El problema
del uso y abuso de agrotóxicos en Nicaragua es algo que ha
despertado la preocupación de muchos sectores de la
sociedad, incluyendo a las instituciones que están
directamente vinculadas a la protección de la salud humana y
el medio ambiente.
La trágica historia de los ex trabajadores azucareros y
bananeros del occidente de Nicaragua y su lucha por
el respeto de sus derechos, es algo que ya dio la vuelta al
mundo, cautivando el interés y la solidaridad nacional e
internacional. Sin embargo, representa solamente una pequeña
expresión de una problemática mucho más compleja y amplia.
Es en este contexto que los técnicos de los ministerios de
Salud, Agricultura y Ambiente consensuaron una resolución
para la prohibición o restricción de una larga lista de
herbicidas, agrotóxicos e insecticidas, clasificados entre
los más peligrosos.
Sirel
accedió a una entrevista exclusiva con el Dr. Jesús Marín,
director del Centro Nacional de Prevención y Control de
Sustancias Tóxicas del Ministerio de Salud (MINSA),
para conocer la situación que se vive en Nicaragua y
los contenidos de esta resolución.
-¿Cuál
es la dimensión del fenómeno en términos de afectaciones e
intoxicaciones por agrotóxicos?
-En los últimos años en Nicaragua las intoxicaciones
por agrotóxicos se han vuelto una epidemia. Relacionado con
eso, tenemos un gran problema con los intentos de suicidio
con estos químicos. La cantidad de fallecidos ha aumentado
mucho, pasando de 140 en el 2006 a 207 el año pasado. Uno de
los problemas que hubo es que entró y se vendió sin permiso
en todo el país la Fosfina. Cuando nos dimos cuenta que el
número de fallecidos y de afectados estaba aumentando,
pedimos la intervención del Ministerio de Agricultura (MAGFOR)
y se prohibió totalmente su venta y se decomisaron miles de
tabletas. En general, lo que hemos constatado es una muy
pobre fiscalización sobre la venta de estos agrotóxicos y al
mismo tiempo, se trata de productos altamente tóxicos. En el
caso de las intoxicaciones por aplicación de agrotóxicos a
cultivos, el año pasado tuvimos una ampliación de las áreas
sembradas y también un aumento de los periodos de siembra.
Esto fue originado por los daños causados por los fenómenos
naturales que obligaron a volver a sembrar más de una vez
los cultivos que se habían perdido. Por eso el uso de
agrotóxicos fue mucho mayor que en los años pasados.
Afortunadamente, los casos de intoxicaciones que detectamos
se mantuvieron casi iguales que en los años pasados,
llegando a un total aproximado de 1.265 casos. En esto ayudó
mucho el programa de capacitación para usuarios de
agrotóxicos, el manejo adecuado, los signos de riesgo, la
seguridad en la casa y cómo usar las bodegas. En total
capacitamos a 22.700 personas y a más de 250 médicos en la
atención a personas que llegan a la emergencia por
intoxicación.
-Hay un
estudio de la OPS que calcula en un 98 por ciento el
subregistro del MINSA en casos de intoxicaciones por
agrotóxicos. ¿Qué tan cierto es ese dato?
-Fue un estudio descriptivo en el cual llegaron a preguntar a
las personas si tenían algún síntoma de intoxicación y si
habían acudido a un Centro de Salud. Es por eso que
criticamos estos resultados, porque lo ideal hubiese sido
acompañar la entrevista con análisis de laboratorio para
confirmar las declaraciones de las personas entrevistadas.
Para calcular el subregistro real hay que tomar en cuenta
varios aspectos. De todas las intoxicaciones las que llegan
a buscar asistencia son las de moderadas a severas, mientras
que las intoxicaciones leves son auto tratadas o auto
reversibles y no se registran. Además, muchas intoxicaciones
son atendidas en los servicios privados y en el Seguro
Social. Al final creemos que el subregistro real es entre un
10 y 15 por ciento.
-Frente
a esta situación alarmante diferentes ministerios decidieron
estudiar una nueva resolución. ¿De qué se trata exactamente?
-Tenemos años de querer sacar una resolución que prohiba los
agrotóxicos que más daños provocan a la salud y al medio
ambiente. En todo el año pasado estuvimos trabajando con el
MAGFOR y el MARENA, y en el pasado mes de
diciembre se consensuó la forma técnica de una resolución
ministerial, la cual ya se pasó al Ministro de Agricultura
para su publicación.
-¿Cuáles
son los elementos novedosos de esta resolución?
-Lo que buscamos es prohibir el Metil Paration y el
Metamidofos, mientras que el Etoprofos ya está prohibido.
Queremos también restringir totalmente la venta libre de
Paraquat, Fosfina, Endosulfan, Clorpirifos y con eso
completar la resolución anterior que se sacó hace cuatro
años. Hay otros cincos productos que ya casi no tienen
presencia en Nicaragua por falta de importación, que
son Aldicarb, Carbofuran, Monocrotofos, Metomil y Terbufos.
En el caso de los 17 agrotóxicos que conforman la docena
sucia1
ya están totalmente prohibidos2.
-Uno de los problemas que diferentes organizaciones han
señalado no es sólo que haya una resolución que prohíba o
restrinja la venta de esos productos, sino la falta de
mecanismos de fiscalización y de control para que estas
resoluciones se cumplan. ¿Qué tipo de medidas van a
implementar?
-El principal instrumento que trae la resolución
es que la fiscalización no va a ser sólo del MAGFOR.
