Acerca de la utilización e impacto de los
plaguicidas
en la agricultura argentina
Algunas
preguntas y respuestas básicas
Recientemente en la Argentina el fallo del juez
Carlos Mateu de la provincia de Córdoba puso
las cosas en su lugar, aplicando la ley
determinó que la aplicación de plaguicidas en la
ciudad de Ituzaingó se realice a más de 1.500
metros de las viviendas de la comunidad. El
fallo hace justicia y se relaciona con una lucha
que desde hace años llevan adelante las madres
de Ituzaingó y pone sobre el tapete el impacto
de las fumigaciones aéreas y su relación con el
deterioro en la salud. Pero a su vez da pié a un
debate que se debe dar en torno a la utilización
de los agrotóxicos y los problemas agromédicos
que de esta utilización se derivan.
En torno a ello se dan algunas preguntas que debe inspirar
profundas reflexiones: ¿el problema se origina
solo en el cultivo de soja? ¿Qué sucede en otras
actividades agrícolas? ¿Es solo un problema del
herbicida glifosato? ¿Se utilizan más o menos
productos químicos que años atrás? ¿Se dan
solamente en las fumigaciones aéreas? ¿Es un
problema de administrar la ley o la legislación
es insuficiente? ¿Existe investigación
científica sobre el impacto de los plaguicidas
en la salud? ¿Puede existir una aplicación
correcta? ¿Es un problema en la etapa de
aplicación o se vincula con todas las etapas del
uso de plaguicidas? ¿Es posible producir
alimentos en cantidad suficiente, de alta
calidad intrínseca y en forma rentable sin
utilizar plaguicidas?
Vamos por partes
-¿Es un problema restringido al cultivo de soja?
-No. La utilización desaprensiva y sin atender a criterios
ecológicos y a veces económicos, se da en todas
las actividades agrícolas y tiene que ver con el
modo de producción vigente. El modelo productivo
imperante basado en la producción de
monocultivos relacionado con la utilización de
semillas mejoradas -a veces transgénicas- los
fertilizantes y obviamente los plaguicidas
trasciende a la producción de granos. El paquete
tecnológico es inherente al modelo, los
monocultivos son ecológicamente imposibles de
llevar a la práctica si no se “sostienen” a
partir del suministro de abonos químicos y
plaguicidas. En este caso los procesos nutrición
de suelos llevado a cabo por las rotaciones y
suministro de materia orgánica intenta ser
reemplazado por la utilización de fertilizantes
solubles de la misma manera que el control de
las ocasionales plagas, que en la naturaleza es
llevado a cabo por predadores y parásitos, es
reemplazado por la utilización de plaguicidas .
Intento de substitución a todas luces vano e
incompleto dado que no solamente no cumplen su
cometido sino que a su vez posee un notable
impacto ambiental.
El problema del uso de plaguicidas se reproduce en la región
de producción de hortalizas del área
metropolitana de Buenos Aires, el Alto valle de
Río Negro en la producción de manzanas y peras y
en la producción de tabaco. En todos estos casos
se reproduce un mismo modo de producción,
excluyente y altamente demandante de capital que
determina una creciente expulsión de
productores, una pauperización en las
condiciones de vida y trabajo de la mano de obra
y contaminación ambiental –seres humanos
incluidos como parte indisoluble del medio
-¿El problema es solo del herbicida glifosato?
-No. El problema del glifosato es grave por las cantidades
que se utilizan, por el modo de aplicación y por
su impacto en la salud, pero no es el único. En
la actualidad se utilizan una serie de
plaguicidas extremadamente tóxicos con capacidad
de producir daños en la salud tanto de nivel
agudo –a corto plazo -como crónico- enfermedades
que aparecen luego de años del contacto con el
plaguicida-. Es el caso de los insecticidas
Endosulfán, Carbofuran, Bromuro de metilo, de
los herbicidas 2, 4 D y Paraquat aunque poseen
una clasificación toxicológica menor, fungicidas
como el zineb.
