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Derechos Indígenas y
Acceso al Agua |
“Por ser el
agua un bien de dominio público, es un recurso
vital que no puede ser tratado como mercancía,
ser reducido a un valor comercial y estar
sometido a las leyes del mercado. Por ello, el
agua no puede ser materia de tratados de libre
comercio internacional como los de la OMC y el
ALCA, o los tratados bilaterales”. |
La
Cordillera de los Andes es mudo testigo del origen y
desarrollo de uno de los procesos históricos más
sobresalientes del mundo antiguo que condujo al
surgimiento de variadas civilizaciones. Ello fue
posible gracias a la manera como a lo largo de miles
de años las sociedades originarias aprendieron a
utilizar, transformar y conservar los recursos
naturales, a organizar su territorio y a generar
mecanismos sociales y económicos particulares para el
ecosistema andino.
La Cordillera de
los Andes
A
diferencia de otras cordilleras del mundo, la
Cordillera de los Andes corre en dirección norte a
sur, paralela al Océano Pacífico, abarcando 70 grados
de latitud a lo largo del margen occidental de América
del Sur. Comprenden una sección de 15000 km de
cordilleras del Nuevo Mundo y tiene una longitud de
7250 km, ocupando un área continua de más de dos
millones de km2.
Los Andes constituyen una de las regiones de mayor
diversidad ambiental y geomorfológica en el mundo.
Dada su enorme longitud norte-sur que se extiende a
través de todas las zonas climáticas con diversa
vegetación entre la línea ecuatorial y la Antártica,
así como las grandes alturas desde el nivel del mar
hasta las cumbres de nieves perpetuas, no es
sorprendente que los Andes contengan los rangos más
extremos de tipos de paisajes, climas y comunidades
vegetales del mundo.
El
día de hoy la complejidad geomorfológica y climática
de los Andes parece ser un factor limitativo para el
desarrollo, y el mundo moderno aún no sabe utilizar a
plenitud las riquezas que ofrece su diversidad. En la
antigua América andina, las limitaciones geográficas y
medioambientales fueron convertidas en oportunidades,
con la domesticación de plantas, animales, la tierra y
el agua.
Transformando
limitaciones en oportunidades
Además de las empinadas laderas y los cambios
climáticos impredecibles que caracterizan a los Andes,
la escasez de agua es uno de los retos más grande para
la sobre vivencia. Para mitigar esta situación, las
poblaciones indígenas andinas desarrollaron
tecnologías asombrosas e incluso movieron cantidades
verdaderamente prodigiosas de tierra y agua para crear
nichos agrícolas sostenibles.
Muchas técnicas fueron usadas por los hombres y
mujeres andinas para manejar el agua y crear tierras
de cultivo: entre otras los sistemas hidráulicos
particulares a las diversas condiciones naturales; los
“waru waru”, “camellones” o “sucaqollus” para las
planicies inundables del entorno del lago Titicaca;
las “qochas” para capturar las aguas de las lluvias; y
las más conocidas terrazas de cultivo o “andenes” para
aprovechar las empinadas laderas andinas.
El
día de hoy, mucho de los conocimientos indígenas que
permitieron la convivencia armónica con los Andes no
son utilizados, las tecnologías están relegadas y las
poblaciones que las hicieron posibles se encuentran
marginadas.
La población
andina
En
los Andes, por más de 20000 años, la población
estableció un modelo de vida basado en una agricultura
y ganadería sustentables. Esta población constituyó
una sociedad en armonía con el medio ambiente y con
altos valores de complementariedad y reciprocidad.
El
día de hoy, casi la totalidad de las poblaciones
indígenas en los Andes comparten un conjunto similar
de problemas con relación a su situación social,
política y económica como poblaciones colonizadas y
marginadas.
El agua en la
cosmovisión Andina
Si
bien la visión del agua en la región andina tiene
particularidades de acuerdo a las distintas culturas
indígenas existentes, a la diversidad de áreas
ecológicas, a las diferentes ubicaciones de las
cuencas, y a los niveles de organización social
(comunidades, caseríos, parcialidades, ayllus, etc.),
existen comunes denominadores que deben de ser
mantenidos y respetados. Para los pueblos andinos, el
agua es mucho más que un recurso hídrico.
El agua como ser
vivo
El
agua es un ser vivo, proveedor de vida y de animación
del universo. Con el agua se dialoga, se le trata con
cariño, se le cría. Esta visión ha sido factor
fundamental para la adecuada cosecha, conservación y
reproducción de los recursos hídricos.
El agua como ser
divino
El
agua proviene de Wirakocha, dios creador del universo,
que fecunda la Pachamama (madre tierra) y permite la
reproducción de la vida. Es, por tanto, una divinidad
que está presente en los lagos, las lagunas, el mar,
los ríos y todas las fuentes de agua.
El agua como base
de la reciprocidad y complementariedad
El
agua permite la integración de los seres vivos, la
articulación de la naturaleza y de la sociedad humana.