El problema que tuvimos en el pasado es que el MAGFOR
es la única institución que tiene el mandato de la ley para
ir a fiscalizar, mientras que ahora van a participar también
el MINSA y el MARENA. Ahora también estas
instituciones van a tener esta potestad.
-¿Van a contar también con el apoyo de las fuerzas
policiales para controlar la entrada ilegal en el país de
estos químicos?
-Esta es una de las grandes falsedades que
tenemos. Lo que entra en el país y lo que se vende ya está
debidamente registrado y la cantidad de contrabando es
mínima. El verdadero problema es la venta ilegal y el mismo
sistema de cómo se trabaja en Nicaragua para vender
agrotóxicos es una total barbaridad. Hay aproximadamente 15
empresas que importan y tienen representación en las
principales ciudades. Solamente 5 de ellas llegan a todos
los Departamentos y solo 1 tiene representación en todos los
municipios. Pero al final en cada municipio hay por lo menos
50 vendedores de agrotóxicos, de los cuales solo el 20 por
ciento está registrado. Estos son compradores de las grandes
empresas importadoras, las cuales prefieren vender el
producto en Managua y que se los lleven para los municipios,
no importa a quien después se los venda. Es por eso que la
mayoría de las ventas a nivel local son ilegales.
-¿Qué se puede hacer frente a esta situación?
-Es lo que mandata la nueva resolución, o sea que
podrán vender agrotóxicos sólo los que están legalizados. A
los otros se les va a cerrar la actividad y decomisar el
producto. En este caso van a intervenir diferentes sujetos,
como la alcaldía y la fuerza pública.
-Otro gran problema es qué se va a hacer con todos estos
agrotóxicos decomisados, porque para su eliminación se
necesita de una tecnología con la que Nicaragua no cuenta y
que además, es muy costosa.
-Actualmente tenemos aproximadamente 5 toneladas
de químicos y no sabemos que hacer con ellas. El MARENA
tiene contactos para enviarlas a Finlandia a través de un
proyecto para su eliminación, pero es un problema que se va
a presentar todos los años. Lo más importante ahora es
comenzar a arreglar todo el sistema. Por ejemplo, la ley
mandata que sea el dueño de estos agrotóxicos a cargar con
los costos de su eliminación, pero con este sistema de venta
el producto se va a decomisar en los municipios a vendedores
que no tienen representación arriba.
-Hay instancias muy importantes, como son el Comité de
Seguridad Química y la Comisión Nacional de Agrotóxicos, que
tengo entendido no se han reunido todavía desde que asumió
el nuevo gobierno. ¿A qué se debe este atraso?
-El Comité de Seguridad Química lo dirige
MARENA y ya hubo una primera reunión en enero y tenemos
previsto darle seguimiento en este mes. La que no se ha
reunido es la Comisión Nacional de Agrotóxicos, donde están
también las organizaciones de la sociedad civil. Ha sido un
problema de burocracia y de actualización de los
representantes de cada ministerio, que todavía no se ha
dado. Nosotros hemos solicitado esta reunión, pero por el
momento no se pudo.
-Cuando hablamos de agrotóxicos no podemos dejar de
mencionar los casos de los afectados del Nemagón y de la
Insuficiencia Renal Crónica (IRC). ¿Qué se ha hecho en este
primer año de nueva administración de Salud?
-Como MINSA nos toca dar atención y
también participar en las actividades de Salud Ocupacional
del MITRAB y en las investigaciones que se están
haciendo, pero el presupuesto no siempre nos lo permite. En
cuanto a la IRC, logramos hacer lo que nunca se hizo
en el pasado. Cinco hospitales -León, Chinandega, Estelí y
dos en Managua- están preparados para tratar con diálisis y
hemodiálisis lo casos que se presentan. Hay capacidad para
tratar 30 pacientes semanales en cada uno de estos
hospitales y suficiente medicamentos para cumplir con la
demanda. Pero el problema es que la gente no quiere llegar
porque le tiene terror a la diálisis y tiene la razón. En
los años anteriores se les ofrecía la diálisis intermitente
por crisis y se atendían solamente los casos en fase
terminal, evitando que fallecieran en este preciso momento.
Lo que se está ofreciendo ahora es darles la diálisis antes
de que lleguen a esta etapa y estamos hablando de un
tratamiento tres veces a la semana, llegando hasta la casa
de las personas para darles seguimiento y también el
tratamiento.
Otra cosa que se hizo es un estudio de la
situación de todos los pacientes. Lo que detectamos es que
sólo entre el 5 y el 7 por ciento necesita diálisis y
calculamos unas 200 a 300 personas que podríamos
perfectamente atender, pero en nuestros centros no estamos
atendiendo a esta cantidad de personas, porque, a pesar de
estarlos invitando, no llegan. El restante 95 por ciento
necesita solamente de tratamiento médico, pero como están en
una fase inicial y se sienten bien, tampoco llegan. Existe
una gran desinformación y desconfianza hacia el sistema de
Salud y en este caso necesitamos también de la ayuda de la
sociedad civil, para que se informe a la gente de esta nueva
oportunidad.
-¿Existe la posibilidad de detectar exactamente la causa de
esta epidemia de IRC?
-Necesitamos de la ayuda de los afectados, porque
en la fase inicial de la enfermedad hay la posibilidad de
detectar exactamente cuál fue la causa. Pero no están
llegando. La UNAN León está desarrollando una
investigación para detectar nuevos casos y se han encontrado
con el mismo problema.
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