La Unión de
Trabajadores del Turismo, Hoteleros y
Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA),
llegó finalmente a un acuerdo con el sector
empresarial que representa a la mayoría de
los establecimientos. Si bien se registra
una merma en la actividad, se estima que “ha
pasado lo peor” y en adelante se inicia una
recuperación paulatina. Sirel dialogó con
Norberto Latorre, secretario de Finanzas de
UTHGRA y presidente del Departamento de
Hoteles, Restaurantes, Catering y Turismo de
la UITA, quien aportó detalles del convenio.
-¿Cómo se llegó a este
compromiso?
-Después de arduas
negociaciones se alcanzó un acuerdo con la
Federación Empresaria Hotelera y
Gastronómica de la República Argentina (FEHGRA)
que reúne a la mayor parte de estas
actividades en el país. Los representantes
de cada región presentaron su real situación
y nosotros hemos corroborado que,
lamentablemente, en los últimos 30 días la
actividad viene cayendo en picada.
En Salta, por ejemplo, los
grandes hoteles que habitualmente tienen un
80 por ciento de ocupación en esta fecha,
llegan apenas al 30 por ciento, y en algunos
casos incluso menos. Esto llevó a que
adoptáramos la decisión de aceptar un
incremento salarial que no es el que
pretendíamos, y tampoco varios sectores
patronales como la Asociación empresarial de
Capital Federal –Buenos Aires–, que es la
más importante del país, y que anunció que
impugnará el acuerdo, así como las
Asociaciones empresariales de Jujuy, Entre
Ríos y Santa Fe que ya dijeron que no saben
cómo harán para pagar el incremento
aprobado, aunque no lo impugnarían.
-¿Llegó entonces la crisis al
sector?
-Sabíamos que esto ocurriría,
pero creemos que ya estamos pasando el
momento más crítico y de aquí en adelante el
sector se recuperará. Existe también una
clara parálisis de muchos empresarios en
espera del resultado de las elecciones del
próximo 28 de junio. Pensamos que eso nada
tiene que ver, pero muchos están especulando
con ese tema, y quienes tienen dinero
prefieren guardarlo antes que invertirlo, si
es en dólares más aún porque se tejen muchos
rumores sobre una posible devaluación, el
regreso del “corralito” y de los
cacerolazos… En fin, es un mundo de
especulaciones y conjeturas que agregan
inestabilidad a las negociaciones.
-¿Qué vigencia tiene el
acuerdo?
- Firmamos por doce meses,
con una cláusula especial según la cual si
ocurre alguna de estas especulaciones que se
están haciendo, habrá que encontrarse para
volver a discutir y renegociar lo pactado.
Esperamos que nada de eso se produzca porque
tenemos muy fresco el recuerdo del amargo
2001, cuando vivimos trágicas situaciones
para el país. Es de destacar la decisión
política de los empresarios que aceptaron
firmar este acuerdo.
-¿En qué consiste el acuerdo?
-Empieza en junio con un
aumento del 10 por ciento y se llega
progresivamente al 25 por ciento en marzo de
2010. En abril de ese año habrá un
incremento sobre los básicos al incorporarse
a ellos ese aumento, que entonces tendrá
efecto sobre los adicionales que,
dependiendo de las zonas del país, van del
22 al 50 por ciento del salario.
Obviamente, quedamos alerta
para controlar que este acuerdo se cumpla en
todos sus términos. Es probable que los que
han estado remisos argumenten que para pagar
el aumento tendría que reducir personal,
pero hemos analizado que eso no ocurrirá y
que todos lo podrán pagar. Lógicamente, todo
dependerá de que nuestros dirigentes sigan
de cerca este proceso en todo el país. Y esa
es nuestra razón de ser.
Además tenemos muchos temas
pendientes como el trabajo en negro, que
sigue existiendo, los trabajadores de “media
jornada” o subdeclarados, que los hemos
bajado de unos 70 mil a 30 mil, pero tenemos
que seguir luchando por ellos como lo
definimos en el último Congreso.
-¿Cómo está la situación con
el resto del sector?
-Tenemos pendiente el acuerdo
con los hoteles de cinco estrellas y las
cadenas transnacionales. Hemos interrumpido
las negociaciones hasta el martes 16, cuando
se reanudarán. Pero ya existe un compromiso
de palabra de respetar el acuerdo que
firmáramos con el resto de las empresas.
Quiere decir que si todo transcurre
normalmente, esta semana estaríamos
adoptando con ellos el mismo aumento
salarial y con el mismo sistema progresivo.
Pero hasta que no esté todo firmado no
daremos por terminada la negociación.
Ahora en Mar del Plata, por
ejemplo, estamos teniendo un problema grave
ya que el Sheraton de esa ciudad despidió al
candidato a delegado, que son aquellos que
eligen los trabajadores para integrar una
Comisión Interna de cada empresa y que a su
vez los representa ante el Sindicato.
Los candidatos a serlo y los delegados
electos están protegidos por ley y tienen
fuero sindical, esto es que no pueden ser
despedidos. Pero el Sheraton lo
despidió igual, junto a otros siete
trabajadores.
Realizamos la elección
rápidamente mientras la empresa amenazó con
despedir a quienes concurrieran a votar, lo
que provocó que hubiese una abstención del
50 por ciento, algo totalmente anormal en
nuestro contexto. Decidimos tomar el hotel,
y el Ministerio de Trabajo aplicó la
Conciliación Obligatoria, lo que llevó
comenzar todo de nuevo: nosotros
suspendíamos las acciones y la empresa debía
reintegrar a los despedidos. Pero no lo
hizo, así que estamos esperando que venzan
los plazos, y si no se llega a una solución
por el diálogo volveremos a tomar el hotel.
Este problema ya lo estamos trasladando a
los ámbitos internacionales, a la casa
matriz de Sheraton.
También habrá una
concentración en Mar del Plata de todos los
delegados sindicales de la cadena
Sheraton de todo el país, en solidaridad
con los compañeros despedidos. El despido de
un dirigente sindical no es negociable y se
trata de uno de los principios esenciales
del sindicalismo. Así que no lo vamos a
permitir de ninguna manera porque eso
derrumba la estructura sindical.
Todo se hará lo más
pacíficamente posible, pero tampoco
mediremos consecuencias porque en esto nos
va nuestra propia existencia.
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