¿Está
en riesgo el acuerdo post Kyoto?
La segunda reunión de los Órganos
Subsidiarios de la Convención Marco de Naciones Unidas
sobre Cambio Climático (CMNUCC), que se desarrolló en
Bonn, Alemania, durante las primeras dos semanas de
junio pasado, ha dejado más dudas que resultados
concretos, y ha despertado profunda preocupación entre
las organizaciones que conforman la Red Latinoamericana
Observatorio de la Sostenibilidad,
instancia que monitorea el
cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio
(ODM).
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Alejandro Alemán |
Víctor Campos |
Centroamérica
se
encuentra entre las áreas más vulnerables del planeta.
Según la clasificación internacional, su vulnerabilidad
ante el avance de los problemas asociados al cambio
climático se encuentra en el nivel seis de siete, y es
superado solamente por los pequeños Estados insulares
del Caribe y Ásia Pacífico.
Por
tanto, estos fenómenos se presentan como los retos más
importantes para la región y como las principales
amenazas para el cumplimiento de objetivos y metas
internacionales, como son los Objetivos de Desarrollo
del Milenio (ODM), y para metas nacionales como
los planes de desarrollo.
En este
contexto, la Red Latinoamericana Observatorio de
Sostenibilidad ha expresado su profunda preocupación
por los pobres avances en el proceso de negociación
global sobre cambio climático.
Según
Alejandro Alemán, oficial de Incidencia en cambio
climático del Centro Humboldt, “Existe una ruta
crítica que nos debe llevar a la adopción de un acuerdo
global sobre el clima el próximo diciembre en Copenague,
Dinamarca, durante la 15 Conferencia de las
Partes (COP 15), instancia decisoria en el marco
de la CMNUCC.
Son una
serie de reuniones en un lapso de dos años y esperábamos
tener mayores elementos que fueran moldeando un acuerdo
global post Kyoto. No obstante, los recientes resultados
de la negociación que se realizó en Bonn nos dicen que
el acuerdo global está en peligro”, señaló Alemán.
Para el
oficial de Incidencia del Centro Humboldt uno de
los temas más complicados es el de la “visión
compartida”, es decir la visión global que tienen los
diferentes bloques de países alrededor de los principios
que deberían moldear los futuros acuerdos globales.
“Los
países desarrollados siguen sosteniendo que la visión
compartida para el acuerdo sobre el clima debería
definir la necesidad de mantener la variación de la
temperatura global por debajo de los 2 grados
centígrados. Esto nos dice que deberíamos lograr
concentraciones máximas de Gases de Efecto Invernadero (GEI)
en 450 ppm (partes por millón) para 2020.
Sin
embargo –continuó Alemán–los países en desarrollo
piden concentraciones máximas inferiores a 350 ppm, lo
cual mantendría la variación de la temperatura global
debajo de 1,5 grados centígrados, ya que los mayores
impactos del cambio climático se sentirán en nuestros
países”, aseveró.
Otro
tema muy debatido es el de la adaptación, y las
organizaciones ambientalistas consideran que debe ser
una prioridad en el proceso de negociación. Sin embargo,
los países desarrollados tienden a enfocar la discusión
en el tema de la mitigación, es decir la reducción de la
emisión de GEI.
“Debido
a que se reconoce que los impactos del cambio climático
son irreversibles, para nosotros es imprescindible
invertir en adaptación poniendo énfasis en los países en
desarrollo que viven una situación de fuerte
vulnerabilidad. Es por eso –enfatizó el experto del
Centro Humboldt– que estamos pidiendo que los países
desarrollados provean de financiamiento a estos bloques
de países, y que ese compromiso sea obligatorio.
Lamentablemente, los países desarrollados, que son los
principales responsables de esta situación, siguen sin
querer aceptar la obligatoriedad de esos compromisos”.
Tampoco
hubo acuerdo sobre el nivel de reducción de los GEI.
Existe
un consenso general sobre lograr niveles de reducción
del 45 por ciento para 2020 con respecto a los niveles
de 1990. Sin embargo, la Unión Europea se ha
comprometido a reducir del 20 por ciento, Estados
Unidos del 17 por ciento, pero sobre los niveles del
2005 que son muchos más altos, y Japón anunció
una reducción unilateral en tan sólo el 8 por ciento.
