Nicaragua

 

Con Mario Jiménez García

Todo el occidente del país está gravemente contaminado con un cóctel de residuos tóxicos

 

 

La reciente publicación del estudio del Centro para la Investigación en Recursos Acuáticos (CIRA) de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), “La presencia y concentración de residuos de agrotóxicos y contaminantes biológicos en el agua de pozos para consumo humano en localidades de antiguas plantaciones bananeras en el occidente de Nicaragua”, despertó mucha preocupación en el país y, al mismo tiempo, confirmó la denuncia que los ex trabajadores del banano afectados por el Nemagón vienen planteando desde hace muchos años: el mortal DBCP está todavía presente en el ambiente y sigue envenenando a la población nicaragüense. Sirel conversó con el doctor Mario Jiménez García, médico epidemiólogo del CIRA y coautor del estudio, para conocer por dónde debería comenzar la búsqueda de una solución a este grave problema.

 

-Hace más de 15 años que se habla del DBCP y de sus mortales efectos en la salud humana y en el medio ambiente. ¿Por qué sólo ahora se desarolla una investigación para detectar su presencia?

-Efectivamente es la primera vez que se hace un estudio específico para detectar el DBCP en las aguas del occidente del país. La verdad es que este estudio requiere una tecnología con la que no contábamos antes. Se utilizaron membranas semipermeables o SPMD que fueron incubadas en cada uno de los pozos durante un mes. Esto no se pudo conseguir en el pasado por falta de recursos económicos y también de voluntad política, también falta de interés en seguir avanzando en la identificación de los principales contaminantes ambientales presentes en las aguas, no solamente de occidente, sino de todo el país. Ahora existe este interés. Los resultados surgen de análisis realizados primero en los laboratorios del CIRA y después en otros laboratorios, para estar seguros de que reflejaran la realidad.

 

-Haciendo una evaluación de este estudio, ¿cuál es el resultado más importante?

-Para mí, como médico, refleja que la situación que se vive en el occidente de Nicaragua es muy compleja y, al mismo tiempo, altamente expuesta al riesgo de contaminación para las personas que viven en las zonas rurales, ya sea por la vertiente de la contaminación fecal bacteriana como por contaminación química. En occidente se ha aplicado por años una variedad bien grande de diferentes agrotóxicos que han persistido en el ambiente, y ahora los encontramos en pequeñas cantidades, pero con un efecto sinérgico. Aún en pequeñas cantidades, estos agrotóxicos que están interactuando, reaccionan con un efecto cóctel y multiplican sus consecuencias nocivas tanto en el ser humano como a nivel de la biota, es decir de los otros componentes del ecosistema.

 

-¿Hay estudios que respalden el daño que puede causar ese efecto cóctel?

-Son estudios que se han hecho en España y reflejan ese dato.

 

-En el estudio se habla de la contaminación del manto freático. ¿Cómo llegaron a esta conclusión? ¿Ya existen pruebas?

-Hay pruebas concretas, pero quiero ser cuidadoso en señalar que hay que separar el manto freático superficial y el profundo. Afortunadamente, todavía los mantos freáticos profundos se encuentran bastante limpios y con poca contaminación. Hacemos énfasis en los pozos excavados donde hay presencia de contaminación fecal bacteriana, mientras que en los pozos perforados la situación es otra y más beneficiosas para la población.

 

-¿Existe una relación entre estos residuos tóxicos, la enfermedad y el trabajo?

-Cuando uno trata de establecer una relación causa-efecto -es decir, tal agrotóxico causa esta enfermedad- contamos con estudios que se han hecho en condiciones especiales, o sea sobre población expuesta o bajo “exposición ocupacional”. En cambio, cuando se analiza el ambiente abierto es más difícil, porque no solamente se encuentra un determinado tóxico, sino también el efecto sinérgico de todos los plaguicidas o tóxicos que circulan en el ambiente. En Nicaragua no existe todavía un estudio ambiental abierto que relacione una enfermedad con un agrotóxico determinado.

 

-¿No cree que sería muy importante hacerlo?

-Claro que sí. Nuestra idea es empezar a definir cuál es el perfil del monitoreo ambiental, es decir, qué contaminantes tenemos. Analizar depués cuál es el perfil patológico de la población para tratar de establecer algún nexo, y éste es el trabajo que estamos desarrollando. Mediante estudios correlacionales desde el punto de vista epidemiológico posiblemente podamos establecer algún tipo de relación. Obviamente, y en esto no hay que confundirse, la situación que se está viviendo en occidente es el resultado de la alteración y contaminación ambiental.

 

-Lo que denuncian los afectados es que al final nadie parece responsable de esta situación. ¿Se puede llegar a definir quiénes son los responsables?

-Empiricamente no hay muchos problemas en establecer una relación entre la patología y el elemento causal, pero demostrarlo con datos técnicos y científicos es muy difícil.

 

-¿Quiere decir que al final no hay manera de comprobar la responsabilidad?

-Claro que sí, y es por eso que hablaba de exposición ocupacional. Los grupos que han estado expuestos son los que nos pueden explicar más cuál es el agente causal. También el sustrato donde vivimos todos está expuesto, y es por eso que los trabajadores viven una doble exposición: en el lugar de trabajo y en el ambiente en general.

 

-¿Qué posibilidad hay de que también el agua potable de occidente esté contaminada?

-Los datos que tenemos son de pozos excavados. Ya sobre los pozos perforados que alimentan los acueductos no tengo ninguna evidencia de contaminación. Lo que aconsejamos a las autoridades es que se hagan análisis para detectar la existencia de residuos de agrotóxicos y también de metales pesados.

 

-¿Qué se puede hacer ante esta situación?

-Primero hay que cortar el uso de agrotóxicos, porque se siguen utilizando a pesar de estar prohibidos. Se necesita mayor disciplina en el control de los mismos. En segundo lugar la bioremediación para degradar estos compuestos y también buscar fuentes más seguras de abastecimiento de aguas.

 

-Cuando reclama una mayor disciplina en el control de estos productos, ¿alude también a un cambio de modelo económico y productivo?

-Claramente se trata de políticas de gobierno. Como universidad proporcionamos informaciones técnicas y científicas que sirven como insumos, pero los tomadores de decisiones están a nivel de gobierno. Como casa de estudios nos gustaría participar en la solución de este problema, que de todos modos deberá ser implementada a mediano y largo plazo.

 

En Managua, Giorgio Trucchi

© Rel-UITA

10 de setiembre de 2007

 

 

 

Fotos: Giorgio Trucchi

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