburrida. Nosotros queremos romper eso.

 

-Es de suponer que también encuentran muchos obstáculos para concretar las investigaciones y los propios rodajes que, muchas veces, ocurren en “territorio hostil”.

-Es complicado porque cuanto más ríspido es un tema, quienes se sienten o se saben responsables menos quieren que se divulgue. Lo que está pasando en nuestros países es que la impunidad que hemos vivido durante tanto tiempo hace que muchos crean que sus abusos no se van a conocer, que a nadie le importa nada del otro, o que con un simple llamado telefónico a la oficina indicada se impide la emisión de un programa. Entonces tratamos de trabajar de la manera más oculta posible, porque siguen existiendo las amenazas de todo tipo, contra nosotros y contra quienes nos aportan sus testimonios. Llegar a un lugar donde hasta el día anterior había gente y no encontrar a nadie, o perder de vista a los damnificados que repentinamente “se fueron de vacaciones” o “a visitar a una tía”, es moneda corriente. Otras veces confiesan haber sido amenazados y no atreverse a testificar ante cámaras. Por eso para nosotros cada programa que logramos poner al aire es un verdadero parto y hace que nos sintamos muy orgullosos.

 

-Y todo este esfuerzo confluye en tres personajes que son los que aparecen en la pantalla interpretando la partitura que ustedes escriben, aunque supongo que no de una manera estricta…

Brasil   15-12-2006

"Creatividad, desenfado y rigurosidad periodística"

Con Gerardo Brandy, de Cuatro Cabezas

XXIII Premio Derechos Humanos del Periodismo

Por Carlos Amorín

-Todo está hecho en función de sus personalidades y especialidades. Antes de salir a hacer cada nota hacemos el ejercicio de pensar qué queremos traer de regreso en las cintas. Tanto María Julia Oliván como Daniel Malnatti y Diego Alonso, cada uno tiene un perfil muy definido y con el tiempo ya sabemos de memoria quién hará cada cosa que pensamos o tenemos. Cada cual pone una cierta dosis de su sello personal, y entre los tres conforman un equipo muy fuerte.

 

-¿Qué significa este premio para ti?

-Personalmente, y en nombre de todo el equipo, debo decir que es un honor estar acá y recibir este premio. La gente que trabaja para hacerlo no sólo lo hace por un salario, sino que le pone realmente el corazón. Muchas veces digo  que la gente que trabaja en La Liga es porque le gusta la propuesta, porque de lo contrario es muy difícil de soportar la cantidad de horas de trabajo, el sacrificio de las familias que a veces nos ven llegar a las dos o tres de la mañana después de estar editando o guionando de apuro, trabajar con temas difíciles de abordar y teniendo que volver a arrancar enseguida después que terminas. Es muy exigente. Por otra parte, soy de las que cree que Cuatro Cabezas es una empresa que realmente quiere cambiar algunas cosas. No es común, por ejemplo, encontrar a una mujer dirigiendo programas como éste. A veces uno se siente muy cansado, tiene dudas sobre la utilidad de lo que hace, se pregunta para qué dejo a mi hija* en casa y me vengo a trabajar. Y es ahí cuando un premio como éste, vinculado a los derechos humanos, hace que uno se diga que realmente vale la pena hacer el esfuerzo de tratar de contar las cosas de un modo diferente porque, después de todo, del otro lado hay alguien que lo recibe y lo valora.

Carlos Amorín

© Rel-UITA

15 de diciembre de 2006

Carlos Amorín

 

 

 

*Helena, de tres meses de edad, quien también viajó a recibir el premio.

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