El Salvador

Con Ernest Cañada

Impactos ecosociales de la industria turística europea en Centroamérica y el Caribe

 

Uno de los ejemplos más recientes de acumulación de deuda ecológica y social de las empresas europeas en Centroamérica y el Caribe es el sector turístico. La Fundación Luciérnaga, de Nicaragua, y la organización Acción por un Turismo Responsable (ATR) han elaborado una iniciativa conjunta para desarrollar una campaña de comunicación y denuncia sobre los impactos negativos del turismo en estas regiones. En el marco del Taller Regional sobre Deuda Ecológica de la Unión Europea con Centroamérica, Sirel conversó con Ernest Cañada, miembro de la Fundación Luciérnaga y experto en los efectos del turismo sobre el ambiente y la sociedad en su conjunto

 

 

-¿Cómo surge la idea de realizar una investigación sobre los impactos del turismo en Centroamérica y Caribe?

-Trabajando con la Fundación Luciérnaga el tema de comunicación y acompañamiento a las comunidades locales, nos dimos cuenta de que alrededor de la actividad turística se está produciendo una entrada masiva de capitales de inversiones, que están generando una gran cantidad de cambios y de impactos sociales y ambientales sobre los cuales hay muy poco debate público. La industria turística mantiene niveles muy altos de legitimidad, porque aparentemente va a generar empleos y se presenta como una industria limpia. Al mismo tiempo, las experiencias de resistencia resultan ser muy aisladas y no producen grandes impactos.

Frente a esta situación hemos decidido desarrollar una campaña de comunicación que permita generar debate público sobre el turismo en Centroamérica y Caribe, y visibilizar cuáles son sus impactos negativos. Esa campaña va a desembocar en la producción de un vídeo y la publicación de un libro de reportajes y otro de educación popular, tomando como ejemplo la situación de territorios sumamente turísticos de cinco países de la región: Nicaragua, Honduras, Costa Rica, México y República Dominicana.

El desarrollo turístico se está expresando de forma territorial y está ocurriendo un verdadero asalto a las costas de estas regiones por parte del capital europeo, estadounidense y canadiense para crear las condiciones propicias para sus emprendimientos.

 

-En tu exposición se habla de una similitud muy fuerte entre la dinámica de desarrollo de los monocultivos y el turismo. ¿Puedes explicar este concepto?

-El desarrollo turístico se está instalando en un territorio que, desde los tiempos de la colonia, ha sido tradicionalmente un territorio de monocultivos para la exportación. Estos monocultivos se han desarrollado de forma cíclica, es decir, se instalaban en una zona y cuando entraban en crisis iban a ocupar nuevos territorios. Hay muchos paralelismos que nos ayudan a entender lo que se nos viene encima. Por una parte, hay una vulnerabilidad enorme hacia el exterior, es decir, es un recurso que depende de algo que no controla el país y que está fuera de sus centros de decisión. Hay un factor muy grande de riesgo porque el país turístico no puede controlar todo los elementos que permiten la llegada de turistas. Por otra parte, lo que encontramos en la investigación es que el comportamiento del turismo en términos de ciclos económicos es muy similar a lo que ocurre con los monocultivos. El turismo entra a un territorio virgen desde el punto “productivo”, desplaza a la población campesina o pescadora de la zona que es productora de alimentos. Esta actividad se desarrolla de forma intensa agotando los recursos naturales, hasta que llega un momento en que este agotamiento provoca una crisis del mismo modelo productivo, sea eso el monocultivo o el turismo, y el capital se traslada a otro territorio comenzando nuevamente su ciclo destructor.

 

-¿Cuáles son los impactos del turismo en las zonas que han investigado?

-Hay dos tipos de impactos que en el transcurso del tiempo se han transformado en una deuda social y una deuda ecológica.

