El
cambio climático no sólo constituye un incremento de
huracanes de mayor intensidad, inundaciones o tormentas
tropicales: también provocaría un tormento financiero para
empresas y gobiernos que no tomen las previsiones adecuadas
en los principales sectores productivos.
Por efectos
del cambio climático, se destinará hasta 20 por ciento del
Producto Interno Bruto (PIB) mundial para atender
eventos extremos, como sequías, inundaciones, enfermedades,
hambre, aumento de producción agrícola, entre otras, afirman
investigadores de todo el globo agrupados en el Panel
Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Las
estimaciones no son halagüeñas, incluso tomando en cuenta
que para algunos científicos el más reciente reporte del
IPCC es “conservador”. Los problemas que ahí se señalan
son numerosos y afectan a casi toda la actividad humana,
pero uno de los principales focos de atención estriba en la
agricultura, pues entre las mayores preocupaciones se
encuentra la producción de alimentos, cuyo origen y
distribución cambiará de manera significativa.
Se
considera que la temperatura de la Tierra aumentará
gradualmente hasta cinco grados centígrados en los próximos
100 años, en un escenario totalmente desfavorable, es decir,
sin implementar ninguna medida que detenga el rápido avance
de este fenómeno.
De ser así,
el panorama no es muy optimista para países como México,
debido a su ubicación geográfica. El calentamiento de la
Tierra afecta más a las regiones que de por sí tienen clima
cálido y éstas difícilmente soportarán de manera sustentable
el aumento de temperatura de tan sólo un grado centígrado.
Por el
contrario, los países ubicados en el hemisferio norte -de
climas fríos- se verán beneficiados por un aumento de
temperatura de hasta tres grados centígrados, lo cual
provocará crecimientos en su producción agrícola y menor
gasto en energía durante el invierno.
Además,
esas naciones son las más desarrolladas y, por tanto,
cuentan con los recursos necesarios para adoptar medidas
tecnológicas que mitiguen los efectos adversos del cambio
climático.
Así, el
PIB agrícola variará de acuerdo con la región: se
presentarán pérdidas de hasta -1.5 por ciento hasta
ganancias de +2,6 por ciento. México está dentro de
los índices perdedores.
A escala
global, los cereales serán de los cultivos más afectados. En
México, la preocupación se centra en el maíz, el
arroz y el café. De este último, se estima que para el año
2050 podría caer la producción hasta 70 por ciento y, en el
caso de 2030, el ingreso de los pequeños productores sería
igual a cero, informó Francisco Estrada, científico de la
UNAM, colaborador del IV Reporte del IPCC en el capítulo
de Latinoamérica.
El primer
asunto en nuestro país es que no hay información suficiente
para saber en dónde nos debemos preocupar, afirma
Francisco Estrada. Si bien existen algunos estudios
regionales en distintas áreas, el investigador señala que ya
era tiempo de que nuestro país invirtiera en obtener más
datos sobre los problemas puntuales que provocará el cambio
climático.
“Tendríamos
que estar muy preocupados”, advierte el economista, pues si
bien en el caso de algunos países el aumento en la
temperatura será benéfico para el sector agrícola, “a
nosotros no nos irá bien”.
Por
ejemplo, el maíz. De acuerdo con el IPCC, se espera que para
2050 los rendimientos bajen, lo cual sería un “desastre”,
considerando que en México se obtiene un promedio de tres a
cuatro toneladas por hectárea, todavía sin considerar los
impactos del cambio climático.
Lo peor es
que serán los pequeños productores quienes más sufran las
consecuencias, pues se estima que para el año 2055 sus
extensiones de tierra se reducirán hasta en diez por ciento.
Además, se
prevé que para 2030 la sobreexplotación de acuíferos
provoque que los distritos de riego dejen de ser
económicamente viables debido al aumento en los costos de
bombeo, lo cual afecta a muchos medianos y grandes
productores de maíz.
