Nicaragua

Procuraduría inicia proceso
civil contra Grupo Barceló

  

En un informe ejecutivo dado a conocer el pasado 4 de junio, la Procuraduría General de la República (PGR) decidió iniciar “un proceso civil en la vía ordinaria y con acciones acumuladas de resolución de contrato de compraventa, daños y perjuicios, cancelación de cuenta registral a las sociedades mercantiles llamadas Hotel Montelimar SA y Auxiliar SA, y la restitución del complejo turístico Montelimar a patrimonio del Estado”.

Hernán Estrada

 

Según el procurador Hernán Estrada, “La demanda y acciones civiles contra estas entidades jurídicas (NdR: vinculadas a la transnacional española Grupo Barceló), tienen sus orígenes en el incumplimiento del contrato de compraventa suscrito en 1993, con el cual se vendía, traspasaba y cedía el inmueble que consta de 297,7 manzanas (209 hectáreas) y sus mejoras. Éstas consistieron en aeropuerto, centro de convenciones, discotecas, 202 habitaciones, recepción, casona, gimnasio, habitaciones de edificio central y una cantidad de bienes muebles; todo por un precio en efectivo y a la suscripción del contrato por la suma de 3 millones de dólares y diez cuotas anuales, después de tres años de gracia, por un monto de 1,45 millones de dólares”. Esta cantidad se cancelaría de acuerdo a una tabla porcentual del nivel ocupacional de las 202 habitaciones que sería fiscalizada por una firma internacional que Hotel Montelimar escogería y financiaría.

 

Según el representante legal de Hotel Montelimar SA (Barceló), Tomás Delaney, ex funcionario del gobierno de Violeta Barrios de Chamorro, esa deuda nunca existió, en cuanto las diferentes auditorías realizadas por la firma internacional Price Waterhouse demostraron que no se alcanzaron los niveles ocupacionales mínimos necesarios para exigir el pago de las cuotas.

 

Para la Procuraduría, estas declaraciones no tienen fundamento, en cuanto hubo una alteración significativa de la cantidad de habitaciones que servían de referencia para hacer los cálculos del porcentaje de ocupación alcanzado.

El Hotel Montelimar (Auxiliar SA) –explica el informe ejecutivo presentado por el procurador Estrada–, con ánimo de no pagar y quedarse con un complejo turístico valorado en 30 millones de dólares, construyó 90 habitaciones más de las 202 existentes, con lo que el cálculo de medición porcentual de ocupación del hotel tergiversa el informe de la firma supervisora (contratada por ellos) ocultándole a las autoridades nicaragüenses la realidad sobre la que se pactó”.

 

Según el análisis del Procurador General, y pese a no constituir el objeto del litigio, el contrato contenía además diferentes vicios legales e irregularidades, como por ejemplo que se enajenó un bien inmueble en violación a la Ley Agraria del 17 de abril del 1917, y se dejó una obligación contraída bajo una condición que la hace depender de la pura voluntad del comprador (como la de comprobación de la ocupación por una firma contratada por ellos), entre otras.

 

Por todos estos motivos “la PGR, en aras de defender al Estado y el Estado de Derecho que todos aspiramos, ha demandado la  resolución del contrato en virtud de los incumplimientos del mismo, siendo que el mismo contrato expresa que por el solo hecho de faltar al pago de una sola cuota, se tiene por resuelto el mismo, es decir de mero derecho”, termina el informe ejecutivo.

 

Para Estrada, “eso es vergonzante y lesivo para Nicaragua. Espero que esa obligación no sea necesaria cobrarla por las vías legales, y que no nos desgastemos por la vía judicial. Si Barceló sigue sin querer reconocer esa deuda, el Estado tiene la rescisión del contrato y el Estado no ha renunciado a sus derechos”.

 

Grupo Barceló: misma política, misma actitud 

 

El pleito legal en el que se encuentra involucrado el Grupo Barceló es el reflejo de una política y una actitud empresarial que ha caracterizado la historia de esa transnacional.