Hablando de la deuda social, miramos cómo la industria turística ha desarrollado una argumentación autolegitimadora muy fuerte, que justifica todas las ventajas que los Estados tienen que generarle para que se instale, aduciendo que genera puestos de trabajo. La mayoría de estos puestos de trabajo que se generan alrededor del turismo y de las actividades afines a su desarrollo está caracterizada por la precariedad, esto es, los bajos salarios, la temporalidad del empleo, la inseguridad contractual y la falta de sindicación. En el caso de Cancún, por ejemplo, hemos visto cómo a los trabajadores de cadenas hoteleras españolas, al momento de firmar su contrato se les obliga también a firmar su renuncia en una hoja en blanco. Hay también una persecución sistemática y una represión hacia los trabajadores que se organizan en sindicato, y para ellos existen verdaderas listas negras.

 

-¿Estos fenómenos de represión y violación de los derechos laborales y sindicales es algo que han encontrado en los cinco territorios que han investigado?

-La dinámica general es que existe una dificultad enorme para la sindicación y la defensa de los derechos de los trabajadores en el conjunto de las actividades turísticas y de las construcciones asociadadas al turismo en los cinco territorios investigados. Un ejemplo es lo que pasó recientemente en República Dominicana, donde hubo una huelga general de todos los sectores del país y el único sector que no se sumó a la protesta fue el del turismo.

 

-En el caso de las empresas españolas, ¿han visto un interés de las organizaciones sindicales de ese país de intervenir en estos fenómenos de violaciones de derechos laborales y sindicales que ocurren en Centroamérica y el Caribe?

-Sin duda hay interés, pero hay también dificultades. La lógica de explotación de recursos y de la mano de obra que se está desarrollando en estos países por parte de las empresas españolas, es la misma que se produjo en España, donde existen las mismas dificultades para la sindicación y en relación al trabajo precario.

 

-¿Qué otros impactos han venido a crear esta deuda social del turismo?

-Otro fenómeno es el recurso constante en todas estas zonas a la mano de obra extranjera inmigrante, que vive en condiciones de ilegalidad y de vulnerabilidad para trabajar en la construcción y servicios turísticos. En República Dominicana acude la mano de obra de Haití, en Costa Rica se trata de los nicaragüenses, en Cancún es la mano de obra centroamericana, y todos estos trabajadores padecen, además de las condiciones propias del sector, una situación de enorme riesgo que dificulta cualquier tipo de actividad de reivindicación.

 

-Hay también un grave problema relacionado con los accidentes laborales…

-Muchas veces es una consecuencia propia de las condiciones de ilegalidad en que viven los trabajadores de la construcción. En la mayor parte de los casos viven en barracas dentro de la propia obra o en barrios marginales que han surgido a raíz de las obras de construcción. En este contexto, se produce un añadido que es la enorme cantidad de accidentes laborales. Por ejemplo, una de las carácteristicas de la mano de obra que trabaja en la construcción en Cancún es que son campesinos que, puestos a trabajar en alturas de hasta 40 metros y sin medidas de seguridad, se han visto involucrados en repetidos accidentes y son numerosos los casos en que han caido y han muerto en toda la zona de Quintana Roo.

 

-Hablaste también de un preocupante fenómeno que afecta psicológicamente a los trabajadores…

-Estamos hablando de una precariedad no solamente laboral sino de vida. En muchos casos no se planifican las condiciones en que van a vivir las personas que trabajan en la construcción de complejos turísticos y de los servicios relacionados, pero tampoco de las personas que fueron desplazadas forzadamente, o comprándoles sus tierras, y que pasan a engrosar los cinturones de miseria que están alrededor de los enclaves turísticos que posteriormente se van a construir. Esta situación tiene una agravante que es el compartir cotidianamente enormes espacios muy cercanos de enorme lujo. Este fenómeno de estrés social provoca situaciones psicológicamente graves y, por ejemplo, según un estudio de la Universidad del Caribe de Cancún, la zona de Quintana Roo concentra el mayor número de suicidios de todo México.

 

-¿Qué papel juega el Estado en el turismo?

