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Para muchas personas 
portadoras del VIH, ha mejorado la situación en muchos lugares de trabajo. Este 
cambio se debe, en gran medida, al programa Respuestas Estratégicas de las 
Empresas al VIH (SHARE). Teniendo en cuenta que de los 
33,2 millones de personas portadoras de VIH a mayoría se encuentran en edad 
laboral, SHARE se revela como un programa necesario. 
  
 Hoy en día, el SIDA constituye un grave problema en 
el mundo laboral. De manera habitual, las personas con VIH sufren 
discriminación en su vida diaria. En el caso de España, también se 
produce en el ámbito laboral por la ausencia de medidas gubernamentales para 
este tipo de problemas. 
  
Más de 650 empresas de 24 países distintos han puesto en 
marcha el programa SHARE. Dieciséis de estos 
países adscritos al programa han realizado una serie de cursos formativos sobre
VIH. La Oficina Internacional del Trabajo (OIT) ha 
sido la encargada de la elaboración de un formulario de recomendaciones 
prácticas sobre el VIH y el lugar de trabajo. 
De este modo, miles de  funcionarios de Gobierno y representantes sindicales han 
recibido formación sobre VIH en su ámbito laboral. Gracias a SHARE, 
las empresas ofrecen programas de prevención, tratamiento y cuidado. 
 
  
La aplicación del programa comenzó en 2003 en seis países: 
Belice, Benin, Camboya, Guayana, Ghana y Togo. 
Ahora, tras cinco años de aplicación de SHARE, la OIT ha sacado a 
la luz el informe "Salvar vidas, proteger empleos", donde se evalúan los 
efectos del programa. El documento evalúa los seis países pioneros en la 
utilización del programa. A nivel global, el informe destaca mejor acogida y 
mayor respeto hacia las personas con VIH. Los trabajadores encuestados 
reconocen tener ahora una mejor actitud hacia aquellos infectados por el virus.
 
  
Se trata de un avance significativo en lo que a ruptura de 
tópicos y prejuicios se refiere, ya que tradicionalmente la infección por VIH 
ha sido un factor de riesgo para quedarse sin trabajo. Según el informe, las 
mujeres están más 
expuestas y resultan más afectadas que los hombres a la 
infección. Esto se debe a razones biológicas, socioculturales y económicas.
 
  
Otro dato relevante del informe de la OIT es el cambio 
de actitud hacia el uso del preservativo. Por ejemplo, 
en Camboya, un 68% de los trabajadores encuestados manifestó una actitud 
positiva hacia el uso del preservativo. 
En resumidas cuentas, se puede observar como SHARE ha contribuido a la 
creación de un ambiente laboral más favorable y comprensivo hacia las personas 
con VIH.  
  
En la propia Organización de Naciones Unidas también se ha 
lanzado un programa de similares características. ONUSIDA intenta dar una
respuesta mundial al VIH. Sus actuaciones se 
centran en evitar nuevas infecciones por el VIH, prestar asistencia a las 
personas que viven con el virus y mitigar el impacto de la epidemia. El programa
ONUSIDA tiene como objetivo primordial detener la propagación del SIDA 
para el año 2015. 
  
Tanto SHARE como ONUSIDA representan 
dos modelos de justicia y solidaridad en las relaciones humanas. Modelos que 
luchan por la igualdad en el ámbito laboral y contra la discriminación de 
personas portadoras del virus. Pero el bienestar de los seropositivos no sólo 
depende de estos programas, sino que incumbe al conjunto de la sociedad. En 
muchas ocasiones el desconocimiento de la enfermedad lleva al rechazo hacia sus 
afectados. Si estos programas logran superar esta barrera, y convertir lo 
desconocido en conocido, la convivencia y respeto hacia estas personas mejorará 
en gran medida. 
 
 
 
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