En el caso del insecticida Endosulfan se trata de un producto
organoclorado que reviste la categoría de
contaminante tóxico persistente, que se degrada
muy lentamente permaneciendo años en el medio,
se acumula en las cadenas tróficas y aún se
traslada a grandes distancias arrastrado por las
corrientes de aire y de agua, con lo cual pueda
alcanzar a zonas muy alejadas de aquellas donde
se aplica. En la actualidad se utilizan cerca de
4 millones de litros de este producto en las
actividades agrícolas desarrolladas en la
Argentina.
Por su parte el carbofurán es un insecticida utilizado en la
horticultura principalmente en el cultivo de
tomate. La particularidad de este producto es
que aplicado en el suelo sobre el cultivo de
tomate posee un tiempo de carencia] de 60 días
hasta la cosecha
Respecto a el herbicida 2, 4 D se amplían año tras año las
cantidades de utilizadas debido no solo a la
expansión del cultivo de soja sino por la
parición de tolerancia y resistencias en las
plantas silvestres a las dosis “normales” del
herbicida glifosato.
-¿Se ha reducido la utilización de plaguicidas
en la Argentina?
No. Si se toma como base el año 1996, donde se utilizaban
cerca de 30 millones de litros de agrotóxicos se
llega al año 2007 donde se aplicaron cerca de
270 millones de litros, se evidencia un claro
incremento ligado a varios factores; a-la
expansión de la superficie agrícola – ya sea por
deforestación como por el reemplazo de
actividades - , b- la expansión de los cultivos
transgénicos. c- La aparición de resistencias en
insectos e hierbas silvestres. Este es el tema
que debe preocuparnos; los monocultivos y la
aplicación de continua de las mismas
formulaciones de plaguicidas lleva a que estos
generen resistencias en los organismos que
pretenden controlar. En este caso las dosis
normales de productos químicos no poseen efecto
sobe ellos. Como esta generación de resistencias
se transmite de generación en generación en unos
pocos años toda la población – de insectos ,
hongos o hierbas silvestres - es resistente. De
esta manera los productores, en ausencia de un
plan estratégico, suelen incrementar tanto la
cantidad como las dosis de aplicación. Un caso
documentado es el de glifosato donde de una sola
aplicación de 3 litros por Ha, llevada a cabo a
fines de los años ’90, se pasa a mediados de la
década del 2000 a más de 3 aplicaciones por más
de 12 litros por Ha y por año.
Una situación similar se da con las aplicaciones de
insecticidas donde la aplicación continua sin
atender los umbrales de daño económico determina
un recambio permanente de productos menos
tóxicos y persistentes por otros de amplio
espectro, altamente tóxico y con gran impacto
ambiental, como el caso del Endosulfan.
-¿ El problema del impacto se da sólo con las
fumigaciones aéreas?
No. Como ya se manifestó el problema aparece en todas las
producciones y bajo diferentes modalidades de
aplicación de plaguicidas. En este caso es
importante no solo tener en cuenta las toxicidad
especifica del plaguicida – su capacidad tóxica
– sino también es necesario considerar las
características físico -químicas del plaguicida
dado que determina su comportamiento en el
ambiente luego de la aplicación. Entre las
propiedades más importantes a tener en cuenta
están la solubilidad, su adhesión a las
partículas del suelo, la capacidad de
evaporarse, su vida media en el ambiente y su
acumulación en las cadenas tróficas. En el caso
de las aplicaciones aéreas las partículas
impactan sobe las personas y comunidades que
habitan o trabajan cerca de las zonas de
utilización. Aunque las legislaciones
provinciales prohíben las aplicaciones a
distancias menores que los 500 a 1500 metros de
distancia de donde habitan las comunidades el
problema es más amplio. En principio porque nada
se dice de las viviendas aisladas que persisten
en las áreas rurales y que pueden ser alcanzadas
por el plaguicida. De la misma manera el viento
puede arrastrar las partículas tóxicas mucho más
allá de donde son aplicadas.
