La
recién concluida movilización de los trabajadores de la Cervecería Hondureña (SABMiller),
afiliados al Sindicato de Trabajadores de la Industria de las Bebidas y
Similares (STIBYS), además de generar una gran euforia por los resultados
logrados con la firma del nuevo Convenio Colectivo, ratificado por el Congreso
de Delegados el pasado domingo 13, puso en evidencia la importancia del trabajo
de formación político-sindical desarrollado por STIBYS en estos largos meses de
lucha. Para profundizar el análisis sobre esta lucha y estos temas, SIREL
conversó con Carlos Reyes, presidente del STIBYS.
Lo que acaba
de concluir en Honduras es, sin lugar a dudas, el resultado de un proceso
muy largo que se ha venido tejiendo con gran capacidad, tratando de involucrar a
los trabajadores, creando conciencia sobre la importancia de estar organizados,
y que no termina con la firma del nuevo Convenio, sino que se propone estudiar
los instrumentos para acompañar, paso a paso, el cumplimiento del acuerdo por
parte de la empresa.
-Los
trabajadores están celebrando un resultado muy importante en el marco de esta
lucha, que parecía encaminarse hacia una huelga general e indefinida. ¿Cómo se
llegó a este acuerdo?
-Al fracasar
la etapa de conciliación prácticamente en las 64 cláusulas del Convenio
Colectivo que se estaban revisando desde hacía 16 meses, sólo nos quedaba la
relativa al tema salarial. De estas cláusulas, 46 las propusimos porque la
empresa las estaba incumpliendo de forma descarada, mientras que las restantes
18 estaban siendo sometidas a revisión por parte de la misma empresa para
desmejorarlas o para legalizar todos los procesos de flexibilización y
precarización laboral que se estaban instrumentando. En la cláusula relativa al
salario también estaba reflejada una serie de problemas normativos y de
operatividad de la empresa que estaban causándonos muchos problemas.
La situación
se había ido más allá de lo que los trabajadores podían soportar. En la
Cervecería, por ejemplo, tenemos camiones que atienden a depósitos y
detallistas. La empresa decidió implementar un sistema de
categorías, a
través del cual los
trabajadores tenían salarios más bajos que los
existentes, estaban precarizados,
se les habían ampliado la cantidad de sectores que atendían y ganaban una
comisión que era un tercio de lo que pagaban a los otros vendedores y ayudantes.
El objetivo era ir eliminando trabajadores que ya estaban organizados, seguir
introduciendo la
tercerización y el uso de trabajadores temporales para precarizar el trabajo.
Anticipando
las movidas de la empresa, el Congreso de Delegados decidió posponer la
declaración de huelga hasta después de Navidad, y esto le creó muchos problemas
a la empresa, que ya se había organizado almacenando una gran cantidad de
productos fuera de las instalaciones.
Esto permitió
también consolidar nuestras fuerzas y afinar con los trabajadores de las plantas
los detalles de la protesta. Al final, la empresa se encontró sin salida.
-¿Cuáles
crees han sido los elementos que han permitido doblegar a la empresa?
-No aceptamos
los arreglos que la empresa propuso en la fase de Conciliación y trabajamos para
poder llegar a una huelga que fuera legal. Los trabajadores se quedaron firmes
en sus propósitos y trabajamos también para hacer conciencia entre los clientes,
explicándoles los motivos de la huelga. Además, se lanzó una campaña a nivel
nacional e internacional recibiendo el apoyo y la solidaridad de muchas
organizaciones, entre ellas de la UITA. Ya contábamos también con el
apoyo incondicional de diferentes sectores de la sociedad hondureña para lanzar
una campaña de boicot a los productos de la Cervecería. Todo esto nos
colocó en una situación muy favorable que nos llevó a este resultado.
