El Salvador

           

Elecciones Marzo 2009

La hora de las definiciones

 

Tras largos meses de propaganda política, el FMLN y Arena

cierran sus campañas con actos multitudinarios.

 

 

 

El proselitismo grueso de la extenuante campaña electoral para el 15 de marzo próximo ha concluido. Quedarán escaramuzas de poca monta, pero ya nada cambia la decisión de quienes irán a votar.

Los candidatos presidenciales Mauricio Funes, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y Rodrigo Ávila, de Alianza Republicana Nacionalista (Arena), culminaron, respectivamente el sábado y el domingo sus campañas con masivas concentraciones.

No cabe duda que la masividad de los simpatizantes del FMLN fue superior, pero los medios más importantes de este país hicieron lo posible por ocultarla, y magnificar la concentración de Arena.

Se trató no sólo de invisibilizar el acto “efemelenistas”, sino de desprestigiarlo. El presentador principal en la actividad oficialista en el Estadio “Cuscatlán” dijo que “seis cuadras eran fáciles de llenar con un montón de vagos”. El sábado también dos avionetas de Arena sobrevolaron el acto de Funes y tiraron panfletos, con tal mala suerte que el viento los arrastró hacia el Centro de Gobierno.

No vivimos en un paraíso, dijo Ávila

El candidato presidencial de Arena, de El Salvador, cerró su campaña proselitista en el estadio Cuscatlán, que fue abarrotado.

Ávila, ex director de la policía, fue ovacionado por miles de simpatizantes, así como por los ex presidentes Alfredo Cristiani, Armando Calderón, Francisco Flores y el actual mandatario, Antonio Saca, todos correligionarios "areneros".

También Ávila fue respaldado por los máximos líderes de los partidos Frente Democrático Revolucionario (FDR) y partidos Demócrata Cristianos (PDC) y Conciliación Nacional (PCN), respectivamente, Julio Hernández, Rodolfo Parker y Ciro Cruz Cepeda. Los tres en sus discursos llamaron a la unidad nacional y a la lucha contra el comunismo.

El que más desentonaba era Julio Hernández, del FDR, que se le notaba incómodo a la hora en que se entonaba la “Marcha de Arena” y en el momento en que una de sus estrofas dice: “El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán...”.

Se calcula que el Cuscatlán tiene capacidad para unas 50.000 personas, pero con las personas que estaban en la cancha y fuera de las instalaciones, los "areneros" habrían movilizado a más unos 80.000 correligionarios, según estimaciones.

Ávila inició su encendido discurso haciendo un recuento histórico de la lucha de los salvadoreños por la libertad y mencionó varios hechos trascendentales: la gesta independentista de 1821; la derrota de la insurrección de 1932, el inicio de la guerra en 1980 y la firma de la paz en 1992.

Pasó por alto la etapa de dictaduras militares sufridas y se olvidó mencionar que en 1932 el dictador Maximiliano Hernández Martínez masacró en pocos días a más de 30.000 campesinos e indígenas. Mencionó que la guerrilla saboteó la infraestructura y que hasta masacró vacas, pero pasó por alto el asesinato del Arzobispo Oscar Arnulfo Romero por escuadrones de la muerte de ultraderecha y el asesinato de seis sacerdotes jesuitas, ejecutado por un comando militar en 1989, así como decenas de masacres campesinas que el ejército cometió en la guerra civil y que se mantienen en la impunidad.

No obstante, reconoció que ambas parte, gobierno y guerrilla, cometieron desmanes. Llamó a votar a todos los salvadoreños para "defender la libertad" y no permitir que los "comunistas impongan el Socialismo del Siglo XXI", que impulsa Hugo Chávez y que ha "exportado" a Ecuador, Bolivia y Nicaragua.

Ávila dijo que pese a las muchas cosas buenas que tiene El Salvador, "no vivimos en un paraíso", por lo que se comprometió a construir casas para todos aquellos que viven en "champas" –casas de cartón—. Prometió incentivar la agricultura y la industria; extender la red de ayuda solidaria a la gente más pobre y alfabetizar a los adultos analfabetos.
El acto de Arena culminó con un festival bailable, pero cientos de personas trataban de salir del Cuscatlán en busca de agua y sombra ante el implacable sol.

En algún momento de su discurso, Ávila dijo que “los secuestradores, los extorsionistas, los criminales y pandilleros” no quieren que él llegue a ser presidente, “pero después del 15 de marzo” y cuando asuma el gobierno “se las van a tener que ver conmigo”.

