El gobierno
uruguayo ha llevado adelante una serie de medidas en materia laboral
tendientes a revertir los efectos de la política seguida por gobiernos
anteriores. Sin embargo, muchos trabajadores siguen en igual o peores
condiciones que antes.
El Parlamento uruguayo
aprobó entre diciembre y enero cuatro leyes referidas a las relaciones entre
empleadores y trabajadores. Por una de ellas se otorgó a las/os
trabajadoras/es domésticas/os1
los mismos derechos que a
las demás ramas del trabajo. Ya nos hemos referido a otras dos leyes en
artículos anteriores2: la
que derogaba una norma de la dictadura que excluía del Derecho Laboral a
determinados trabajadores del mar y la que estableció garantías para
empleados y obreros de empresas tercerizadas. Por otra parte la Ley 18.091
extendió de uno a cinco años el plazo de prescripción de los créditos
laborales. El plazo anterior había sido fijado en 1998 por una ley llamada
de “promoción y protección de las inversiones realizadas por inversores
nacionales y extranjeros en el territorio nacional”.
Esta serie de leyes que tienden a garantizar los derechos de
los trabajadores forman parte de una política que se inició con la
convocatoria a los Consejos de Salarios. Se trata de órganos integrados con
representantes del Estado, de los empleadores y de los trabajadores, cuyo
objeto principal es la fijación de salarios mínimos por categorías
laborales3. Si bien dichos
Consejos estaban previstos por una Ley de 1943, hacía quince años que no
eran convocados. Hay una opinión generalizada respecto a la incidencia
favorable de la actuación de los Consejos de Salarios en la recuperación del
salario real por los trabajadores 4.
Sin embargo,
no es razonable echar las campanas a vuelo. El desempleo en el Uruguay
alcanza aproximadamente el 10 por ciento de la población activa. Los
sectores más afectados son los jóvenes y las mujeres. Dentro de los
trabajadores ocupados, el 13 por ciento no llega a trabajar cuarenta horas
semanales. Por otra parte, los trabajadores no registrados se estiman en el
34 por ciento5. Estos
datos, que son sensiblemente mejores a los de los años 2002-2003, nos dan la
pauta que hay muchos uruguayos que no están en condiciones de hacer valer
los derechos reconocidos legalmente. Por otra parte, hay actividades sin
ninguna cobertura de seguridad social que han crecido verticalmente. Es el
caso de los clasificadores de residuos. Estas personas hurgan en el lugar
donde se vierten los residuos de Montevideo (unos 600 camiones por día) a
los efectos de rescatar material reutilizable (plástico, vidrio, papel,
cartón, metales). Según fuentes del UCRUS (Unión de Clasificadores de
Residuos Urbanos Sólidos) los clasificadores que eran 3.500 en 1992 y 9.000
en el 2000 llegan hoy a 15.0006.
En el Uruguay existen
diferencias notorias entre la clase trabajadora de hace veinte años y la
actual. El economista Daniel Olesker afirma que las modificaciones se dan en
tres aspectos: en las condiciones de trabajo, las formas de venta de la
fuerza de trabajo y sobre todo las ramas de actividad7.
En el primer aspecto es notoria la precarización y la desregulación. En
cuanto a las formas de venta de la fuerza de trabajo tenemos la
tercerización, los contratos a término. En las ramas de actividad y por
diversas razones, las que tuvieron mayor desarrollo han sido los sectores
financiero y comercial, las empresas de energía y comunicaciones, el
transporte, la hotelería y sus servicios anexos al turismo, y algunas
agroindustrias.
Es obvio que esta
situación es el resultado de un cambio en la estructura productiva del país.
Dicho cambio se expresa, como lo ha señalado el politólogo Oscar Botinelli “en
la fuerte disminución de las grandes estructurales laborales, el gran
desarrollo de la actividad en pequeñas empresas, el trabajo por cuenta
propia y la actividad informal”8.
Esta situación se inscribe en los profundos cambios que se han producido en
el mundo, donde el modelo fondista9
de la empresa integrada que asume todo el proceso productivo ha entrado en
crisis. En su lugar vemos constelaciones de empresas formalmente
independientes, a veces radicadas en distintos países10.
