Alemania

Sección Agrocombustibles

 

Alerta científica contra la
producción de agrocombustibles

 

 

Científicos canadienses y estadounidenses alertan contra el impacto de la creciente producción de agrocombustibles en Estados Unidos. Pronostican el colapso ecológico del Golfo de México.

 

En la medida en que la producción y el consumo de agrocombustibles aumentan, crecen también las voces que alertan contra la tala de los bosques tropicales de América Latina y Asia y la creciente escasez de tierras cultivables para la producción de alimentos. Crecen también las dudas acerca de la eficacia de la producción de esos combustibles para reducir las emisiones de dióxido de carbono, y aumentan los indicios de que el fomento y subsidio de esos carburantes por los gobiernos de los países industrializados desembocará en la reducción de la producción de granos y la subsiguiente falta de alimentos. Algunos hablan incluso del peligro de hambrunas en varias regiones de la Tierra.

 

Ahora, un equipo de investigadores de las universidades de British Columbia (Canadá) y Wisconsin (Estados Unidos) reveló otro peligro de la producción de maíz para agrocombustibles: la contaminación de los cursos de agua. Concretamente, se trata de los efectos de los fertilizantes nitrogenados que se emplean masivamente en las plantaciones de maíz a orillas de los ríos Mississippi y Atchafalaya. Los nutrientes excedentes de esos abonos llegan a los ríos que los transportan hasta el mar, en este caso hasta el Golfo de México, donde el nitrógeno provoca un fuerte crecimiento de las algas, cuyo proceso de descomposición requiere cantidades crecientes de oxígeno que se sustrae a la fauna marítima. En otras palabras, aumentará la mortalidad de los peces.

 

Los investigadores prevén que si el gobierno estadounidense mantiene sus metas de producción de agrocombustibles habrá una ampliación de las “zonas muertas” ya existentes en el Golfo, que han alcanzado una extensión aproximada equivalente a un tercio del territorio de Uruguay,

 

No es la primera vez que los fertilizantes nitrogenados son estudiados críticamente. En 2007 un equipo de investigadores bajo la dirección del premio Nóbel holandés Paul Crutzen detectó la producción de grandes cantidades de dióxido nitroso (N2O), un gas invernadero, a causa del uso en gran escala de fertilizantes en las plantaciones. El efecto de esos gases tornaría negativo el saldo ecológico de la producción de agrocombustibles, al punto que, por ejemplo, en el caso del diesel de colza, las emisiones de gases invernaderos podrían llegar a superar en 70 por ciento las emisiones de combustibles convencionales.

 

Estos cálculos pueden ser complementados con otros que intentan cuantificar la emisión de dióxido de carbono durante el proceso de transformación de praderas naturales en plantaciones de cultivo intensivo. Según Joseph Fargione, de la ONG ambiental Nature Conservancy, de Minneapolis, el dióxido de carbono liberado durante la reconversión es 93 veces superior al ahorro que se logra anualmente mediante la producción de agrocombustibles. En palabras de Fargione: “Los agrocombustibles empeorarán el cambio climático por los próximos 93 años”.

 

En Montevideo, Dieter Schonebohm
Rel-UITA
12 de marzo de 2008

Con información de Der Spiegel y fuentes propias

 

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