La crisis que viven los
pescadores de la zona centro sur de Chile tiene su origen en la “privatización
del mar” a favor de los pescadores industriales cuyas prácticas insustentables
están agotando los recursos, principalmente la merluza común. En varios de los
principales caladeros chilenos ya no hay pesca desde hace seis meses.
“Hay una crisis del sistema de administración que ha manejado
los recursos pesqueros bajo cánones de maximización económica, concepto
incompatible con la preservación y conservación”, dice Cosme Caracciolo,
presidente de la Confederación Nacional de Pescadores Artesanales (Conapach).
Agrega que en nuestro país prima una “visión de explotación minera de los
recursos pesqueros, donde leyes y ‘recomendaciones científicas’ avalan su
depredación al máximo. A partir del período 2000-2002, los recursos pasaron a
ser activos de las compañías pesqueras gracias al sistema de Límite Máximo de
Captura (LMC). Las acciones de estas compañías, tras la aprobación de la
Ley, aumentaron considerablemente. Son ‘rentables’ si los activos no bajan de
las 40 mil toneladas”.
Cuando se votó la Ley de LMC, el presidente del
Senado, Andrés Zaldívar, fue cuestionado por sus vínculos con la
industria pesquera. Los senadores Adolfo y Andrés Zaldívar poseían
acciones en la pesquera EPERVA, de propiedad del multimillonario
Anacleto Angelini.
“La situación de
los recursos está en las mismas condiciones. No bajaremos los brazos
hasta que se tomen decisiones que permitan recuperar la merluza” |
Recientemente, el Congreso analizó en sesión especial la
“escasez del recurso merluza”. Se aprobaron cuatro proyectos que buscan
“recuperar esta pesquería y mitigar los efectos que la crisis tiene en las
comunidades de pescadores”. “La mayoría de los parlamentarios desvirtuó la tesis
de que la jibia* es la principal causante de la disminución de los recursos
pesqueros. El apoyo al sector artesanal, en función de asumir que la crisis es
el efecto de malas medidas administrativas y la utilización del arte de pesca de
arrastre, fue transversal en términos políticos partidistas”, señala la
Conapach. A la sesión asistieron pescadores de las caletas de Valparaíso -El
Membrillo, Diego Portales y Sudamericana-, San Antonio, y de la VIII y X
regiones.
La primera iniciativa -51 votos a favor y 1 abstención-,
solicita, básicamente, que en la Ley de Presupuestos 2008 se dispongan recursos
necesarios para el Fondo de Investigación Pesquero, que deberá determinar cuál
es la causa de la depredación y disminución de la merluza. Además, solicita a la
Subsecretaría de Pesca que “modifique el período de veda por desove de la
merluza y se mejoren las medidas de fiscalización”. El segundo proyecto -37
votos a favor, 1 en contra y 8 abstenciones-, pide al gobierno, principalmente,
un programa de Apoyo al Emprendimiento y Diversificación de los Pescadores
Artesanales, y que algunas pesquerías -merluza común, reineta, sardina, sardina
española y anchoveta-, sean “exclusivamente de los pescadores artesanales”.
El tercer proyecto -41 votos a favor y 4 abstenciones-,
solicita a la presidenta Michelle Bachelet, que “declare a la merluza
común en régimen de pesquería en recuperación” y proponga “técnicas de pesca más
selectivas para salvaguardar el producto y sustentar su desarrollo a futuro”. El
último proyecto de acuerdo -45 votos a favor y 4 abstenciones-, pide al
Intendente de la V Región, “extender el programa de ayuda que anunció a todos
los pescadores cuyo ingreso familiar dependa exclusivamente de esta actividad”,
y que “la presidenta de la República considere para el Presupuesto de la Nación
del próximo año recursos suficientes para revitalizar y diversificar la pesca
artesanal”.
Presiones,
crisis y riesgo alimentario
Más de tres meses permanecieron las “ollas comunes” en las
caletas de la V Región esperando una solución. Tras las movilizaciones de
agosto, el gobierno ha entregado ayuda asistencial: capacitación, subsidios y
canastas familiares por cuatro meses, quedando sujeta su continuidad a la
evaluación de proyectos para el Presupuesto 2008.
Más de 120.000
personas viven de la pesca artesanal y actividades asociadas a ella |
“Los anuncios sólo son un paliativo para calmar la angustia
que vivimos los trabajadores de mar”, dice Eduardo Quiroz, presidente de
la Federación. “La situación de los recursos está en las mismas condiciones. No
bajaremos los brazos hasta que se tomen decisiones que permitan recuperar la
merluza”, agrega. Por su parte, Mario Ayala, dirigente de la Federación y
presidente del Sindicato de Mediana Altura de San Antonio, dice: “El conflicto
se mantiene y no parará hasta que no haya una posición clara del Estado para
resguardar los recursos”.
En julio de 2007, en la reunión del Consejo Nacional de Pesca
-instancia que determina las cuotas-, el entonces subsecretario, Carlos
Hernández, que había anunciado rebajar la cuota anual de merluza para
asegurar su conservación y renovabilidad, dio un paso atrás acogiendo la
exigencia de los industriales pesqueros de suspender la votación hasta
septiembre. “Asintió sin problema, y los únicos miembros del Consejo que
exigieron que se votara fueron quienes representan a la pesca artesanal.
