Estados Unidos 
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Nestlé 
“caza” agua 
Con las 
manos en el pozo  | 
 
 
 
 
  
 
Cuando todavía está bien presente 
el conflicto de San Lorenzo por la explotación de agua en Brasil, la 
transnacional Nestlé sigue siendo denunciada por el mal uso de los 
manantiales de agua y sus consecuencias para el medio ambiente y 
para la sociedad. 
  
 
 Ahora se suma la noticia de exploraciones en Nueva 
Inglaterra y una advertencia del fiscal general de que el estado de 
California impugnará el plan para construir una planta embotelladora 
de agua en el Condado de Siskiyou, a menos de que la compañía 
reconsidere sus planes de bombear agua del río McCloud.  
 
 
  
 
Según la revista BusinessWeek, 
  
Nestlé 
tiene “cazadores" de agua. Once personas desempeñan esa tarea en 
Estados Unidos, quienes, además de estudiar los recursos 
hídricos, buscan nuevas fuentes de agua -por lo general en lugares 
remotos y prístinos-, y gran parte de su trabajo consiste en 
establecer relaciones con la gente del lugar. Uno de estos 
“cazadores”, que por lo general son geólogos de profesión, llegó 
hace unos cinco años a McCloud, un pequeño pueblo en el Norte 
de California, condado de Siskiyou, donde el desempleo 
llegaba al 14,5 por ciento y el déficit del pueblo a más de 100.000 
dólares. Allí conversó con los concejales locales, generó una 
relación con ellos y los invitó a ver plantas de
 
Nestlé. Estos concejales hallaron que las plantas eran 
tranquilas, en buen estado de funcionamiento, con “hermosas salas de 
descanso para los empleados, con microondas y todo lo que 
necesitaban”.
 
  
 
Esta buena percepción de la planta de 
  
Nestlé 
hizo que todos los integrantes de la Junta Local decidieran llegar a 
un acuerdo y firmaran un contrato por el cual se concedían a 
 
Nestlé 
derechos exclusivos al agua del pueblo por un plazo de 100 años, y 
posteriormente se citó a una asamblea del pueblo para presenciar la 
firma de un contrato que ya estaba plenamente negociado.
 
  
 
Los hermanos sean unidos 
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las operaciones de Nestlé Waters en Estados Unidos 
ya degradaron lagos y pantanos, disminuyeron los niveles 
de la capa freática y siguen siendo un riesgo para el 
suministro de agua de uso doméstico y agrícola  | 
 
 
 
 
  
 
A partir de ese momento el pueblo quedó dividido en dos 
facciones hostiles entre sí. Luego hubo estudios ambientales, como 
uno realizado por EcoNorthwest, en el que se afirma que 
  
Nestlé 
estaría pagando solamente una fracción del agua que va a usar y que 
los puestos de trabajo e ingresos prometidos por la transnacional en 
otros casos jamás se materializaron. Además, se sostiene que existe 
gran riesgo de que McCloud esté dando mucho a cambio de muy 
poco: el plan de 
 
Nestlé 
consiste en instalar una de las plantas de agua embotellada más 
grandes de Estados Unidos por la cual pagaría a la comunidad 
de McCloud unos 350.000 dólares anuales y generaría unos 240 
puestos de trabajo.
 
  
 
La “batalla de 
McCloud” ha trascendido los límites del pueblo, la organización
Corporate  Accountability  International, dedicada a combatir 
actividades corporativas irresponsables y peligrosas, también ha 
alzado su voz. Por su parte, la presidenta del Grupo de Trabajo 
sobre la Privatización de Agua de Sierra Club, expresó en una 
entrevista: “El agua es vital para la viabilidad de las comunidades.
  
Nestlé
embotella el agua de las 
comunidades sin que los integrantes de esas poblaciones estén 
enterados. La empresa se beneficia mientras los consumidores pagan 
más de 1.000 veces el costo de ese recurso”.
   
Por su parte, 
Alternet da cuenta de intentos de 
  
Nestlé de explotar acuíferos y manantiales en Massachussets, 
lo cual se suma a “interesantes” declaraciones publicadas por la 
agencia IPS noticias, en las cuales Peter Gleick, 
presidente del independiente Pacific Institute, con sede en la 
ciudad de Oakland y presencia en California, 
manifestó: 
 
 
“Las 
embotelladoras no generan mucho trabajo y a menudo se benefician del 
descuento de impuestos, por lo cual poco o nada llega a las 
poblaciones locales”.
  
