El uso del
Paraquat en Nicaragua está restringido a través de la
Resolución Ministerial 23/2004 “Clasificación de productos
para el control de plaguicidas, sustancias tóxicas y
peligrosas”, pero sigue encabezando la lista de agrotóxicos
responsables de la mayoría de las intoxicaciones voluntarias
por intento de suicidio, al mismo tiempo que se sigue
permitiendo su uso en la producción de caña de azúcar, café,
algodón, entre otros.
En el marco del II Congreso Nacional de Toxicología Clínica,
la Dra. Jacqueline Berroteran, responsable de
Plaguicidas y Salud Ocupacional
del Centro de Información
Vigilancia y Asesoramiento Toxicológico (CIVATOX) del
Ministerio de Salud (MINSA),
presentó un estudio sobre las
intoxicaciones por Paraquat en Nicaragua.
“A lo largo de tres años (2005-2008), se elaboró
una ficha de registro de casos de intoxicaciones por
Paraquat en cinco hospitales del país y detectamos 388
casos de intoxicación, con una mortalidad muy alta, el 54
por ciento de los cuales fueron registrados en el
Departamento de Matagalpa, en el norte del país. Ese dato
-explicó Berroteran- está justificado por el alto uso
y disponibilidad de agrotóxicos en estas zonas del norte.
Con respecto a la edad de las personas intoxicadas, se
detectó un 6 por ciento entre menores de 15 años, mientras
que el grupo con mayor incidencia resultó ser entre 15 y 25
años, que representa el 66 por ciento de los intoxicados,
con una prevalencia total de hombres del 72 por ciento”.
El estudio reveló también que la intoxicación por
Paraquat está fuertemente relacionada con el modo
intencional, representando el 74 por ciento de los casos
detectados, entre ellos el 54 por ciento como intentos de
suicidios y el 20 por ciento como suicidios consumados. El
restante 13 por ciento corresponde a intoxicaciones de tipo
laboral y otro 13 por ciento por motivos accidentales o mal
uso de la sustancia.
“Según las estadísticas de intoxicaciones a nivel
nacional, formulada por el Programa de Plaguicidas del
MINSA en el año 2007, el grupo de agrotóxicos que causa
el mayor número de intoxicaciones es el de los
organofosforados o inhibidores de la colinesterasa, como el
Metamidofos, Clorpirifos y Metil Paration. El segundo grupo
de mayor incidencia es el de los herbicidas, sobre todo los
bipiridilos, entre ellos el Paraquat. Un
tercer grupo es el de los fumigantes, donde la inmensa
mayoría de las intoxicaciones son por fosfuro de aluminio y
tienen carácter intencional y con un índice muy alto de
mortalidad” -dijo la responsable de agrotóxicos del
CIVATOX.
“Mientras en
el caso de los organofosforados la mayoría de las
intoxicaciones son de tipo laboral, por su alto uso a nivel
agrícola y por las condiciones en que se utilizan, en el
caso de los herbicidas, como el Paraquat, el principal modo
de intoxicación es el intencional
y en menor proporción el laboral y esta situación se refleja
en casi todos los países centroamericanos. Lamentablemente
se ha venido incrementando el uso del Paraquat con
fines suicidas y según las estadísticas del MINSA,
este fenómeno ha tenido un fuerte repunte en los últimos
años, superando la incidencia de los organofosforados y del
mismo fosfuro de aluminio”, recordó Berroteran.
Uno de los grandes problemas en este sentido
tiene que ver con la aplicación de las restricciones al uso
del Paraquat, ya que la Resolución Ministerial
23/2004
autoriza su uso “únicamente en los cultivos de café,
cítricos, musáceas, arroz de secano, algodón, caña de
azúcar, maíz y frijol”. Pero la realidad es mucho más
compleja, ya que como tiene venta libre “cualquier persona
puede llegar a un expendio y comprar el producto sin ningún
problema. No hay ninguna restricción en la venta, sino en el
uso, pero ¿quién puede asegurar que no se esté utilizando en
otro tipo de cultivo?”, se preguntó Berroteran. “En
el caso del fosfuro de aluminio se ha restringido la venta
exclusivamente en establecimientos autorizados y ya no en
cualquier expendio y esto ha reducido fuertemente la
mortalidad y la morbilidad”.
Para fines de agosto se espera una resolución final del
Ministerio de Agricultura (MAGFOR) que va a modificar
la antigua disposición 23/2004, prohibiendo la molécula del
Metamidofós y el Metil Paratión y operando
restricciones a Endosulfán y el Fosfuro de
Aluminio. Por el contrario, el Paraquat mantendrá
el tipo de restricciones ya existentes, que por cierto no
han dado muchos resultados.
“En esta resolución el Paraquat va a quedar de la
misma forma y lo único que va a cambiar es su prohibición en
algunos tipos de cultivos, como por ejemplo el arroz de
inundación. Lo que se va intentar hacer es ejercer un mayor
control en la venta, creando un registro de las personas que
adquieren el producto”, explicó a Sirel la
especialista del CIVATOX.
A la
pregunta de por qué no se trató de prohibir también la venta
del Paraquat en Nicaragua, la Dra.
Berroteran contestó que “ese tipo de medida se toma en
base a diferentes criterios, como por ejemplo la relación
entre plaguicidas e intoxicaciones ocupacionales o la falta
de alternativas, como es el caso del Fosfuro de Aluminio en
el almacenamiento de los granos. En ese último caso lo que
se hizo fue evitar la venta en agro servicios y trasladar la
compra del producto solamente a grandes acopiadores, como
arroceros, maniceros y grandes acopiadores de frijoles o
maíz. Un producto como el Paraquat, que se utiliza en
cualquier etapa de la producción, es muy difícil de
controlar. Podríamos prohibir su venta, pero no estaríamos
en la capacidad de controlar el cumplimiento de esta
disposición. Lo que se está tratando de hacer en la Comisión
Nacional de Plaguicidas -siguió explicando Berroteran-
es restablecer los Comités Departamentales de Plaguicidas,
conformados por las instituciones y organizaciones de la
sociedad civil, para que se haga efectiva la vigilancia en
cada departamentos del país sobre qué tipo de químicos se
están vendiendo y con qué características, cuáles son los
problemas ambientales originados por el uso de agrotóxicos,
y vigilar sobre posibles alteraciones del producto. Además,
se vuelve necesario que los ministerios estén constantemente
presentes en los Departamentos y que todas las instituciones
se involucren en esa tarea, como prevé la Ley 274 -Ley
Básica para la regulación y control de agrotóxicos
sustancias tóxicas, peligrosas y otras similares-,
incluyendo a la población”, concluyó la especialista del
CIVATOX.
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