Estos cambios
estructurales determinan que dentro de la clase trabajadora puedan
distinguirse sectores muy diferentes en cuanto a la capacidad de
negociación. Por un lado están los funcionarios públicos -ya sea del aparato
central del Estado o de las empresas públicas- por otro los obreros y
empleados permanentes de las distintas ramas de la actividad privada y
finalmente los sectores excluidos (no registrados, precarios, desocupados).
A nivel público, donde existe un alto grado de sindicalización, existen
diferencias marcadas solamente por la importancia que se le otorgue a las
diversas actividades. Pueden tomarse como ejemplos notorios, el auge de
ANTEL, la empresa pública de comunicaciones o la crisis que lleva décadas de
AFE, la empresa de ferrocarriles.
En la actividad privada
la situación es diferente. En el trabajo ya citado de Olesker, escrito
durante la administración anterior, dice que de aquellas actividades que
identificaba como las que habían tenido desde 1990 un desarrollo más
relevante, solamente los bancos y alguna empresa láctea reflejaban su éxito
en el salario de sus trabajadores. No sucedía lo mismo con los trabajadores
de las grandes cadenas de supermercados, la hotelería u otras actividades
anexas al turismo. La explicación respecto a la causa de tales diferencias
es obvia. Con la presión a la baja que supone el importante número de
trabajadores desocupados, subempleados, informales, sólo en los lugares
donde existen sindicatos fuertes y organizados el trabajador pudo tener
algún beneficio del éxito de la empresa. A riesgo de ser reiterativo,
corresponde recordar que los procesos judiciales son lentos y mientras el
empresario puede especular con el tiempo, al trabajador se le va la vida.
Por lo tanto la única garantía realmente eficiente para los trabajadores son
ellos mismos, organizados en sindicatos.
Dado el nuevo formato de
las empresas, el ascenso de sectores de servicios con bajo nivel de
sindicalización, el retroceso de la industria tradicional y la extensión de
la informalidad, la clase trabajadora se encuentra fragmentada. Aquellos que
nacimos a mediados del siglo XX conocimos una clase trabajadora organizada
en base a la propia organización del capitalismo en esa etapa. La
concentración en grandes unidades productivas facilitaba la sindicalización
y hasta la radicación de importantes sectores en los barrios donde se
ubicaban las fábricas.
Preguntamos en el
titulo: ¿Dónde está la clase obrera? Si seguimos utilizando la vieja
expresión del Siglo XIX es porque aunque la sociedad es muy distinta a
aquella, el trabajador -obrero, empleado, profesional, docente- es el obrero
de la construcción de la historia. La clase ha sido fragmentada por formas
de explotación más elaboradas por los capitalistas. Hoy, el desafío para los
trabajadores es juntar los ladrillos dispersos y construir con su
lucha la utopía de un mundo más justo.
En Montevideo, Uruguay Ortiz
©
Rel-UITA
1 de febrero de 2007 |
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1
En el texto de la Ley se
utiliza la redacción transcripta, en lugar de hacer referencia a “los
trabajadores domésticos” como lucía en leyes anteriores. Obviamente es un
reconocimiento a la abrumadora mayoría femenina en este gremio.
2
-
"Triunfo de
los trabajadores de la pesca"
,
"Protección
al trabajador de empresas tercerizadas"
3
Las distintas actividades
del mundo del trabajo están divididas en grupos y en cada uno de ellos
funciona un consejo.
4
Informe de Coyuntura del
Instituto Cuesta Duarte - Octubre de 2005
5Macarena
Suanes de
Price
Waterhouse Coopers
en Página Web de Radio El Espectador, 25-10-2006
6Brecha,
10-11-2006
7Olesker,
Daniel, Transformaciones en el mundo del trabajo, flexibilización laboral y
relaciones sociales de producción: el Uruguay de los 90. Red de Estudios de
la Economía Mundial (www.redem.buap.mx
)
8
Botinelli, Oscar, El
Observador 02-04-2006.
9
Se llama de esta forma a la gran empresa integrada que asume todo el proceso
productivo. Debe su nombre al célebre industrial norteamericano Henry Ford,
a quien se adjudica la creación del sistema.
10 Es significativo que
Ford Motors sea noticia en estos días por el despido de 30.000 empleados y
el cierre de catorce plantas, en el marco de una reestructura llamada
curiosamente “El camino adelante”. (BBC Mundo 23-01-2006)
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