Uruguay

Suplemento: Huerta

 
 

La Siembra

La siembra consiste en colocar las semillas en un medio favorable para lograr su germinación y buen desarrollo posterior de las plantas. Para asegurar una siembra exitosa hay que tener en cuenta la semilla, el ambiente en el cual será sembrada y las prácticas agrícolas que se utilizarán.

El buen resultado de un cultivo depende de la obtención de una buena planta, pues ella determina el potencial de producción, la calidad y el período de cosecha (inicio y duración). Por eso es necesario trabajar con una buena semilla, con una gran proporción de germinación que genere almácigos sanos y vigorosos.

Las semillas deben enterrarse a una profundidad relacionada con su tamaño, en general equivalente a tres veces su diámetro.

Un buen suelo para almácigos debe ser liviano, drenado pero capaz de retener agua, y estar libre de enfermedades y malezas.

La época de siembra está estrechamente ligada a la especie y al momento en que se quiere cosechar. El uso de abrigos y sombras permite prolongar las épocas de siembra, adelantándolas o retrasándolas.

Para su correcto crecimiento las plantas pequeñas requieren un suministro de agua continuo, evitando alternancias de escasez y excesos hídricos que no sólo retrasan su crecimiento sino que las predisponen al ataque de patógenos y plagas.

 

Siembra directa

Las semillas grandes, fáciles de manejar y fuertes para germinar, se siembran directamente en el lugar donde crecerán. Es el caso del zapallo, el maíz, el poroto, la remolacha, el nabo, etcétera. También algunas semillas pequeñas como la zanahoria, el perejil o el rabanito pueden sembrarse directamente.

 

Siembra en almacigueras o bandejas

Las semillas pequeñas son en general las más delicadas; se les deben prodigar cuidados especiales, por eso se siembran en almácigos antes de colocarlas (trasplantarlas) en la tierra. Así ocurre con el tomate, el morrón, la cebolla, el repollo, la coliflor, el apio, la lechuga o la berenjena.

Los almácigos se pueden hacer en bandejas, macetas, cajones, hueveras, etcétera, en las cuales se colocan sustratos de calidad ("tierra mejorada"), por ejemplo compost, y se ubican en un lugar abrigado y luminoso. De esta manera se podrá cuidar las plantas a medida que crecen, sin que les falte agua y protegiéndolas del frío o del calor excesivos. En caso de no tener compost, como medida de emergencia puede recurrirse a la utilización de tierra suelta y esponjosa de color oscuro.

Cuando las plantas tienen entre cinco y seis hojas, estarán listas para ser trasplantadas al lugar definitivo del cultivo.

 

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 18 de octubre de 2002

 

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