No obstante, uno de los grandes déficits de los gobiernos de Arena ha sido el combate de la violencia y de la criminalidad. Saca entró al gobierno prometiendo que a través de plan de “Súper Mano Dura” iba a hacer de El Salvador el país más seguro de Latinoamérica, pero la realidad indica todo lo contrario: las tasas de homicidios de casi 60 por cada 100.000 habitantes que tiene esta nación la hacen una de las tres más peligrosas del mundo.

Todos a defender el voto, dijo Funes

Mauricio Funes cerró el sábado ante miles de seguidores que llegaron en caravanas de todos los rincones del país y se aglutinaron en la extensa y amplia avenida Juan Pablo II. Desde las masivas manifestaciones de finales de los 70, no se apreciaba tanta gente en las calles por una causa política. Algunos cálculos hablan de 250,000 personas.

Funes, periodista de profesión, ha sido el candidato presidencial que la mayoría de las encuestas que se conocieron en año pasado y en lo que va del presente, resultó ser el favorito, aunque los últimos sondeos advirtieron una reñida elección entre Funes y Ávila.

Funes, visiblemente emocionado, demostró sus dotes de buen orador; se comprometió a realizar –si gana las elecciones— un cambio que lleve a El Salvador justicia, empleo y equidad para todos los salvadoreños.

"A Casa Presidencial no entraré solo", dijo Funes, quien luego apuntó que entrará al gobierno "de la mano de los pobres a quienes siempre tuvo presente nuestro Arzobispo Mártir Oscar Arnulfo Romero".

Romero, mencionado en dos ocasiones por el candidato izquierdista, murió asesinado por un francotirador que presuntamente actuó bajo las órdenes del ex mayor Roberto D´Aubuisson –ya fallecido— fundador de Arena.

Funes llamó en reiteradas veces a la unidad nacional, a los empresarios, a los obreros, a los campesinos y a los profesionales a integrarse al "cambio seguro" que El Salvador necesita, para desarrollar el país entre todos y no en provecho de un "reducido grupo" que usufructúa las riquezas nacionales por los “favores” que recibe del Estado.

Funes ha sido víctima de una intensa campaña, a la que denominan "sucia", en la que la derecha ha tratado de inflingir miedo. Pero el político izquierdista advirtió que "el 15 de marzo los salvadoreños derrotarán al miedo". En tal sentido, llamó a todas las bases del FMLN a defender el voto, a “no dejarse robar un solo voto”.

Diversos dirigentes del FMLN insisten en que pueden cometerse fraudes electorales; lo expresaron que ello había ocurrido en San Salvador, donde perdieron las elecciones, pero fuentes del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y de los organismos internacionales de observación indicaron que ni una sola denuncia de fraude prosperó ni está siendo procesada. “Hay irregularidades, pero ello es muy distinto a un fraude”, apuntó un observador de la Unión Europea (UE).
 
Antes de Funes, tomaron la palabra Medardo González, coordinador general del FMLN; el ex candidato presidencial por el conservador Partido de Conciliación Nacional (PCN), Tomás Chévez y el candidato a la vicepresidencial por el FMLN, Salvador Sánchez Cerén.

Tomás Chévez, pastor evangélico, tuvo un lapsus cuando dijo: “Las bases del PCN dirán el 15 de marzo: ¡¡Presente por la Patria!!”, que es la consigna “arenera”, pero luego rectificó y dijo “¡Presente por el Cambio!”.

Todos coincidieron en llamar a votar por Funes y por el "cambio"; por "sacar a ARENA del poder", que lo ha mantenido durante 20 años.

Al igual que en el acto “arenero”, en el del FMLN había gente con camisetas verdes de la Democracia Cristiana; azules del Partido de Conciliación Nacional (PCN) y amarillas, tanto del FDR como de Cambio Democrático. Lo que simboliza que la sociedad civil como la política está dividida casi por mitades iguales. ¿Quién ganará? Ambos quieren ganar, triunfador habrá solamente uno.
 
De triunfar Funes, sería la primera vez que la izquierda arribaría al poder gubernamental, esta vez a través del voto y no de la insurrección armada como fueron sus intentos en el pasado.

 

 

 

Juan José Dalton

Tomado de Contrapunto

contrapunto.com.sv

13 de marzo de 2009

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