|
Cómo
producir alimentos para el autoconsumo
|
El acceso a una alimentación adecuada
depende de la existencia y disponibilidad de alimentos, ya sea por
producción propia o por su adquisición en el mercado. Los factores
clave en los problemas de desnutrición son la pobreza y la
exclusión, ya sea por ingresos bajos o inexistentes o por falta de
acceso a recursos productivos.
El informe de fao sobre Inseguridad
Alimentaria en el Mundo de 2000 plantea que inclusive en años de
cosechas récord y reconstitución de reservas mundiales de
alimentos, un grupo de países se mantiene en situación de
desesperada carencia alimentaria. Aun cuando técnicamente el
planeta produce hoy lo suficiente para alimentar a muchas más que
los 6.500 millones de personas que poblamos el mundo, 826 millones
no obtienen los alimentos necesarios, y de ellos el 96 por ciento
vive en los países del Tercer Mundo. En América Latina se producen
más alimentos que los requeridos para satisfacer las necesidades
de toda su población, pero cerca del 50 por ciento de los
latinoamericanos tiene una dieta desequilibrada e insuficiente
porque los ingresos no están equitativamente distribuidos y la
pobreza es muy severa.
En Uruguay el sector productivo ha
sufrido un desmantelamiento progresivo que se refleja en la aguda
crisis económica actual. Se han perdido miles de puestos de
trabajo. Según el Instituto Nacional de Estadística el desempleo
ha llegado al 17,2 por ciento, condenándose de esta manera a
extensos sectores sociales a la exclusión. Son indicadores
elocuentes que el 40 por ciento de la población menor de 18 años
se encuentre debajo de la línea de pobreza y que uno de cada dos
niños nazca en hogares pobres.
Uruguay, no obstante, cuenta con tierras,
clima, recursos humanos, que generan suficientes alimentos para
satisfacer las necesidades alimentarias de toda la población. La
falta de empleo y la precarización de muchos de los que
permanecen, el deterioro del poder adquisitivo y la ausencia de
una política agroalimentaria que apunte al uso eficiente y
equitativo de los recursos disponibles para garantizar el derecho
a la alimentación impiden que una gran parte de la población
acceda a los alimentos.
Como contracara, el concepto de soberanía
alimentaria reafirma el derecho de los pueblos a definir sus
propias políticas y estrategias sustentables de producción,
distribución y consumo de alimentos que garanticen el acceso a la
alimentación para toda la población, tomando como base la pequeña
y mediana producción, respetando sus propias culturas y la
diversidad de los modos campesinos, pesqueros e indígenas de
producción agropecuaria, de comercialización y de gestión de sus
territorios.
Para ello es imprescindible considerar la
escala local, producir todo lo que podamos y consumir lo que la
región genere, ahorrando así en costos de transporte y, a la vez,
promoviendo y protegiendo a los productores locales y nacionales.
La producción de alimentos para
autoconsumo permite reducir la parte del salario destinada a la
compra de algunos alimentos como frutas, verduras, maíz, porotos,
etcétera. Una huerta familiar tiene capacidad para suministrar
abundantes alimentos y de buena calidad, y además se pueden
elaborar dulces, conservas, etcétera.
Ante la crítica situación de emergencia
alimentaria y social por la que atraviesa el país, la producción
de alimentos para autoconsumo es una necesidad imperiosa para
mucha gente que podría así obtener alimentos, sanos y generados
por su trabajo mediante el simple aprovechamiento de los recursos
locales disponibles: conocimiento, espacio, tierra, trabajo.
Se distinguen tres situaciones:
-
La producción urbana en pequeños espacios,
utilizando en algunos casos recipientes como cajones, macetas y
otros, o en fondos y jardines.
-
La producción periurbana
-
La producción rural.
Si bien tienen diferencias porque se
desarrollan en ambientes distintos, en lo esencial requieren
planificación, diseño y cuidados orientados por los mismos
principios.
El sistema agroalimentario actual es
producto de una separación, a veces de una contraposición, entre
el campo, que se va vaciando de su población y de su cultura, y
las ciudades, que crecen desmedida y caóticamente deteriorando la
calidad de vida de sus habitantes. La agricultura urbana implica
un replanteo del concepto de ciudad y de la relación ciudad-campo,
modifica el modelo agroalimentario y tiene efectos sobre el
paradigma de ciudad y sobre la dinámica territorial. En la
actualidad, cerca de 200 millones de agricultores urbanos producen
alimentos en todo el mundo para 700 millones de personas.
Distintos ámbitos para
la agricultura:
A) Agricultura periurbana, B) y
C) Agricultura Urbana |
18 de octubre de 2002 |