Hay que decir
también que logramos cerrar la negociación antes de que la empresa activara el
plan de introducir el producto desde exterior, para después distribuirlo a los
clientes con los mismos camiones de la empresa. Hubiera sido una huelga muy
conflictiva, con mucha confrontación y peligro, porque la empresa apuntaba a
destruirnos como organización sindical. Sin embargo, no pudieron hacerlo y
logramos sacar con mucha dignidad este Convenio Colectivo, en el cual uno de los
logros más importantes fue el rescate de todo lo que la empresa no había
cumplido en el pasado. Sobre todo en lo que se refiere a la no contratación de
terceros y contratistas, a las extenuantes jornadas de trabajo de hasta 12 o 14
horas para los trabajadores de las rastras.
-Además de
los logros reflejados en el Convenio que se ha firmado, ¿cuál ha sido la
importancia de este proceso de lucha?
-A pesar de
que muchos trabajadores estaban recién llegados y conocían muy poco del
sindicato, logramos involucrarlos en la lucha. Todo ese tiempo durante el cual
nos empantanamos en las negociaciones nos permitió hacer crecer el nivel de
conciencia entre los trabajadores, hasta lograr que fueran muy pocos los que
firmaron en contra de la huelga, a pesar de lo que pretendía la empresa. La
noche en que firmamos el acuerdo había una gran cantidad de trabajadores fuera
de las instalaciones de la compañía, listos para cualquier cosa.
-Esto quiere
decir que, más allá de los logros alcanzados, en los trabajadores hubo también
un avance en el proceso de reconocimiento de sus derechos…
-A medida que
la empresa seguía negando sus derechos y dilataba el proceso de negociación, los
trabajadores tomaban conciencia de la necesidad de pelear, y esto para nosotros
ha sido quizás el logro más importante. Este proceso ha sido una escuela de
lucha de clases y ha servido mucho más sentir la presión de la patronal que
cualquier seminario o taller.
-Con esta
táctica dilatoria se podría decir que a la empresa le salió “el tiro por la
culata”…
-Ellos la
utilizaron para desgastarnos, pero nosotros supimos responder y aprovecharla
para transformarla en un proceso de educación de la gente. Sacamos boletines
semanales explicando cada una de las cláusulas, agregándoles también elementos
teóricos e históricos de la lucha que estábamos librando.
-¿Cuán
importante es en una organización sindical el trabajo de formación política de
los trabajadores?
-Nuestro
sindicato siempre se ha distinguido por este aspecto, con niveles muy altos de
formación política y con una gran participación de nuestras bases en todas las
movilizaciones nacionales contra las privatizaciones y el modelo neoliberal.
Hemos celebrado diferentes eventos sobre estos temas y seguimos desarrollando
actividades que tienen el objetivo de crear conciencia política en el
trabajador, para que su objetivo no sea solamente el salario. Es por eso que
somos parte también del Bloque Popular de San Pedro Sula y de la
Coordinadora Nacional de Resistencia Popular. El salario es uno de los temas
que más utiliza la empresa para desprestigiar al sindicato, tratando de inculcar
en el trabajador que ése debe ser su único interés y objetivo. Con esto no
quiero decir que el salario no sea importante, pero primero hay que resolver la
parte normativa, los elementos de fondo y la defensa de la organización
sindical. Hay que reequilibrar la relación entre la empresa y el sindicato, que
se ha desequilibrado por la impunidad de la cual goza esta transnacional a pesar
de haber incumplido el Convenio Colectivo. Es por eso que la consigna era: “Por
la defensa del sindicato, por la defensa de la contratación colectiva y por
mejorar nuestras condiciones de vida y de trabajo”. Hasta a nosotros nos educó
este proceso de lucha, porque en estas experiencias aprendemos todos.
-¿Qué legado
deja esta experiencia?
-Nos deja una
enorme aprendizaje referido al manejo del Contrato Colectivo durante la vigencia
del mismo, es decir, en ver qué tipo de mecanismos debemos usar para ir logrando
que la empresa cumpla y qué mecanismos de presión adoptar para ese objetivo. A
este propósito, la próxima semana vamos a trabajar a fondo para analizar y
sistematizar estos mecanismos.