Con
referencia al fondo de compensación para la adaptación,
OXFAM dijo que se requieren 50 mil millones de
dólares al año para los países del tercer mundo, sin
embargo hasta el momento nadie ha presentado propuestas
concretas en la mesa de negociaciones.
Deforestación y
degradación de bosques
En la
reunión de Bonn tampoco hubo resultados concretos con
respecto al tema de la reducción de emisiones por
deforestación y degradación de los bosques.
Según
la Red Latinoamericana Observatorio de la
Sostenibilidad, los bosques son un factor crítico
para la adaptación al cambio climático, no obstante en
el proceso global de negociación ese tema se ha venido
viendo únicamente como un elemento de mitigación
–sumideros de carbono–, y no se reconocen otros
beneficios que conlleva la existencia de los bosques.
“Como
bloque conformado por organizaciones indígenas y
comunitarias hemos insistido que en la propuesta para un
acuerdo global sobre cambio climático se mencionen
aspectos asociados a los derechos de los pueblos
indígenas y las comunidades locales –explicó Alemán–.
En este
contexto, los países en desarrollo proponen crear un
fondo que canalice recursos financieros para recuperar y
conservar los bosques que ya existen en nuestros países,
sin embargo los países ricos siguen proponiendo los
Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL), como por
ejemplo los Mercados del Carbono”.
Sobre
ese punto las organizaciones que conforman la Red
Latinoamericana Observatorio de la Sostenibilidad
tienen grandes discrepancias, y consideran que la
captura de carbono en los bosques del tercer mundo debe
ser adicional a lo que necesariamente deben hacer los
países desarrollados en su territorio, ya que datos
científicos evidencian que tienen responsabilidades en
al menos el 90 por ciento del cambio climático.
La masacre en Perú es un
reflejo de esa política
“Lo que
ocurrió en los días pasados en Perú es una clara
demostración de lo que se generaría si incluimos los
bosques en el Mercado del Carbono, porque no
necesariamente respetan los derechos de las comunidades
indígenas sobre los bosques –explicó Alemán–
Esos
tipos de conflictos entre Estados, comunidades locales y
pueblos indígenas son el resultado de intereses
extranjeros que pretenden tomar posesión sobre los
recursos naturales que históricamente han pertenecido a
nuestras poblaciones, que son las que más han
contribuido a la conservación de los bosques, y que
lamentablemente en ocasiones son masacradas a causa de
acuerdos que no definen, ni respetan sus derechos sobre
los recursos naturales.
En las
negociaciones se habla siempre de pagar a los Estados
por conservar los bosques, pero nunca de involucrar a
los pueblos indígenas y las comunidades locales en el
proceso de definición de los mecanismos desde los cuales
se van a pagar estas compensaciones para preservar los
bosques”, concluyó el oficial de Incidencia en cambio
climático del Centro Humboldt.
La débil
actuación de Centroamérica
Para
Víctor Campos, sub director del Centro Humboldt,
Centroamérica no ha sabido por el momento
presentar con fuerza sus propuestas.
“Creemos que como región hemos comenzado tarde el
proceso para ponernos de acuerdo sobre cuáles son las
prioridades, y esto se debe también a las diferencias
que existen sobre varios temas.
Necesitamos –continuó Campos– convertir a
Centroamérica en una potente voz que reclame
compromisos serios y efectivos de reducción de emisiones
y el desarrollo de mecanismos financieros accesibles
para la adaptación.
También
seguir promoviendo las cinco propuestas acordadas el año
pasado por los Presidentes centroamericanos y
consultadas con las organizaciones de la sociedad civil,
y que efectivamente son acordes con los intereses de la
población más pobre y vulnerable de nuestros países”.
El sub
director del Centro Humboldt concluyó recordando
que las organizaciones de la sociedad civil piden
también poder participar activamente en la formulación
de estrategias regionales de cambio climático.
A nivel
nacional, saludan la decisión de la Asamblea Nacional de
Nicaragua de establecer una política de Estado
sobre cambio climático, piden oficializar y consultar
ampliamente la Estrategia Nacional de Cambio Climático
elaborada el año pasado; trasversalizarla en el Plan
Nacional de Desarrollo Humano (PNDH) impulsado
por el actual gobierno nicaragüense, y buscar los fondos
necesario para incluirla en el Presupuesto General de la
República para ese año.