Ernest Cañada

 

En declaraciones a Sirel, Ernest Cañada, miembro de Acción por un Turismo Responsable (ATR),* dijo que “La actuación de Barceló en el caso de Nicaragua no es algo extraño en sus procedimientos. Barceló se ha caracterizado desde sus orígenes por buscar siempre condiciones favorables por parte del Estado. Lo hizo durante la dictadura franquista en España y después con los gobiernos que siguieron. Y lo ha hecho también en República Dominicana, en Costa Rica o en México. Barceló –continuó Cañada– establece relaciones de favor con los gobiernos de turno que le garanticen seguridad a su inversión, y saben cómo hacerlo. Su historia como grupo empresarial muestra claramente este carácter oportunista y voraz, tan alejado de la imagen de responsabilidad con la que les gusta mostrarse. Barceló se vanagloria de su política de Responsabilidad Social Corporativa (RSC). En realidad ésta no es más que pura retórica, muy alejada de unas prácticas empresariales que no dudan en cercenar los derechos de sus trabajadores y presionar a los Estados para conseguir condiciones favorables para su inversión”.

 

A ese propósito, Cañada citó algunos ejemplos emblemáticos que apoyan sus afirmaciones. “Conocemos ejemplos escandalosos, como el Hospital de Higüey en la República Dominicana, documentado por Joan Boades, un investigador asociado a Acción por un Turismo Responsable, en el cual Barceló ha conseguido fondos públicos de la cooperación al desarrollo de España para financiar un hospital al lado de sus hoteles en un terreno aportado por el gobierno dominicano. Es decir, que movilizan recursos públicos de España y de República Dominicana que son después privatizados. Usan la RSC puramente como una estrategia de marketing y para beneficio propio. Las corporaciones transnacionales turísticas –continuó el miembro de ATR–, y muy especialmente las de capital español, llevan años chantajeando y aprovechándose de las poblaciones y los recursos naturales de México, el Caribe y Centroamérica. Gracias a la mitología construida en torno a los supuestos beneficios de la industria turística se han desarrollado políticas totalmente a su servicio, en lo que en el discurso neoliberal le llaman ‘mejorar el clima de negocios’. Y cuando los grupos oligárquicos locales no les facilitan las cosas, siempre tienen el recurso al chantaje y la amenaza de retirar inversiones, o los buenos oficios diplomáticos de las embajadas de España, siempre dispuestas a socorrer al capital español”, terminó Cañada.

 

Actitud antisindical

Marcial Cabrera

 

La violación a los derechos sindicales ha sido otro triste capítulo de esta historia. Según Marcial Cabrera, secretario general de la Federación Unitaria de Trabajadores de la Alimentación de Nicaragua (FUTATSCON), afiliada a la UITA, “la construcción del complejo turístico Montelimar, que costó aproximadamente unos 30 millones de dólares, fue un gran esfuerzo del gobierno revolucionario para desarrollar el turismo en Nicaragua. Pese a las muchas dificultades, como Federación de Hoteles y Restaurantes (FETRAHORESTUC) logramos formar un sindicato. Con la derrota electoral del Frente Sandinista -continuó Cabrera–, el nuevo gobierno de Violeta Barrios comenzó una política de reducción y desmantelamiento del aparato estatal y Montelimar no fue la excepción. Hubo varios oferentes, entre ellos grupos italianos y mexicanos que aparentemente hicieron ofertas muy ventajosas, pero al final Corporaciones Nacionales del Sector Público (CORNAP) y la Corporación de Turismo de Nicaragua (COTUR) decidieron aceptar la oferta del Grupo Barceló”.

 

Una de las condiciones impuesta por el Grupo Barceló fue la de recibir el complejo turístico sin empleados y, por lo tanto, sin sindicato.

“Como Federación –recordó el secretario general de FUTATSCON– tratamos de contrarrestar esta medida de la transnacional española, pero al final resultó imposible y comenzamos a negociar para que se respetara el pago de todas las prestaciones.

 

De los más de 250 trabajadores, el Grupo Barceló volvió a contratar solamente a unos 30, dejando afuera todos los que estaban afiliados al sindicato. En 1994 hicimos un intento de formar otro sindicato, pero no tuvimos éxito y los nuevos propietarios despidieron a los que se iban a afiliar.

 

Como FUTATSCON aplaudimos la decisión del Estado de querer recuperar un bien que fue parte del saqueo de estos gobiernos neoliberales a los bienes estatales. La venta del complejo turístico Montelimar a un precio tan bajo, demuestra una vez más que estos gobiernos no responden a los intereses populares, sino que a los de las transnacionales, y que, de alguna manera, sus funcionarios están involucrados por intereses personales”, concluyó Cabrera.

En Managua, Giorgio Trucchi

Rel-UITA

10 de junio de 2008

 

 

 

* www.turismo-responsable.org

 

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Foto 1: END

Fotos 2-3 Giorgio Trucchi

Foto 4: flickr.com

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