Uruguay
El proyecto sucroalcoholero se echó a andar
El país productivo baja a tierra |
Si el gobierno
logra fabricar biocombustibles en Bella Unión a un costo
razonable podrá demostrar que el país productivo no fue sólo
una frase de campaña, aunque al menos a un sector tendrá que
explicar su nueva versión de la demanda “Por la tierra y con
Sendic”.
La idiosincrasia nacional nunca se caracterizó demasiado por
una visión de largo plazo. Eso lo aprendió, por ejemplo, el
ingeniero químico Rómulo Ferreira, que se pasó casi 20 años
promoviendo la conveniencia de producir etanol a partir de
caña de azúcar, remolacha y sorgo, para utilizarlo en la
producción de combustible, sin lograr conmover a las
autoridades. “Cuando el barril de petróleo pasó los 30
dólares1
pensé que ya nadie podía parar la producción de etanol, pero
a excepción de dos colegas de la facultad (de Ingeniería) no
tenía a nadie con quien hablar de ese tema”, contó Ferreira
durante una entrevista realizada en agosto último.
(ver entrevista)
La llegada de un nuevo gobierno pareció cambiar
completamente el panorama. Durante su primer discurso como
presidente, Tabaré Vázquez hizo expresa mención a la caña de
azúcar, no sin despertar suspicacias aun dentro de la
izquierda. El mandatario puso como vicepresidente de ANCAP a
Raúl Sendic, hijo del ex defensor de los peludos, estableció
una alianza estratégica con la petrolera venezolana PDVSA y
a su vez, como dándole la razón, el precio del crudo pasó a
estar tan volátil que sólo gente muy necia o interesada se
anima ahora a contradecir al ingeniero Ferreira y a no
pensar seriamente en alternativas a los combustibles
fósiles.
El espíritu conservador, sin embargo, campea aun en ANCAP,
donde muchos jerarcas miran de reojo a la recién creada
comisión de biocombustibles de la empresa, aun cuando las
órdenes vienen de muy arriba.
MALDITA
POLÍTICA AZUCARERA
Cuando los gobiernos colorados y blancos levantaron la tesis
de abandonar la producción de caña de azúcar y remolacha
porque al lado de un coloso como Brasil, y una vez nacido el
Mercosur, no tenía sentido seguir porfiando con unas miles
de hectáreas, mucha gente –incluso de izquierda– pareció
rendirse ante la evidencia.
Una mirada atenta al mundo, sin embargo, permite comprobar
que la mayoría de los países mantienen su propia producción
de azúcar por una cuestión de soberanía alimentaria, aunque
tengan que recurrir a la subvención, como ocurre en el
propio Brasil, donde, por otra parte, hace unos 25 años que
se produce combustible a partir de la caña.
Como la cultura de la caña de azúcar está metida en Bella
Unión desde hace al menos 60 años, pese a la fiebre
neoliberal aún se mantienen unas 3.400 hectáreas plantadas
por unos 130 productores cañeros.
Uno de los frecuentes argumentos utilizados por el ministro
de Ganadería José Mujica para apoyar el llamado proyecto
sucroalcoholero es que el país no debe “desperdiciar los
pocos paisanos de pata en el suelo que le quedan”. Pero
la realidad indica que para ganar un jornal de 300 pesos, un
peludo tiene que fajarse casi hasta quedar desmayado en
medio del cañaveral. Actualmente la zafra dura unos 70 días.
La eterna explotación llevó a los cañeros, desde los tiempos
de Sendic padre, a luchar no sólo por mejores condiciones
laborales sino por la tenencia de la tierra, un extremo que
este gobierno no parece dispuesto a contemplar en lo
inmediato.
Los peludos han visto pasar millones de dólares por delante
de sus narices y la lista de fracasos en Bella Unión es
larga. La tesis del ministro Mujica es que “no se puede
repartir lo que no existe”. La Cooperativa Agraria
Limitada Norte Uruguayo (CALNU) recibió en nueve años una
subvención de unos 65 millones de dólares, sin contar una
deuda que la cooperativa mantiene con el BROU por otros 35
millones. Tampoco los intentos de reconversión dieron
motivos genuinos para festejar: ya en 2000 CALAGUA, CALVINOR,
Green Frozen y CALNU sumaban 25 millones de dólares en rojo.
La buena disposición de las nuevas autoridades para con
Bella Unión puso en alerta a Azucarlito de Paysandú, ya que,
dicen, existen fundados motivos para pensar que la industria
sanducera, que produce con azúcar cruda del Mato Grosso,
será dejada de lado en beneficio de los cañeros locales.
El gobierno se propone fomentar la plantación de caña
–pasando en tres años de 3.400 a 10 mil hectáreas– en parte
con un nuevo fondo que se creará con el 7 por ciento del
IMESI a la primera venta del azúcar.
