Felipa
Aguilar Calle, boliviana, de 49 años de edad, es una mujer
experta en educación popular y es responsable del enfoque de
género en el Proyecto de Desarrollo Integral que se lleva a
cabo en la Subalcaldía Indígena de Jatún Ayllu Qhayana,
Norte de Potosí, en Bolivia. Viven en la zona unas 6.500
personas, de lengua aymara y quechua, agrupadas en 46
comunidades. Su economía, de subsistencia, se está viendo
mejorada por un proyecto integral de desarrollo que
contempla actividades relacionadas con la producción,
educación, salud y organización comunitaria.
-En la subalcaldía indígena
de Jatun Ayllu Qhayana varias instituciones habían
realizado, años atrás, proyectos de desarrollo. ¿Cómo
tomaban en consideración a la mujer?
-Era una enseñanza planteada
desde arriba hacia abajo. Un trabajo, por separado, con las
mujeres, en temas de salud o de artesanía. Se llevó a cabo
durante diez años, pero no se notaba avance en la situación
de las mujeres.
-Ahora se realiza un proyecto
integral, participativo, con enfoque de género ¿Cómo ha
cambiado la perspectiva?
-Para tratar de género hay que
considerar en conjunto a hombres y mujeres, no por separado.
Para comenzar se hizo un diagnóstico participativo de género
tomando en cuenta la valoración que las personas tenían de
sí mismas, analizando los ingresos y gastos de la economía
familiar y comunal en las diferentes épocas del año, y el
funcionamiento organizativo: cuánto y de qué forma tomaban
parte las mujeres en las decisiones.
-¿Qué reveló ese análisis de
la realidad?
-Datos muy importantes. Sobre
todo que las personas tenían una muy baja autoestima. Todos,
varones y mujeres, valoraban más a la tierra y a los
animales que a las personas. Estimaban la tierra porque les
da la producción agrícola y a los animales porque aportan
abono. En último lugar de estima estaban las mujeres.
También vimos que la economía, de pura subsistencia,
obligaba a los hombres a emigrar temporalmente a la ciudad
hasta cuatro veces al año.
-¿Cómo
se ha elevado la autoestima de las mujeres?
La Jornada de una mujer
en el Norte de Potosí |
4:30 hs. |
Despertar. Recoger y
embolsar estiércol en el corral. |
5:30 hs. |
Cargar, con ayuda
del hombre, el abono en el burro o las llamas. |
6:00 hs. |
Preparar el desayuno
y la comida de mediodía. |
7:30
hs. |
Atender a los niños. |
8:00
hs. |
Desayuno familiar. |
9:00
hs. |
Dar de comer al
cerdo y las gallinas. |
10:00 hs. |
Trabajar en el
campo, o tejer (según época) mientras cuida a las
ovejas. |
13:00
hs. |
Comida de mediodía.
Breve descanso. |
14:00
hs. |
Retorno al trabajo
agrícola, vigilando al rebaño. |
16:30 hs. |
Vuelta a casa
pastoreando y recogiendo leña. |
18:00
hs. |
Encierra el ganado
en el corral. Acarrear agua. |
19:00 hs. |
Cocinar |
20:30
hs. |
Cenar |
21:30
hs. |
Dormir |
Sábado y Domingo:
Lavado de ropa en el río. |
|
-Se han
hecho varios ejercicios con técnicas muy participativas y
reflexivas. Talleres con mujeres solas, y otros de hombres y
mujeres. Las mujeres, a solas, han vivido momentos intensos
en que han expresado, muchas veces con lágrimas,
sentimientos que nunca jamás habían podido hacer públicos.
Las mujeres no recordaban haber pasado ningún momento de
felicidad en su vida, ni cuando fueron niñas, ni como
jóvenes, ni como madres: todo había sido tristeza y
sufrimiento. Hombres y mujeres juntos han tomado conciencia
del valor de ser persona: se puede comprar terreno y
animales, pero a las persona no se les puede comprar a
ningún precio. Han comprendido que las mujeres no sólo
“ayudan” sino que hacen tareas de tanta o más importancia
que las que realiza el hombre, y que hay que dar a las niñas
las mismas oportunidades educativas que a los niños. Ha sido
un proceso constante de reflexión y acción. Ellos y ellas
han llegado a dolerse por su propia situación y han
comenzado a reconocerse y valorarse a sí mismos y a sus
capacidades.
-Y los
varones ¿han cambiado su actitud hacia las mujeres?