Según IPS, Sierra Club pretende utilizar su influencia 
como accionista para reclamar a 
 
Nestlé 
un cambio en sus operaciones y que obtenga el “consentimiento total 
e informado” de las comunidades donde se embotella el agua”. Ya han 
entablado demandas contra Nestlé Waters ciudadanos de los 
estados de Maine, Michigan y California 
denunciando las operaciones de la embotelladora. La justicia ya 
dictaminó en Michigan que las operaciones de 
 
Nestlé 
son perjudiciales para el ambiente.  
 
  
 
Todo va mejor con Nestlé 
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El análisis ambiental realizado no tiene en cuenta los 
siguientes efectos: los gases de efecto invernadero 
generados por la producción de botellas, la demanda de 
electricidad del proyecto y las emisiones que provocará 
el transporte en camiones  | 
 
 
 
 
  
 
Mientras que los grupos ambientalistas sostienen que las 
operaciones de Nestlé Waters en Estados Unidos ya 
degradaron lagos y pantanos, disminuyeron los niveles de la capa 
freática y siguen siendo un riesgo para el suministro de agua de uso 
doméstico y agrícola, 
  
Nestlé 
asegura que continúa reduciendo la cantidad de agua que utiliza en 
sus actividades. 
  
En su sitio web, 
 
Nestlé indica que la cantidad de agua usada en sus plantas pasó de 
218.000 millones de toneladas a 155.000 millones en 2006, pese a 
haber aumentado el volumen de productos elaborados. Se afirma allí 
que los requisitos técnicos mínimos ambientales dispuestos por
 
Nestlé 
prevén explícitamente la necesidad de, por lo menos, un proyecto de 
reducción de la cantidad de agua desechada por planta procesadora, y 
que el objetivo es minimizar el uso y maximizar el reciclaje. Se 
agrega que el 25 por ciento del agua que consume la empresa es para 
enfriar. De esa cantidad, sólo se “toma prestado” un cuarto a los 
ríos locales por un breve lapso y se devuelve de inmediato como 
“agua procesada” no contaminada. Sostiene que el impacto ambiental 
es considerado mínimo por sus técnicos, pero aún así se controla 
continuamente mientras que el resto del agua utilizada se recicla de 
diversas maneras.  
 
  
 
En el caso del río McCloud, en la carta enviada al 
Departamento de Planeamiento del Condado de Siskiyou la 
semana pasada, el fiscal general Brown expresa que 
  
Nestlé 
ha sugerido cambios a su plan original, pero ellos no constan en 
ningún documento oficial, por lo que hace falta que 
 
Nestlé 
realice una nueva propuesta formal del proyecto y un nuevo informe 
sobre los efectos ambientales.
 
  
 
Brown 
agrega en su carta que el análisis ambiental realizado no tiene en 
cuenta los siguientes efectos: los gases de efecto invernadero 
generados por la producción de botellas, la demanda de electricidad 
del proyecto y las emisiones que provocará el transporte en 
camiones. 
 
  
 
El río  McCloud es muy singular en California 
por ser uno de los más extensos del estado y porque surge de 
manantiales y de acuíferos subterráneos de lava, no de agua pluvial 
o de deshielo. El río está además asociado al hábitat de más de 200 
especies de flora y fauna. 
  
 
Nestlé es propietaria 75 
manantiales y produce siete marcas de agua en Estados Unidos . Según BusinessWeek, Kim Jeffery, presidente ejecutivo de
Nestlé 
Waters, se 
pregunta: ¿por qué nosotros? Dice no entender por qué se cuestionan 
los planes de 
 
Nestlé 
para embotellar agua, siendo que en esta tarea se emplea menos agua 
que para fabricar refrescos o cerveza.
 
  
 
Quizás si la pregunta que se hace Jeffery no fuese 
meramente retórica, con un poco de autocrítica
  
Nestlé 
podría reconsiderar sus relaciones con los habitantes del distrito
McCloud, en California, y considerar seriamente el 
derecho de los habitantes de la cuenca del río a decidir y 
determinar el uso de sus recursos, en lugar de promover acuerdos a 
puertas cerradas. La lógica de no escuchar, de desoír a la justicia 
o de recurrir a su desproporcionado poder para influir en las 
decisiones de las personas no solamente se ve en California,
Estados Unidos y en San Lorenzo, Brasil, sino 
que parece ser la fórmula aplicada por 
 
Nestlé 
también en lo que atañe a productores, proveedores, trabajadores y 
trabajadoras. 
 
  
   
  
 
 
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