En los
nueve meses posteriores al conflicto por la planta sopladora las relaciones son
conflictivas: no se ha respetado un marco de relacionamiento y la empresa
desconoce al Sindicato, denuncian los dirigentes sindicales Gustavo Sotelo y
Gabriel Valenzuela en diálogo con Sirel.
Gustavo Sotelo |
La
transnacional viola sistemáticamente el Convenio Colectivo, no está respetando
las categorías, no consulta al Sindicato y toma decisiones unilateralmente,
aplicando una política de desgaste con la organización sindical.
Consultados
acerca de cómo se manifiesta esta política de Coca Cola, Sotelo
manifestó que “Se pueden poner varios ejemplos, uno de ellos es en relación con
los trabajadores de Almacén, cuya categoría ha sido reevaluada por un
representante de la empresa y otro del Sindicato. Ambos recomendaron situarlos
en una categoría superior, lo que significa un incremento en los salarios de
esos trabajadores. A pesar de que hace dos meses que se aprobó el cambio de
categoría y que la empresa lo aceptó, aún no se les está pagando el incremento”.
“Por otra
parte –continuó–, desde 1986 el Sindicato de Trabajadores de Coca Cola (STCC)
tiene estipulado por Convenio Colectivo que si un operario trabaja más de seis
meses en una categoría superior, automáticamente la empresa le adjudica esa
categoría, pero esto en los hechos no se cumple. Entonces todos los meses
tenemos que ir con los compañeros a regularizar la situación lo que viene
generando un desgaste importante en el relacionamiento entre la empresa y el
Sindicato.”
Actualmente
se está discutiendo con la transnacional una propuesta de descanso de cinco días
por uno para los trabajadores de mantenimiento; esta modalidad de descanso
implica trabajo rotativo los días domingo. “Luego de discutir con los compañeros
este sistema se llegó a la decisión de no aceptarlo, ínterin, la empresa
contrató a trabajadores con esta modalidad de descanso, lo que representa otra
violación a lo establecido en el Convenio Colectivo”.
Además, el
STCC está enfrentando la problemática creada por la readquisición por parte
de Montevideo Refrescos (Coca Cola Uruguay), de un depósito
en Salto que hace más de 20 años fue de su propiedad, llamado ahora Refrescos
del Norte Sociedad Anónima (RENORSA). En esta nueva etapa, Coca Cola
pretende comprar únicamente el depósito, dejando afuera la parte de la
Distribución, la de Ventas y de Merchandising, y con ello a dos trabajadores.
Gabriel Valenzuela |
“En este
proceso, la empresa excluyó a dos trabajadores, José Luis Etchamendy, del
área de Ventas, y Roberto Sebrini, del área Merchandising. Por esta razón
el Sindicato intervino solicitando que la empresa absorba a estos trabajadores
como pretende hacer con los del depósito”, comentó Valenzuela.
Según los
trabajadores del STCC, existe una clara razón política de la compañía
para dejar afuera de su plantilla a estos trabajadores pues se trata de antiguos
y conocidos líderes sindicales.
“Luego de
algunas horas de discusión, la empresa -que llevó una comitiva a la ciudad de
Salto para concretar el negocio- aceptó la solicitud del Sindicato, pero impuso
como condición que a estos dos trabajadores les realicen previamente un chequeo
médico. El STCC se opuso a este condicionamiento ya que son trabajadores
de 49 y 52 años respectivamente y que no deben ser evaluados como si tuvieran
20. Ante nuestra oposición -apoyada por los compañeros de Salto- la compra no se
concretó”.
“Uno de los
puntos importantes que estamos denunciando –agregó Sotelo- es la
contradicción entre la imagen que difunde Coca Cola hacia el exterior de
la planta, que es de respeto por el Sindicato, pero puertas adentro, su política
es minimizar la
importancia de la organización sindical, dejándola por fuera de muchas
decisiones”.
Consultados
acerca de por qué la compañía tiene esta actitud y si persiste la inquietud de
que Coca Cola cierre la embotelladora de Montevideo, los
trabajadores coinciden en que “Si bien lo de Salto es un depósito y no una
embotelladora, puede ser utilizado para guardar mercadería que venga desde
Argentina. Por otra parte, la empresa quiere también adquirir el depósito de
Paysandú (350 Km. de Montevideo), donde antiguamente sí había una embotelladora,
entonces siempre está esa incertidumbre”, concluyó el dirigente sindical.