Finalmente Hernández renunció”, dice Cosme Caracciolo. Y enfatiza:
“Hay profundo malestar entre los pescadores. Se nos convocó para tomar una
decisión sobre un recurso que está a punto de desaparecer y del cual dependen
miles de familias, y fuimos engañados. Mientras se discutía en la subsecretaría,
trabajadores de la industria provenientes de Talcahuano se manifestaban en la
Plaza de la Intendencia, en Valparaíso, ‘apoyando’ a los industriales, con el
discurso que ‘disminuir las cuotas o eliminar la pesca de arrastre traerá más
cesantía’”.
Más de 120.000 personas viven de la pesca
artesanal y actividades asociadas a ella: encarnadoras, fileteadores,
comerciantes, etc. “Mientras se sigan concentrando los recursos del mar en manos
de unos pocos que sacan el mayor beneficio, el hambre, la cesantía y el
agotamiento de las especies se acentuarán”, agrega Eduardo Quiroz. La crisis de la merluza ha
golpeado principalmente a las caletas de la zona centro y sur de Chile.
Pescadores, científicos y parlamentarios advirtieron, desde principios de 2000,
que un sistema de cuotas significaría a corto plazo el colapso de los recursos
pesqueros.
De la urgencia
a la emergencia
Gabriel Valenzuela,
presidente del Sindicato de Caleta El Membrillo y dirigente de la Federación
Nuevo Amanecer, dice que le solicitaron a Bachelet “una gestión
resolutiva y no contemplativa como ha ocurrido hasta ahora, y que obligó la
renuncia del subsecretario anterior. Necesitamos una solución a la crisis que
vivimos, crisis desencadenada por la depredación de los recursos en nuestro
mar”. La situación es crítica. Desde principios de julio de 2007 no hay más
merluzas en las caletas de Valparaíso, San Antonio y Concón. Miles de pescadores
son parte de una cadena productiva en riesgo de desaparecer. Sus organizaciones
exigen el cierre de áreas a la pesca de arrastre y medidas económicas que
mitiguen la crisis social.
El colapso de la
merluza es evidente. En 2002 su biomasa fue calculada en 1.500.000
toneladas. Pero en 2004 la cantidad de merluza disminuyó a 272.000
toneladas. Sólo un 18 por ciento del total calculado en 2002. |
Valenzuela
dice que “Las ollas comunes han sido la única manera de obtener un plato de
comida diario. A fines del 2006, el gobierno se comprometió a financiar un
incentivo al zarpe. Sin embargo, no lo hemos recibido desde mayo. Tampoco se ha
hecho efectivo el compromiso de incentivar el consumo de jibia o aumentar su
precio. Hoy nos dicen que la jibia se está ‘comiendo la merluza’, que ‘el
calentamiento global hace que los peces emigren’… La verdad es que los
industriales están agotando el mar”.
El colapso de la merluza es evidente. En 2002 su biomasa fue
calculada en 1.500.000 toneladas. En 2003, el IFOP no realizó ningún
estudio. Se cometió el error de considerar que la pesquería estaba sana y se
mantuvo la cuota de 139.500 toneladas para 2004. Pero ese año la cantidad de
merluzas disminuyó a 272.000 toneladas. Sólo un 18 por ciento del total
calculado en 2002. Para los pescadores las cifras fueron manipuladas con la
intención de que las organizaciones de artesanales aprobaran la nueva modalidad
de asignación de cuotas. A pesar del importante descenso, la explotación de
merluzas aumentó debido a las presiones de la industria y a la inexistencia de
un plan de manejo gubernamental.
¿Dónde están
las alternativas?
“La solución es tomar decisiones en el corto plazo que
permitan la recuperación de los recursos, y corregir el desastre social tras la
ley que los privatizó, principal causa de su disminución. El 95 por ciento de la
cuota anual de jurel es capturada por la industria con redes de arrastre; en el
caso de la merluza es el 65 por ciento. El jurel también se encuentra en un
estado crítico”, dice Caracciolo.
Gabriel Valenzuela
dice que no salen a pescar desde hace casi un año: “No hay peces. No queda
merluza. Hace un año, el documento ‘Propuestas de la pesca artesanal para
enfrentar la crisis de la pesquería merluza común’, denunciaba que ‘con la
entrega de cuotas individuales, permanentes, transferibles y gratuitas a los
armadores industriales de naves de pesca, a partir de 2000, éstos comenzaron a
establecer a su voluntad y conveniencia económica la captura de los recursos
pesqueros, con sus artes de pesca tremendamente nocivas para los recursos y
fauna acompañante (…) Tratando siempre de obtener el mayor beneficio económico
por cuota asignada, las cuotas individuales o LMC incentivan la selección
por tallas, descartando el pescado de menor talla (ya muerto)’”.
Los pescadores acudieron a la FAO para
solicitar al gobierno que haga efectiva la “moratoria a la pesca de arrastre en
aguas interiores y a las concesiones de acuicultura”. El colapso de recursos
pone en riesgo la seguridad alimentaria: “Es un crimen destinar las capturas con
mayor valor alimenticio a la crianza de peces que hoy son exportados a países
que no cuentan con problemas de alimentación. Gastan seis kilos de peces para
obtener un kilo de salmón. El 100 por ciento de las sardinas y anchovetas se
destinan a la fabricación de harina de pescado. La merluza se agota porque se
privilegia el arte de arrastre”, concluye Cosme Caracciolo.
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