El cambio climático ha servido de pretexto para 
retomar el discurso que en el mundo hay mil 
millones de personas que padecen hambre por lo 
que es urgente producir más, y para ello es 
vital adoptar de manera masiva semillas 
transgénicas. Pero el problema no radica en la 
producción de alimentos, sino en su 
distribución, pues desde el año 1986 había 
suficiente comida para alimentar a 6.000 
millones de personas y desde hace años la 
producción de alimentos supera a las necesidades 
mundiales, por eso en algunas regiones del mundo 
se bota la comida para mantener estables los 
precios en el mercado mundial. 
 
El cambio climático producirá fuertes impactos 
en la agricultura. Aunque algunos problemas 
climáticos como las sequías e inundaciones no 
son nuevos, no hay duda que el calentamiento 
global aumentará su frecuencia y magnitud. 
Ciertas partes del mundo sufrirán efectos más 
graves que otras, especialmente las zonas 
semiáridas. En las regiones tropicales y con 
sequía estacional, podría haber reducción en la 
productividad de los cultivos. El incremento en 
la frecuencia de las sequías e inundaciones 
afectará la producción local negativamente, 
especialmente entre las poblaciones que viven en 
modelos productivos de subsistencia. 
 
Frente a esto, las empresas biotecnológicas, se 
aprestan ha hacer propuestas que, lejos de 
enfrentar el cambio climático, lo que harán es 
incrementar sus ganancias y sus áreas de acción.
 
Las empresas transnacionales se 
preparan
para lucrar del cambio climático
 
El cambio climático ha servido de pretexto para 
retomar el discurso que en el mundo hay mil 
millones de personas que padecen hambre por lo 
que es urgente producir más, y para ello es 
vital adoptar de manera masiva semillas 
transgénicas. 
 
Este planteamiento sin duda será acogido por 
varios gobiernos, pero en el se ignoran varios 
elementos, como los siguientes: 
 
•Que 
el problema no radica en la producción de 
alimentos, sino en su distribución, pues desde 
el año 1986 había suficiente comida para 
alimentar a 6.000 millones de personas y desde 
hace años la producción de alimentos supera a 
las necesidades mundiales, por eso en algunas 
regiones del mundo se bota la comida para 
mantener estables los precios en el mercado 
mundial.
 
•Que 
hasta el momento, los cultivos transgénicos que 
se comercializan de manera masiva, han sido 
desarrollados sólo para ser tolerantes al uso de 
herbicidas y para producir plantas insecticidas, 
resistentes a ciertas plagas, no para producir 
más. De hecho estudios realizados por 
científicos en universidades y centros de 
investigación de varias partes del mundo 
demuestran que los transgénicos son menos 
productivos que los cultivos convencionales.
 
•Que 
sólo cuatro cultivos transgénicos han logrado 
ser comercializados y principalmente están 
destinados para la alimentación animal. Esto es 
fatal desde el punto de vista energético, pues 
en promedio se necesita 700 calorías de grano 
para producir 100 calorías de carne. Por lo 
tanto, producir maíz o soya para alimentación 
animal acelera el cambio climático.
 
•Que 
los cultivos transgénicos están diseñados para 
una agricultura industrial a gran escala, 
altamente demandante de insumos en base de 
petróleo (como fertilizantes, plaguicidas y 
mecanización), y por lo tanto es un modelo que 
genera gases de efecto invernadero, acelerando 
el calentamiento global.
 
•Que 
en los países de 
América Latina 
este tipo de agricultura está destinada a la 
exportación. Una de las principales fuentes de 
generación de gases de efecto invernadero es el 
transporte mundial de alimentos.
Los cultivos transgénicos no solucionan ni 
calentamiento global ni el problema alimenticio 
global y local. 
 
Nuevos transgénicos 
con resistencia a sequías 
 
De cara al cambio climático las empresas 
biotecnológicas están trabajando en una nueva 
generación de cultivos transgénicos con 
tolerancia a cantidades mínimas de agua o con 
capacidad de desarrollarse en suelos donde antes 
era imposible implementar cultivos a gran 
escala. 
 
Esto permitirá la introducción de la agricultura 
industrial, y a las empresas que las promueven, 
en áreas que tradicionalmente han sido ocupadas 
por poblaciones muy tradicionales, como son 
recolectores de productos del bosque o pastores 
nómadas. 
 
Estos programas son promovidos con mucha 
agresividad en el continente africano, pero no 
se descarta que sean aplicados a las zonas 
áridas y semi-áridas de 
América Latina. 
Entre ellos se incluye un maíz resistente a las 
sequías –WEMA- (por sus siglas en 
inglés), llevado a cabo por 
Monsanto, 
el CIMMYT y otras organizaciones con 
fondos de la Fundación Gates. El proyecto viene 
acompañado con un paquete químico que incluye 
fertilizantes inorgánicos y agrotóxicos. 
 
Este abordaje ignora que la tolerancia a las 
sequías un fenómeno complejo, que está 
controlado por varios genes que trabajan en 
sinergia con factores ambientales y culturales.
 
Pero la adopción de este maíz o de otros 
cultivos transgénicos que podrían desarrollarse, 
permitirá el ingreso de las empresas 
biotecnológicas a nuevas zonas, lo que irá de la 
mano de la pérdida de derechos territoriales de 
las comunidades que han ocupado tradicionalmente 
estos territorios. 
 
Este puede ser un primer paso de ocupación del 
territorio que luego puede ser usado en proyecto 
inmobiliarios o para la extracción de otros 
recursos, como el agua subterránea. 
 
Dentro de esta estrategia se incluyen también 
los proyectos de plantar especies como la 
Jatropha y la higuerilla para la producción de 
agrocombustibles, que son implementados de la 
mano del acaparamiento de vastos territorios en
África,
Asia 
y 
América Latina.
 
Cuáles son nuestras propuestas
 
América Latina 
es la región con mayor agrobiodiversidad del 
Planeta. En muchas zonas perduran grupos humanos 
que han domesticado plantas y seleccionado 
variedades con una gran capacidad de adaptación 
a las fluctuaciones climáticas, las mismas que 
forman parte de sistemas productivos que son 
parte de la sobrevivencia material y cultural de 
estos pueblos. 
 
Hay muchos pueblos que a lo largo del proceso de 
la conquista fueron empujados a las zonas más 
vulnerables, y fueron adaptándose a estas 
condiciones extremas, produciendo alimentos con 
mucha esfuerzo. 
 
Por otro lado está la agricultura campesina 
basada en una rica agrobiodiversidad y en 
modelos productivos con mucha capacidad de 
adaptación a las variaciones climáticas. Una 
forma de producir dirigida a mercados locales o 
regionales, para la consecución de la soberanía 
alimentaria. 
 
Mucho podemos aprender de estos pueblos para 
enfrentar el cambio climático. Es en estas 
formas de trabajar la tierra y cultivar la 
biodiversidad donde posiblemente se encuentre 
las respuestas que pueden no sólo ayudarnos a 
adaptar al cambio climático, sino a frenar su 
crecimiento acelerado. 
 
Por lo tanto hacemos un llamado a la Conferencia 
Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático 
y los Derechos de la Madre Tierra: 
 
*Declarar al sistema en el que se sustenta y 
promociona la agricultura transgénica como una 
causa importante del cambio climático 
 
*Por ello es necesario hacer una reversión 
programada de los territorios ocupados por 
cultivos transgénicos hacia una agricultura más 
compatible con el ambiente y el clima global
 
*Prohibir la expansión de los cultivos 
transgénicos a zonas donde aun no han sido 
introducidos. www.ecoportal.net