Las partículas de los plaguicidas pueden alcanzar las fuentes
de agua ya por las aplicaciones directas sobre
las mismas como por la percolación entre las
partículas del suelo llegando a las napas de
agua. De la misa manera los plaguicidas pueden
quedar adheridos al suelo durante muchos años
antes de ser removidos].
Por último un problema gravísimo se da en la fumigación de
las hortalizas para consumo en fresco donde la
combinación de la utilización de plaguicidas
extremadamente tóxicos, las dosis de aplicación
elevadas y fundamentalmente el no respeto del
tiempo de carencia determinan que una elevada
proporción de las hortalizas comercializadas en
los alrededores del área metropolitana de Buenos
Aires llegan al consumidor con un tenor de
plaguicidas más elevado que lo admitido por las
disposiciones vigentes.
-¿Es un problema solo de aplicar la legislación
o controlar las aplicaciones?
No. El problema es más complejo. La legislación Argentina
relativa al registro, comercialización,
aplicación de plaguicidas es incompleta,
permisiva y obsoleta. Por un lado existen serias
deficiencias en el registro, por ejemplo no
existe participación del Ministerio de salud en
la aprobación de los plaguicidas de uso
agrícola. También se da el caso de plaguicidas
prohibidos o restringidos en los países de
origen y que en Argentina su uso está permitido
– el caso del Fipronil retirado del mercado en
Alemania por su probado efecto contra la
supervivencia de las abejas-.
En el caso de la comercialización las restricciones son
menores. Los plaguicidas se expenden en
ferreterías, forrajerías, sumillerías, casa de
venta de artículos de limpieza, etc. Se pueden
comprar sin receta y la aplicación “segura”
queda librada al productor o usuario. Las
normativas establecen restricciones acerca de
los cultivos a aplicar, las dosis, las
condiciones atmosféricas de uso, etc. Como no
existen supervisiones quedará al buen tino,
conocimiento y compromiso del aplicador acatar
las normativas.
En el caso del herbicida 2, 4 – D, la utilización de las
formulaciones como éster isobutílico se hallan
prohibidas o restringidas en las provincias de
Santiago del Estero debido a que por su
volatilidad pueden derivarse trazas del producto
hacia cultivos susceptibles y comunidades
aledañas a los predios tratados. El hallazgo de
envases de estos productos en la provincia
revela que las disposiciones son vulneradas.
Se da por ejemplo el caso de, plaguicidas solo permitidos
para utilizar en plantas ornamentales o en
cultivos forestales que pueden ser utilizados en
otros cultivos ¿Quién controla el acatamiento de
las normativas? Al decir de los trabajadores y
productores hortícolas, nadie controla nada …
-¿Existe una aplicación correcta o segura?
-No. Aunque como en la aplicación de cualquier tecnología, se
puede reducir el riesgo durante la aplicación,
son tantas las variables que se deben tener en
cuenta que el uso seguro es muy poco probable de
llevar a la práctica. En los plaguicidas se da
el caso de investigaciones sobre efectividad,
seguridad de uso y aprobación en situaciones
ideales – el laboratorio - para luego ser
aplicados en situaciones reales , en las cuales
las condiciones económicas - la presión del
mercado- , las condiciones climáticas, el acceso
a la información suelen influir en las
verdaderas condiciones de uso.
Los plaguicidas se aplican sin un conocimiento adecuado de su
peligrosidad, de apuro, con personas realizando
tareas en las inmediaciones. La venta de
productos fraccionados, la escasa información
existente en los marbetes, la inexistencia de
equipos de protección, la inexistencia de
capacitación efectiva de quienes los aplican,
resultan a las claras la mejor evidencia de que
las condiciones de uso recomendadas no son
llevadas a la práctica.
-¿Es sólo la etapa de aplicación la más
problemática?
-No. Si bien es la que aparece como la más compleja y
engorrosa, comparte la situación con otras como
el almacenaje, la dosificación y el desecho de
envases.
