Mientras en Uruguay los defensores de los derechos humanos intensifican la
campaña para anular la ley de amnistía a los militares de la dictadura, el
cerco se cierra en el extranjero en torno a algunos de los represores más
emblemáticos.
El
miércoles 7 la Suprema Corte de Justicia de Argentina confirmó la
extradición hacia Montevideo de un ex integrante del Escuadrón de la Muerte
uruguayo, responsabilizado de desapariciones y asesinatos y hasta ahora
nunca juzgado. Nelson Bardesio, ex agente policial, es acusado
de dos delitos de desaparición forzada y otros dos de homicidio muy
especialmente agravado, por hechos que remontan a 1971 y 1972.
Bardesio
fue detenido en Argentina en julio de 2008, luego que dos periodistas
del semanario uruguayo “Brecha” ubicaran el lugar donde residía
clandestinamente y lo comunicaran a la justicia. La jueza uruguaya
Graciela Eustachio había librado un pedido de captura
internacional en su contra por su pertenencia a los escuadrones de la
muerte, que en los años setenta secuestraron y asesinaron a varios
militantes sospechados de pertenecer al movimiento guerrillero Tupamaros.
El ex
agente policial, que como máximo a fin de mes sería librado a las
autoridades uruguayas, está todavía detenido en el penal de Marcos Paz,
junto a otros acusados de delitos de lesa humanidad,
A esa
cárcel argentina debería llegar próximamente otro ex represor uruguayo, el
militar retirado Manuel Cordero, cuya extradición hacia
Argentina concedió la justicia de Brasil, país donde fue
detenido. Falta aún que el presidente Lula ratifique esa decisión.
Cordero
fue uno de los principales operadores uruguayos en Argentina en los
años setenta, en el marco de la represión ilegal coordinada por ambas
dictaduras en función del llamado Plan Cóndor. Se lo acusa de
detención, torturas y desaparición forzada de decenas de militantes
uruguayos en Buenos Aires. La mayor parte de ellos pasaron por el centro
clandestino conocido como Automotores Orletti.
Otro de los
represores uruguayos que actuaron en Orletti, Antranig
Ohannessian, está detenido en Argentina en espera de su posible
extradición hacia Italia, que podría ser concedida este mes de
octubre. El fiscal italiano Giancarlo Capaldo, solicitó su
extradición, y la de otros 32 militares y policías uruguayos que
intervinieron en la detención ilegal y desaparición de 13 ciudadanos
ítalo-uruguayos que vivían en Argentina.
Capaldo
investigó el Plan Cóndor cerca de una década, en función del
cual desaparecieron 26 italianos. Por esos delitos, a comienzos de 2008 el
fiscal acusó a unos 150 militares y civiles argentinos, uruguayos,
brasileños, paraguayos, bolivianos, peruanos y chilenos.
Mientras
tanto, el último domingo de octubre los uruguayos deberán decidir en un
plebiscito si anulan o no la llamada
Ley de Caducidad de la
Pretensión Punitiva del Estado,
que en 1986 dejó sin castigo penal a los uniformados que hubieran cometido
delitos de lesa humanidad bajo la dictadura. La ley presentaba de todas
maneras ciertos resquicios que fueron aprovechados por el actual gobierno
para remitir a la justicia a algunos de los represores más connotados. Pero
muchos otros siguen aún en libertad y no podrán ser juzgados ni castigados
sin la supresión de la norma.
La
Coordinadora Nacional por la Nulidad de la ley
de caducidad,
respaldada por sindicatos, partidos de izquierda, organizaciones de la
sociedad civil, personalidades de diversos ámbitos, tomó a su cargo la
recolección de firmas para la convocatoria a un plebiscito “para que el
pueblo decida si quiere o no seguir viviendo en una sociedad en que los
violadores de los derechos humanos se paseen por las calles como si nada
hubiera pasado”, según dijo el escritor Eduardo Galeano.
Superada con creces el mínimo de firmas exigido, el plebiscito fue convocado
para el domingo 25 de octubre, junto a las elecciones presidenciales y
legislativas.
Los últimos
sondeos de opinión indican que la mayoría del electorado es favorable a la
anulación de la ley, pero aún faltaría un último y fuerte empujón (se
requiere el 50 por ciento más uno de los votantes, y se estaría por debajo
del 45) para que se pueda “declarar al territorio uruguayo libre de
impunidad”, dijo el portavoz de la Coordinadora, Óscar López
Goldaracena.