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Las prácticas agrícolas determinan la
calidad de la huerta
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La agricultura puede definirse como una
forma de captar energía solar, por medio de la fotosíntesis para
producir los alimentos, fibras y materiales necesarios para
satisfacer necesidades humanas. Esta actividad surgió hace entre
10 y 15 mil años y ha evolucionado en los últimos 2 o 3 mil años
generando culturas campesinas sustentables como, por ejemplo, los
suelos que vienen siendo productivos desde hace 3 mil años en
China.
Ciclo de producción de
alimentos
A) Energía y clima, B) Huerta,
C) Alimentos, D) Restos orgánicos, E) Reciclaje de restos
orgánicos |
La antigua agricultura funcionaba como un
sistema de producción y distribución de alimentos que también
generaba sus propios insumos. La fertilidad del suelo era
mantenida con estiércoles, rotación de cultivos, asociaciones,
abonos verdes, compost, coberturas muertas, barbecho. En cada
zafra se seleccionaban las mejores semillas y los animales de
carga proveían la energía por tracción a sangre.
Se les llama "prácticas agrícolas" a los
procedimientos para planificar, instalar y manejar el sistema
productivo agrícola buscando imitar a la naturaleza en su
conjunto, lo que sólo es posible si lo convertimos en una
interrelación de armonía y equilibrio.
Las prácticas agrícolas determinan el
tipo de agricultura que se desarrolla. Deben basarse en la
utilización de los recursos humanos y materiales locales,
lográndose a partir de ellas alimentos sanos y abundantes,
manteniendo o incrementando la fertilidad del suelo y la
diversidad biológica. A su vez determinan la calidad del trabajo
en relación con su seguridad.
Causas y consecuencias de la
elección de prácticas agrícolas
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Se orientan de acuerdo a ciertos
principios fundamentales: aprovechamiento eficiente y cuidadoso de
los recursos, mantenimiento del equilibrio del sistema y de su
capacidad para autorregularse, respeto y valoración de la
diversidad. Pueden reunirse en tres grandes grupos: 1) las que
apuntan al adecuado uso del suelo y de la materia orgánica; 2) las
que aprovechan la diversidad de asociaciones y rotaciones de
cultivos, y 3) aquellas que ordenan los cultivos y las tareas en
el espacio y en el tiempo construyendo un diseño del sistema
productivo.
Algunas
prácticas fundamentales
• Elegir semillas
adecuadas (productivas, sanas, adaptadas al lugar).
• Diversificar
cultivos en el tiempo y en el espacio (rotaciones y
asociaciones).
• Manejar el suelo
para mantener y potenciar sus cualidades productivas.
• Sistematizar,
preparar el terreno para favorecer el manejo correcto del
suelo y del agua (riego y drenaje).
• Sembrar en la
época adecuada.
• Manejo de la
temperatura y la humedad, coberturas (aéreas y de suelo).
• Promover el
desarrollo de los enemigos naturales de las plagas y
patógenos.
• Preparación y
uso de preparados caseros para el abono y manejo de plagas y
enfermedades.
Una buena
combinación de estas prácticas permite obtener cultivos
vigorosos y crear un ambiente favorable, aprovechando mejor
y más integralmente los recursos. |
18 de octubre de 2002 |