EL PAÍS
PRODUCTIVO
El proceso cuya fase culminante tuvo lugar el martes 24
cuando las autoridades de CALNU arrendaron al Estado el
ingenio por diez años, mientras se resuelven los términos de
su quiebra, comenzó hace bastante. La idea de un proyecto
sucroalcoholero había sido planteada por una consultora del
BID en 1982, pero no tuvo adeptos entre los gobernantes
uruguayos. Hace un par de años, el proyecto fue creciendo
entre los asesores del ex diputado Raúl Sendic, cuando éste
aún integraba la agrupación 26 de Marzo, y se unió
finalmente con el apoyo de la Unión Internacional de
Trabajadores de la Alimentación (UITA) y de la Universidad
de la República.
Según explicó a BRECHA
Leonardo de León, del Departamento de Agroecología de la
UITA y
asesor de ANCAP, el año próximo se contará con una
destilería en el ingenio que hasta ahora controlaba CALNU y
en 2010 se podrán producir 25 mil metros cúbicos de alcohol
carburante a partir de 45 toneladas de azúcar, lo que
representará aproximadamente un ahorro del tres por ciento
del petróleo que compra el país.
La sustitución parcial del crudo por biocombustibles
interesó incluso a PDVSA, porque incluso un gran productor
de petróleo debe pensar en alternativas. La poderosa empresa
venezolana pondrá 7 millones de dólares y ANCAP otros 4
millones en el proyecto del norte uruguayo. Aproximadamente
la mitad de ese dinero, explicó de León, costará la
destilería.
La forma en cómo se llegó al acuerdo con CALNU provocó
tensiones el pasado fin de semana. El acuerdo hasta el
viernes 20 incluía el pago de unos 2,1 millones de dólares
por parte de Alcoholes del Uruguay (ALUR) –una empresa
recién creada por ANCAP en sociedad de nueve a uno con la
Corporación Nacional para el Desarrollo (CND)– en concepto
de arrendamiento y pago a productores. Sin embargo, los
cooperativistas pretendieron agregar a último momento la
concesión de un nuevo crédito de 500 mil dólares, lo que fue
considerado por el Ministerio de Ganadería y el PIT-CNT, que
defiende a los trabajadores del ingenio, como un chantaje.
Un fax enviado por Mujica a CALNU y difundido a través de la
prensa decía que “no corresponde ni ética ni moralmente
este tipo de planteos porque este gobierno se ha propuesto
firmemente llevar adelante los intereses nacionales por
encima de los personales, sectoriales o corporativos”.
También advirtió que “si el Directorio de CALNU no cumple
con lo firmado en Salto y no concurre a refrendar el acuerdo
el día de mañana, 24 de enero”, el Ministerio
recomendará al gobierno retirarse de la negociación y al
Banco República (BROU) la inmediata ejecución de las deudas
pendientes de CALNU y de su entorno. Después de una
entrevista entre Mujica y el presidente de la cooperativa,
Sergio Serra, CALNU retiró la demanda.
Pero la aceptación por parte de los productores cañeros que
fundieron CALNU no significa necesariamente rendirse ante la
posición de firmeza demostrada por el gobierno, ya que
cuentan con que, al menos por un par de zafras, los nuevos
dueños deberán negociar con ellos si quieren alimentar el
ingenio. El panorama no es sencillo, porque si bien ANCAP
pasará a controlar la industria, la materia prima aún queda
en manos de los plantadores, salvo que se recurra en demasía
al expediente de importar el llamado crudo, algo
inconveniente no sólo porque estaría dando la razón a los
gobiernos anteriores sino porque va en contra de la política
de apoyar a los uruguayos de “pata en la tierra”.
Todo indica que el paso dado por el gobierno al controlar el
ingenio debe ahora ser complementado por una política del
Instituto Nacional de Colonización (INC) y del BROU, para lo
cual se deberá contar con el apoyo del ministro de Economía
Danilo Astori.
La apuesta de Sendic y Mujica, con sus matices, representa
un avance en el tan mencionado país productivo, y
seguramente podrá ser presentada como uno de los logros
cuando Vázquez haga el balance de su primer año de gobierno.
Si se demuestra sobre el terreno que la caña de azúcar, una
producción no precisamente amiga del ambiente, representa un
cultivo estratégico desde el punto de vista alimentario y de
la matriz energética, entonces el gobierno habrá ganado una
doble batalla, económica y de credibilidad, porque con la
puesta en marcha de este proyecto se matarán tres pájaros de
un tiro: además del azúcar y el biocombustible, se atenderá
la dramática situación social de la zona de Bella Unión.
Sergio Israel
Convenio Brecha / Rel-UITA
27 de enero de 2006
1 Esta semana
está a 68,35 dólares el barril.