El suelo es uno de los recursos más
valiosos para afianzar la seguridad alimentaria y la generación
permanente de alimentos por su eficiencia para alimentar a las
plantas. Es clave, por lo tanto, la selección y preparación del
suelo en el cual se hará la huerta. Para eso se incorporará
materia orgánica
a la tierra, esto es, todos los restos de plantas y animales que
se encuentren en diferentes etapas de descomposición, como por
ejemplo: hojas, tallos, flores, frutos, raíces, estiércoles de
vacuno, ovino, pollo, gallina; cáscara de arroz, etcétera. Usando
estos residuos orgánicos se incrementa la capacidad productiva del
suelo al aumentar la cantidad de nutrientes asimilables por las
plantas.
Esta antigua práctica agrícola mejora la
estructura del suelo porque favorece su aireación y permeabilidad
haciendo posible una mayor eficacia en el abonado de fondo.
Asimismo, incrementa su actividad biológica al intensificar las
poblaciones microbianas, aumentando su biodiversidad y activando
los procesos biológicos que ocurren en el suelo.
Además de ser mejoradores del suelo,
estos residuos tienen también efecto en el control de patógenos
del suelo, para lo cual es necesario incorporarle residuos
orgánicos que estén poco descompuestos (biofumigación).
La utilización de estos materiales
contribuirá, además, a resolver los problemas ambientales creados
por los residuos orgánicos.
Se ha dicho que el área para hacer los
canteros debe ser soleada y para evitar problemas de exceso de
humedad no debe estar en un bajo. También deberá estar cerca de la
casa y de una fuente de agua. En longitud su orientación será de
norte a sur.
Las dimensiones dependerán del espacio
disponible, aunque se recomienda un ancho no mayor a 1,20 metros,
y dejar 30 centímetros de distancia entre canteros.
Una vez seleccionada el área comenzará la
preparación, como se explica en el siguiente esquema. Ésta es la
operación de mayor importancia en la huerta, ya que de su calidad
depende el éxito de la producción.
Representación esquemática de como se
prepara un cantero
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Abrir el
cantero en el total del ancho a una profundidad de 30
cm. |
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Incorporar la materia orgánica, 7 a 10 kg/m2 |
Volver la tierra al cantero y mezclarla con la
materia orgánica. Utilizar azada y palapara
lograr una mezcla homogénea armado el cantero
levantado del suelo |
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Utilizar un rastrillo para dejar la superficie
pareja. Regar hasta humedecer los primeros 30cm.
de profundidad con cintas de riego, aspersores,
manguera, regadera, etc. durante 4 días.
A
los 15 días está listo para sembrar o
transplantar. |
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18 de octubre de 2002 |