-Sí, en
ello ha sido determinante el convencimiento y la actitud de
las autoridades locales, que según la tradición originaria
deben ser siempre pareja de hombre y mujer y que han llamado
a la reflexión y a la participación de todos. También es
verdad que todo ha sido más fácil con las parejas jóvenes,
más abiertas al cambio. Ahora es corriente que un hombre se
quede al cuidado de sus hijos o del ganado para que su
esposa pueda acudir a una reunión de dos o tres horas, cosa
que antes jamás ocurría. Las tareas se comparten. Hasta “se
atreven” algunos hombres a ir a buscar agua o leña para
casa, a pelar las papas y a cocinar. Y valoran mucho más
todo el trabajo productivo y doméstico que siempre han hecho
las mujeres.
-¿Cómo
se explica qué es el genero a personas que apenas saben leer
y escribir?
-Para que
entiendan y se lo apropien, se ha buscado una expresión
equivalente en su propio idioma quechua: “Qhari warmiq
allin kausaynin” que viene a significar que el género
consiste en “el buen vivir del hombre y de la mujer”.
Se valora la participación de hombre y mujer en todas las
actividades que se realizan, ya sea en casa, en la chacra,
en el pastoreo o en las tareas comunales.
-¿Esta
pedagogía descubre el valor de lo económico?
-Claro.
El proyecto ha establecido micro-riegos, con los que se
obtiene ahora otra cosecha más y se mejora la alimentación
con hortalizas. Los hombres no tienen que migrar ahora
tantas veces, las mujeres no se quedan solas con sus hijos y
el ganado. La actividad de la mujer al lado de su marido
proporciona mayor bienestar a la familia. La autonomía de
las personas, de las parejas y de las comunidades crece
cuando se manejan más recursos y pueden ganarse la vida.
Ahora los esposos jóvenes ya no dicen: “mi mujer me ayuda”,
sino que dicen: “los dos trabajamos para nuestra familia”
-¿Cómo
se garantizan las mismas oportunidades a varones y mujeres?
-Tanto en
la escuela, en la educación formal, como en la educación
alternativa para personas adultas hay un plan curricular en
el que el género es un tema transversal. Se fortalece la
participación de hombres y mujeres en todas las componentes
del proyecto: salud, producción, organización comunitaria.
Había, al comenzar el proyecto, un 40 por ciento de hombres
y casi un 90 por ciento de mujeres analfabetas, pero van
aprendiendo lecto-escritura y las reglas de cálculo, se
responsabilizan y llevan las sencillas cuentas de sus
asociaciones de productores, y todos firman ya con su nombre
o sus iniciales, ya nadie pone su impresión digital. Todo el
mundo tiene su carnet de identidad y con él, entre otras
cosas, todas las personas mayores de 61 años pueden recibir
unas ayudas económicas que garantiza la ley y que antes no
cobraban. La alfabetización es bilingüe y se ejercita a
hombres y mujeres en la habilidad de saber presentarse y
reclamar derechos ante ventanillas oficiales. Además se
capacita a líderes, hombres y mujeres jóvenes, para
gestionar sus asociaciones de productores y productoras y
para formular proyectos sencillos de construcción de caminos
o carpas solares.
-¿Qué
promedio de hijos e hijas tiene cada mujer?
-Diez,
doce, hasta catorce pueden haber tenido. Pero sólo 4 ó 5
hijos sobreviven a su madre. Más de la mitad mueren antes de
cumplir los 5 años. Con el personal de salud estamos
ayudando a reflexionar sobre la salud reproductiva,
considerando siempre la situación de las madres, la economía
y las posibilidades de alimentación que ofrece la zona.
-¿Cuáles
son los logros principales que habéis conseguido en la
primera fase de este proyecto?
-Las
autoridades han comprendido bien en qué consiste el enfoque
de género. La comisión de género funciona bien dentro del
órgano directivo. Se pide y escucha la opinión de las
mujeres. Ellas toman parte, de manera creciente, en todos
los órganos de dirección, y se han agrupado en una
organización propia de productoras. Hombres y mujeres, en
familia y en grupo, analizan juntos la realidad y buscan
soluciones. Los hombres asumen tareas, como cuidar a los
niños o al ganado, que antes únicamente hacían las mujeres y
así ellas pueden acudir a reuniones y talleres de formación.
Todo el personal que trabaja en el proyecto se ha capacitado
con herramientas para trabajar el enfoque de género, y ha
interiorizado las ventajas y posibilidades de trabajar así.
-¿Cuáles
son los desafíos principales para la segunda fase?
-Es muy
importante fortalecer la asociación de mujeres y la
capacitación para sus actividades como productoras. También
buscar mercados para comercializar productos. Y disminuir la
violencia y los malos tratos poniendo en marcha una
Defensoría de la Mujer.
Javier Pagola
Director de la revista "El
Sur"
de la ONG Medicus Mundi
Agencia de Información
Solidaria
14 de mayo de 2004