El almacenaje de los productos luego de la compra puede
realizarse desde el acopio en galpones hasta al
aire libre, claro está que en este último caso
el producto puede alcanzar a las personas que se
hallan en las inmediaciones -máxime a los
niños-. En el caso de la dosificación es el
momento en que el plaguicida se halla más cerca
de quien realiza la aplicación; derrames
salpicaduras son “accidentes” cotidianos. Las
tareas se hacen rápido a fin de no perder tiempo
y ganar productividad. Las consecuencias son
evidentes en el cuerpo de quien realiza las
tareas; llagas en la piel, temblores, etc.
Por último el desecho de envases es una etapa severamente
crítica. Aunque los organismos oficiales y las
empresas proveedoras de insumos recomiendan el
triple lavado y el desecho eficaz, por lo
general los envase son arrojados en lugares
inespecíficos, en cualquier lugar tanto dentro
como fuera de la explotación. De ésta manera es
muy común encontrar basurales a cielo abierto en
la mayoría de las zonas agrícolas de Argentina.
En estos sitios los envases se degradan
lentamente, contaminando los suelos y el agua.
También se registran casos de envases que son
reciclados para uso domestico –acarreo de agua-
cuando no acopiados por recicladores con las
consecuencia que esto posee en su salud.
-¿Es posible relacionar directamente el impacto
de los plaguicidas con el deterioro en la salud
de la población expuesta?
Si. En este caso la investigación epidemiológica brinda las
herramientas a fin de vincular a los plaguicidas
con la aparición de enfermedades. Si bien en
algunos casos es difícil separar el impacto que
pueden tener estos tóxicos de aquellos
relacionados con la alimentación, el contacto
con otras sustancias químicas, los
transformadores con PCB, etc., investigaciones
realizadas en laboratorios, estudios
retrospectivos y los registros de casos de
intoxicación dan cuenta de una vinculación real
entre la aparición de enfermedades agudas y
crónicas y el manejo de plaguicidas
-¿Existe información sobre el impacto de los
plaguicidas en la salud?
Si. Estudios epidemiológicos comunitarios, estudios
prospectivos y retrospectivos, investigaciones
realizadas con animales en laboratorios y la
estadística hospitalaria dan cuenta de la
existencia de una vinculación entre los
plaguicidas -alcance de las partículas- y la
aparición de determinadas enfermedades.
Respecto al Glifosato en las intoxicaciones agudas pueden
aparecer los siguientes síntomas; irritación de
los ojos y de la piel, daños en el sistemas
respiratorio y a nivel pulmonar, mareos,
descenso de la presión sanguínea, dolor
abdominal, destrucción de glóbulos rojos y
fallas renales Pero lo que es más importante es
la aparición de enfermedades de tipo crónico;
desarrollo neurológico anormal, incremento en la
incidencia del linfoma no –hodking, afección en
la placenta humana con probable incidencia en el
desarrollo de abortos. También puede actuar en
la división celular con una posible incidencia
en la aparición cánceres.]
Para el caso del Endosulfán las investigaciones y las
denuncias de investigación dan cuenta de la
aparición de diarreas, mareos, dolor de cabeza,
nauseas, llagas, dolor de garganta y cuadros de
asma.
La revisión de la literatura científica sobe impacto del
endosulfán revela evidencias de los efectos
tóxicos crónicos en el sistema nervioso, el
sistema inmunológico, su acción disruptora
endócrina y evidencias no concluyentes de su
acción mutagénica y genotóxica, así como la de
provocar cáncer en animales de laboratorio y las
poblaciones humanas expuestas]. En el caso de su
efecto disruptor endócrino se han observado
alteración en el desarrollo de especies
animales, atrofia testicular y reducción de la
producción de esperma en mamíferos, también
interfiere a las hormonas sexuales masculinas
causando depresión crónica de la testosterona.
Por último el endosulfan se halla relacionado
con efectos neurológicos a largo plazo como la
epilepsia y el incremento el riesgo de la
enfermedad de Parkinson.