-En los cinco países que hemos investigado el papel del Estado es facilitar las cosas al inversionista y en ningún caso hemos averiguado una práctica sistemática de control, cumplimiento de las leyes, regulación o defensa de los trabajadores. Hay que tomar en cuenta también otro fenómeno que se está generando: el aumento muy fuerte del costo de vida en estas zonas, y esto está contribuyendo al desplazamiento forzoso de la población.

 

-¿Qué tipo de impactos ambientales ha generado el turismo, provocando la acumulación de esa gran deuda ecológica de la que hablaste en tu exposición?

-Un primer impacto es la privatización de los recursos a través del cierre de las costas, para el disfrute de la población turista o de la población de segunda residencia. Otro aspecto es la destrucción ecológica que implica la construcción de los complejos turísticos y la crisis que está viviendo el recurso agua. En muchos lugares este recurso es limitado y se extrae para dar servicios a las actividades turísticas, provocando una enorme presión. Un campo de golf, por ejemplo, demanda mucho más agua que una comunidad rural entera. Hay también una destrucción progresiva de las playas, porque se está construyendo sobre las dunas, destruyendo los manglares, y esto provoca una mayor debilidad frente a los fenómenos naturales. Hay también un impacto ecológico muy grave a través de la contaminación, tanto por residuos sólidos, como por agua, provocada por los turistas y sin una planificación por parte del Estado.

 

-Al final de tu exposición hablaste de “resistencia” y de “trampas”.

-Una de las grandes fortalezas de la industria turística es que ha sabido posicionarse, con mucha legitimidad, en el conjunto de las actividades productivas. Hay globalmente muy poca resistencia frente a este tipo de desarrollo turístico e immobiliario, y es un sector muy poco señalado. Una segunda dificultad es que está desarrollando herramientas, que yo llamo trampas, para seguir legitimándose. Se está hablando cada vez más de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) que las empresas desarrollan para dar a creer que tienen un compromiso serio con el medio ambiente y las comunidades cercanas a sus complejos turísticos. Una investigación reciente de una ONG española  demostró que en España la RSC responde fundamentalmente a una lógica de marketing empresarial y en ningún caso a una mejora de las condiciones reales de los trabajadores y trabajadoras o del medio ambiente. Antes de hablar de Responsabilidad Social Corporativa, las empresas deben cumplir las leyes y deben dejar de generar corrupción y vulnerear las voluntades políticas.

 

-¿Cómo se desarrolla el fenómeno de la corrupción?

-Si hablamos de la empresa e industria española, pero también de la industria turística en general, hay que decir que ha recurrido sistemáticamente a la corrupción, a la compra de voluntades políticas para sus propios intereses. Lo hizo en España, en toda la Costa del Mediterráneo, y ahora estamos frente a una gran cantidad de casos y de juicios por estas prácticas y ha trasladado el mimso sistema a Centroamérica y el Caribe, tratando de vulnerar las leyes, forzar la legislación para mejorar sus condiciones de desarrollo turístico.

 

-¿Cuáles son, entonces, las alternativas a este modelo, para que el turismo pueda ser también un recurso para la población?

-Hay tres caminos. El primero se caracteriza por la resistencia contra los mega proyectos turísticos, porque la gente tiene derecho a decir no al turismo y la legitimidad para oponerse a este tipo de “desarrollo” turístico, que muy poco aporta al desarrollo de la población pobre. Hay también otras vías para que el turismo pueda desarrollarse de otras formas, como a través del mayor control y planificación por parte del Estado de las actividades turisticas, porque no puede ser que el inversionista extranjero o local llegue y desarrolle sus proyectos sin ningún control. Para las poblaciones locales existen formas como el Turismo Rural Comunitario, donde la misma comunidad campesina desarrolla la actividad turistica como diversificación de su actividad productiva habitual y como ampliación de ingresos a través de una actividad complementaria y no sustitutiva de las actividades tradicionales.

En El Salvador, Giorgio Trucchi

© Rel-UITA

23 de Julio de 2007

 

 

 

 

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