Es la sangre de la tierra y del universo andino.
Permite practicar la reciprocidad en la familia, los
grupos de familias y comunidades andinas. Ordena la
vida de los individuos, presenta la diferencia no como
oposición sino como complementaridad, y facilita la
solución de los conflictos sobre la base de acuerdos
comunitarios.
El agua como
derecho universal y comunitario
El
agua “es de todos y es de nadie”. Pertenece a la
tierra y a los seres vivos, incluyendo al ser humano.
Se distribuye equitativamente de acuerdo a
necesidades, costumbres y normas comunitarias, y según
su disponibilidad cíclica.
El agua como
expresión de flexibilidad y adaptabilidad
El
agua se comporta de acuerdo a los ecosistemas,
circunstancias y coyunturas, sin seguir normas
rígidas. Depende del tiempo, clima, y topografía. La
sociedad andina, como el agua, está en continua
apertura frente a todo lo que enfrenta, incorporando
selectivamente elementos de otras culturas y grupos
humanos complementarios a su cultura.
El agua como ser
creador y transformador
El
agua sigue leyes naturales, de acuerdo a los ciclos
estacionales y a las condiciones del territorio. Su
uso sustentable implica la generación y aplicación de
conocimientos y habilidades obtenidos durantes siglos,
así como la construcción de una infraestructura
hidráulica que permita cosechar y distribuir el agua,
sobre la base de una gestión mancomunada y eficiente.
El agua como
recreación social
El
agua es la recreación de la diversidad en el espacio y
el tiempo, en las organizaciones comunitarias, en la
participación de la población, permitiendo la
autodeterminación de las comunidades, en discusión y
diálogo permanente con la naturaleza.
La realidad de los
Andes en el contexto de la visión mundial del agua
La
Visión Mundial del Agua aprobada en el Segundo Foro
Mundial en La Haya, en marzo del año 2000, además de
haber marginado la perspectiva de las poblaciones
campesinas e indígenas de los Andes y el mundo, pone
en gravísimo riesgo la supervivencia de éstas. La
Visión emanada de la Haya, a ser convertida en un Plan
de Acción Internacional en Kyoto, en marzo de 2003,
constituye una amenaza para la conservación y uso
sustentable de los recursos hídricos a escala
internacional y para los países con poblaciones
indígenas campesinas altamente significativas, como en
los Andes.
En
estos países las legislaciones con relación a los
recursos naturales y en especial con relación al agua
no consideran la visión, cultura y propuestas
indígenas y campesinas en referencia a uno de los
recursos más estratégicos del milenio, y por lo tanto
no respetan sus derechos y prácticas consuetudinarias.
Esta realidad se torna aún más ingrata al analizar que
la gestión hídrica de poblaciones indígenas y
campesinas sostiene la seguridad alimentaria
nacionales.
Nos preocupan principalmente cuatro propuestas
presentes en la Visión Mundial del Agua de La Haya:
a. Reducir el uso del agua en el sector agrícola,
generalizando el uso de cultivos transgénicos: Esta
propuesta, como vía para el uso eficiente del agua,
atenta directamente a la inmensa biodiversidad de
cultivos nativos de los Andes, provocaría dependencia
de las poblaciones hacia empresas biotecnológicas y la
pérdida de su seguridad y soberanía alimentaria y
viola el principio de precaución sobre estos cultivos.
b. Reasignar el agua de los usos de menor valor
(agricultura familiar) a los usos de mayor valor
(agricultura en gran escala, industria y consumo
humano): Esta propuesta conduciría a la destrucción de
la pequeña producción campesina y familiar, base de su
subsistencia y cultura, profundizando la migración
hacia las ciudades y generando nuevos bolsones de
pobreza.
c. Hacer de la inversión privada la palanca para la
resolución de los problemas del agua: Esta propuesta
conduce a la privatización del agua, desligando al
Estado de las responsabilidades que tiene con todos
los usuarios y generando artificialmente una demanda
para promover grandes negocios en desmedro de la
mayoría de la población mundial, y especialmente de
las poblaciones indígenas y campesinas.
d. Cobrar el costo total del agua en un contexto de
privatización del recurso, para atraer a los
inversionistas privados, pone en peligro la
disponibilidad del agua para la manutención de los
ecosistemas, restringe el acceso de la población a
este recurso, y transforma el acceso al agua en una
mercancía, dejando de ser un bien nacional de uso
público, y derecho consuetudinario.
Propuesta para la
acción desde la visión andina
¿Cómo respetar la visión de las comunidades indígenas
y campesinas de los Andes, fortalecer su identidad,
asegurar sus derechos y conservar los recursos
hídricos?