Por último, si tomamos al herbicida 2, 4 D los síntomas de
exposición aguda incluyen dolor de pecho y de
abdomen, dolor de cabeza, irritación de la
garganta, náuseas, vómitos, mareos, fatiga,
diarrea, pérdida temporal de la visión,
irritación del tracto respiratorio, confusión,
contracciones musculares, parálisis flácidas,
sangrado, baja presión sanguínea, irritación de
la piel y ojos y membranas mucosas, dermatitis y
pérdida de apetito]. Por su parte la exposición
oral crónica posee efectos sobre el sistema
nervioso central, la sangre, el hígado y los
riñones. Se ha observado una disminución en la
hemoglobina y de las células rojas de la sangre.
El 2, 4 D se ha mostrado mutagénico en
investigaciones realizadas en humanos y
animales. Se han producido incrementos
significativos de daño de los cromosomas de
células humanas cultivadas sometidas a bajos
niveles de exposición. Respecto a los efectos
sobre el sistema reproductivo el 2, 4 - D causa
un incremento de espermatozoides anormales en
agricultores expuestos. En los lugares donde
había un elevado uso de 2, 4 -D se observaron
tasas elevadas de defectos congénitos, mientras
que en animales de laboratorio el herbicida
produjo efectos teratogénicos.
-¿Si se restringe el uso de plaguicidas habrá
hambre en el mundo?
-No. Por una parte en la actualidad y con la cantidad de
plaguicidas que se utilizan en el mundo el
problema del hambre es una realidad tangible y
comprobable. El problema del hambre tiene raíces
políticas y no se resuelve solo con aplicar
tecnologías. Un caso interesante es el de
Argentina, con sus 270 millones de plaguicidas
utilizados año tras año y su producción agrícola
cercana a las 90 millones de toneladas, posee
cerca de un 30% de su población bajo la línea de
pobreza. Esto es porque se producen alimentos
para animales y máquinas – los agrocombustibles
– y no alimentos para seres humanos.
Por otra parte es posible producir alimentos para la
población mundial a partir de la planificación
estratégica de los predios agrícolas y la puesta
en práctica de sistemas productivos
agroecológicos basados en la nutrición adecuada
de los suelos, la diversidad biológica y el
manejo natural de plagas
Conclusiones
Como se puede vislumbrar de los conceptos vertidos hasta
aquí, la problemática relacionada con el uso de
los plaguicidas es compleja y dinámica
incluyendo a varios actores en una complicada
trama de relaciones. No por esto debe ser dejada
de lado. Existe evidencia científica que vincula
la utilización y exposición de plaguicidas con
la aparición de síntomas de intoxicación agudos
y el desarrollo de enfermedades de tipo crónico.
Además no se trata de unos problemas solo
vinculados con el glifosato sino con más de 500
formulaciones de plaguicidas que se utilizan
solos o en mezclas.
Se trata de de redactar leyes efectivas, adaptadas a la
realidad y no viceversa. Es imposible adaptar la
realidad a la ley. Se requiere sensibilidad,
atención y valentía para prohibir los productos
más tóxicos, restringir el uso de los que posen
menos impacto y controlar todas las etapas desde
la fabricación pasando por la comercialización,
el uso hasta el desecho de envases de éstos
tóxicos.
Por último aunque parezca utópico es posible producir
alimentos sanos y en cantidad suficiente para
nutrir a todos los seres humanos sin utilizar
agrotóxicos. En este caso las decisiones son
políticas a fin de generar iniciativas
tendientes al desarrollo investigación en
agroecología junto a la puesta en práctica
medidas que faciliten la transición hacia
sistemas productivos sustentables. Es posible
promover el desarrollo e implementación de
sistemas agroecológicos a partir de iniciativas
e instrumentos de política que faciliten por
ejemplo la adopción de tecnologías y el acceso a
los mercados.
Javier Souza Casadinho*
Tomado de Argenpress.com
22 de enero de 2009