“Es como si
estuviéramos viviendo cada vez con mayor frecuencia un
fenómeno similar al Niño”, explica Estrada, es decir, un
calentamiento cuyos ciclos se acortan cada vez más. Este
fenómeno, que no se ha presentado en México desde
1994, es uno de los que más estragos provocan en el sector
agropecuario.
Además del
maíz, para los productores del café tampoco hay buenas
noticias. El IV informe del IPCC señala que se
esperan reducciones en la superficie cultivable de Brasil
y México, que pueden llegar a ser de hasta 70 por
ciento para 2050.
Un factor
importante a tomar en cuenta es el efecto del bióxido de
carbono en los suelos, que puede convertirlos en zonas
fértiles para algunos cultivos si se encuentran en regiones
frías o, por el contrario, convertirlos en áreas no aptas,
en regiones cálidas. En este sentido, el IPCC
advierte que los efectos del bióxido de carbono pueden
provocar reducciones de hasta 30 por ciento de suelos para
cultivo en México y un incremento de 5 por ciento de
suelos fértiles en Argentina.
Entre los
cultivos que cada vez encontrarán menos tierra apta está
también el arroz, del cual se espera, para 2010, una
disminución significativa en los campos donde se cosecha. El
caso contrario es la soya, que se estima pueda cultivarse en
más tierras, por efectos del bióxido de carbono.
Básicamente, un incremento de la temperatura en los suelos
más secos puede provocar la pérdida de hasta un tercio de
tierras cultivables en las regiones tropicales y
subtropicales en donde “los cultivos ya están a su máximo de
tolerancia de calor”, según el IPCC.
El
Instituto Nacional de Ecología (INE) también advierte
sobre el cambio climático que, aunado al aumento de la
temperatura, “la migración y el envejecimiento de los
campesinos de temporal, hacen poco viables ciertas opciones
de adaptación, como cambios en los patrones de cultivo o
sistemas de riego por goteo… los apoyos a la agricultura de
temporal son insuficientes para reducir la alta
vulnerabilidad de este sector a condiciones extremas en el
clima”.
Necesidad de cerebros
Para
Francisco Estrada, científico de la UNAM, la
primera estrategia contra el calentamiento global debe ser
la inversión en investigación, para de ahí tomar decisiones
más acertadas sobre los impactos del cambio climático, pues
señala que, de acuerdo con listados del Instituto Nacional
de Ecología, existen sólo alrededor de 300 investigadores en
todo México dedicados a ese tema.
Llaman a ampliar los
graneros del mundo
El Informe
del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC)
y el reporte Stern -desarrollado por el gobierno británico-
coinciden en que 40 por ciento de la superficie de la tierra
está destinada a cultivos y pastoreo.
En países
en desarrollo, casi 70 por ciento de la gente vive en zonas
rurales, donde la agricultura es el principal proveedor de
alimentos.
Los
británicos agregan que esta actividad emplea 22 por ciento
de la población mundial y aporta 24 por ciento de la
producción global.
Por la
importancia del sector, la firma suiza KPMG -dedicada
a la asesoría en finanzas, economía y productividad para las
empresas- advierte, en su estudio El clima amenaza su
negocio, que las “acciones tempranas y fuertes para reducir
emisiones pueden provocar una disminución en el gasto de
hasta 1 por ciento del PIB mundial al año. Si se
falla, se pueden tener costos que oscilan entre cinco y 20
por ciento del PIB mundial”.
El IPCC
señala que para cubrir la demanda de alimentos, es necesario
un incremento de hasta 55 por ciento en cultivos a nivel
mundial para el año 2030 y 80 por ciento para 2050. Para
facilitar este crecimiento, serán necesarias 185 millones de
hectáreas de cultivos de temporal y otros 60 millones de
hectáreas de cultivos por sistema de riego, expansión que se
prevé en países de África y Latinoamérica
Tomado
de Ecoportal
14 de abril de 2009
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