El agua como
patrimonio común
Desde la visión y experiencia del mundo andino,
cualquier plan de acción con relación al agua debe
estar orientado a protegerla y conservarla,
garantizando su disponibilidad con equidad para
asegurar la existencia de todos los seres vivos del
planeta. Para ello se debe asegurar y proteger los
sistemas hídricos, tanto en su entorno geográfico como
en su ciclo natural, consensuando acciones y
mecanismos que mantengan la integralidad de los
ecosistemas, especies animales, vegetales y la vida de
las comunidades con dignidad, y recreando su identidad
cultural.
El
agua es patrimonio de la tierra y de toda forma de
vida animal, vegetal y humana. Por ello, cualquier
marco jurídico con relación a los recursos hídricos
debe estar basado en este principio.
El agua como
dominio público
Este principio implica la definición del agua, en las
Constituciones, como bien público bajo el control de
la sociedad en su conjunto.
Al
mismo tiempo, se deben formular mecanismos equitativos
de uso que respondan a las necesidades de la
naturaleza y de las comunidades humanas, priorizando
los derechos de subsistencia, soberanía alimentaria y
desarrollo local.
El agua es un bien
común no una mercancía
El
acaparamiento del agua por los sectores más dinámicos
de la economía como el sector minero, industrial,
agrícola empresarial, exportador, y otros, va en
desmedro de la gran mayoría de usuarios y de la propia
naturaleza. Por tanto, ninguna empresa, nacional o
transnacional, o persona particular, tiene el derecho
de apropiarse del dominio del agua o acaparar su uso
para fines de lucro privado en perjuicio del resto de
la colectividad.
Por ser el agua un bien de dominio público, es un
recurso vital que no puede ser tratado como mercancía,
ser reducido a un valor comercial y estar sometido a
las leyes del mercado. Por ello, el agua no puede ser
materia de tratados de libre comercio internacional
como los de la OMC y el ALCA, o los tratados
bilaterales.
Revalorización de
saberes, tecnologías y organización andina
Los saberes del mundo andino, sus sistemas
tecnológicos y sociales de gestión del agua parten del
principio de la convivencia armónica con la madre
tierra y se sustentan en la propiedad colectiva del
agua basados en un sistema legal y social propio.
Estos lograron garantizar la sustentabilidad de los
ecosistemas desde tiempos inmemoriales y por lo tanto
deben ser preservados, respetados y reconocidos.
Los sistemas tradicionales de manejo del agua,
desarrollados y validados a lo largo de cientos de
años, hoy en día marginados, son probadas alternativas
para la sostenibilidad de los recursos hídricos. Por
ello deben de ser mejor comprendidos, valorados,
recuperados y difundidos como tecnologías para la
sustentabilidad del desarrollo.
Sistemas de
gestión integrales y participativos
Los sistemas de gestión del agua deben basarse en un
concepto de integralidad, a partir de una concepción
territorial de cuenca, de usos compatibles y
sustentabilidad del recurso. La priorización de los
usos del agua debe basarse en mecanismos
participativos que permitan garantizar su conservación
y el acceso equitativo.
Los proyectos de gestión sustentable requieren de
información pública sobre el estado actual y
disponibilidad de las aguas superficiales y
subterráneas, información hoy en día casi inexistente,
poco sistematizada y de difícil o costoso acceso.
Institucionalidad
participativa y control social
Las normas legislativas y formas de gestión del agua
deben garantizar la disponibilidad del agua en
términos de volumen y de calidad, para asegurar la
sustentabilidad y necesidades de los ecosistemas y de
las comunidades humanas. Para ello, los sistemas de
gobernabilidad, tanto a nivel de cuenca como
nacionales, deben basarse en las autoridades hídricas
locales ya existentes, tales como comunidades
indígenas, campesinas, asociaciones de regantes, y
demás usuarios del agua.
Los gobiernos de los países andinos deben respetar y
valorar la gestión y el derecho originario comunal e
integral de las comunidades indígenas y campesinas,
debiendo éstos ser reconocidos como patrimonio de la
humanidad.
Políticas
económicas adecuadas
Toda política de inversión pública debe considerar
prioritariamente la conservación del recurso, la
gestión sustentable y el desarrollo local y regional
sobre la base de los usos y costumbres indígenas y
campesinos. Cualquier inversión privada en el sector
agua debe someterse a estos criterios.
En
las cuencas andinas, el recurso agua se genera en las
partes altas pero por lo general se beneficia a las
partes bajas. Las políticas hídricas deben priorizar
mecanismos adecuados para el beneficio equitativo, que
garantice una mejor calidad de vida de los pobladores
de las cuencas altas que son los menos favorecidos.
Leonídas Iza*
Boletín ICCI-ARY Rimay
Año 5, No. 48, marzo del 2003
*
Ponencia presentada por en el Tercer Foro Mundial del
Agua, realizado en el mes de marzo del 2003, en
Kyoto-Japón, en la que recoge el trabajo colectivo de
varias entidades, organizaciones y compañeros, que
frente a la “Visión Mundial del Agua”, establecida en
el anterior Foro de la Haya, con un enfoque
frontalmente privatizador, omitía la caracterización
de muchas realidades y pueblos.