Las condiciones de vida de miles de
niñas, niños y adolescentes que
diariamente deben salir a la calle en
busca de dinero para llevar el sustento
a sus familias, no ha mejorado pese a la
sólida evolución económica alcanzada por
Perú y a los auspiciosos pronósticos del
gobierno que anuncian un crecimiento de
6 y 7 por ciento en los próximos 15
años.
La economía peruana se expandió un 9 por
ciento el año pasado, su mejor nivel
desde 1994, anotando una de las
expansiones más altas de América
Latina, declaró a una agencia de
noticias el ministro de Economía Luis
Carranza.
Sin embargo, existen otras estadísticas
que muestran una dramática realidad:
entre 1993 y 2001, el trabajo infantil
(niños de 6 a 11 años) se multiplicó
cuatro veces, elevándose de 2,5 por
ciento a 21,7, en tanto que el trabajo
adolescente (menores de 12 a 17 años) se
elevó en algo más del doble, de 13,7 por
ciento a 32,5 por ciento, según la
Encuesta Nacional de Hogares del IV
Trimestre de 2001 (ENAHO-IV) del
Instituto Nacional de Estadísticas e
Informática (INEI).
La realidad muestra que dos tercios de
las niñas y niños que trabajan están por
debajo de la edad mínima legal de
admisión al empleo (14 años), es decir,
el 61 por ciento de menores que realizan
alguna actividad económica fuera de su
casa tiene de 6 a 13 años, mientras que
el 39 por ciento son adolescentes de 14
a 17.
Las actividades que desempeñan son
servicios domésticos, venta en las
calles, selección de residuos en los
basurales, fabricación artesanal de
ladrillos, minería artesanal y canteras,
construcción civil, fundiciones y
soldadura de metal, pesca y trabajo
marítimo, pisado de hoja de coca y
ayudan a cargar bultos en los mercados.
Kathia Romero |
“No se manejan cifras exactas, pero lo
que es probable es que el 70 por ciento
del trabajo de los niños se encuentra en
las zonas rurales. Falta profundizar si
todo el trabajo en el campo es dañino y
analizar un poco más el rol de niñas y
niños dentro de las familias, cómo estas
identifican sus labores, qué es para
ellos la niñez y la adolescencia”,
señala
Kathia Romero,
coordinadora nacional del Programa de
Erradicación del Trabajo Infantil para
Sudamérica (IPEC) de la OIT.
Según Romero, el trabajo infantil
es un problema que se presenta en el
país desde hace muchos años, pero recién
se empieza a tratar en el 2002, luego
que Perú ratificó los convenios
138 y el 182 de la OIT.
Año a año se vienen realizando campañas
que si bien han servido para informar a
un sector de la población sobre las
consecuencias del trabajo infantil,
estas no garantizan su prevención ni
erradicación.
Romero
esta convencida que se precisa de una
política educativa mucho más clara y
agresiva que garantice la
infraestructura educativa de tal forma
que niñas, niños y adolescentes puedan
contar con una escuela de calidad que
les brinde lo que necesitan para una
formación y un futuro mucho más
provechosos.
Advierte que existe una gran diferencia
entre trabajo y apoyo, el cual
culturalmente puede entenderse pues
muchos pueblos recrean y permanecen en
el tiempo justamente por la transmisión
de sus conocimientos, “no se trata de
agredir eso sino de entender en ese
proceso qué actividades sí pueden ser
aceptadas y cuales no.”
“Mientras el niño no está expuesto y su
desarrollo normal esta protegido la
actividad que realiza podría ser
formativa. Si el niño ayuda al abuelito
a tejer sombreros en la puerta de su
casa, por un periodo determinado, está
ayudando a la economía de la casa,
incluso puede aprender de esa actividad,
eso no es trabajo. Pero si se va a
pastar a los animalitos durante todo el
día y no asiste a la escuela y está
solo, ese es un trabajo y es peligroso
porque está expuesto, sin protección
familiar”, dice.
Jorge Chávez |
Por su parte, Jorge Chávez,
educador y coordinador del Proyecto
Fortalecimiento de Políticas y
Estrategias Educativas Locales para la
Prevención del Trabajo Infantil de Tarea
Asociación de Publicaciones Educativas,
alerta sobre el alto índice de escolares
de primaria y secundaria que ha
realizado una actividad económica fuera
de su casa.
Los primeros alcances de una
investigación realizada por Tarea
Asociación de Publicaciones Educativas
en Independencia, distrito ubicado en
zona norte de Lima Metropolitana, nuevo
eje de desarrollo económico de la
capital peruana, revelan que el 44 por
ciento de escolares de primaria y
secundaria tiene experiencia laboral, y
que de este total, el 26,8 por ciento
son menores de 14 años.
“La problemática es mucho mas compleja
para el distrito de Independencia,
porque en términos gruesos se calcula 12
por ciento para la Región Lima. Nos
estamos preguntando qué tipo de trabajo
realizan y estamos haciendo cruces mas
finos para saber si estos trabajos son
peligrosos por la naturaleza de lo que
realizan y por las condiciones en que se
llevan a cabo”, explica.
Otro hallazgo de la investigación, dice
Chávez, es que tanto los
escolares que trabajan como los que no
trabajan carecen de oportunidades
recreativas lo cual “peligrosamente se
refleja en la importante afluencia de
menores a los tragamonedas, el 8 por
ciento del total de entrevistados. Otra
forma de entretenimiento es Internet”.
Según el educador la situación de riesgo
y violencia que existe en las calles y
la ausencia de los padres hacen que la
principal forma de entretenimiento de
los escolares sea la televisión.
“Para nosotros los educadores los
indicios que estamos encontrando en esta
investigación nos impulsa o considerar
políticas y acciones para brindar
oportunidades recreativas y formativas
más allá del tiempo escolar”, afirmó.
Otros aspectos que ha recogido la
investigación son: el grado de
integración que tienen los escolares en
su institución educativa; cuál es su
rendimiento escolar, si cuenta con
condiciones para el estudio, qué
perspectiva de futuro tiene y que nivel
de conocimiento tiene sobre las
instituciones locales que defienden sus
derechos.
El estudio, que trata de tomar una
radiografía de la población escolar de
Independencia, ha comprendido a
estudiantes de primaria y secundaria de
15 colegios, distribuidos en las 6 zonas
del distrito.
Al respecto, Chávez declara que
los resultados de la investigación serán
dados a conocer el 24 de junio en una
presentación pública.
El
trabajo infantil: Un
obstáculo para la educación
Este 12 de junio, Día Mundial contra el
Trabajo Infantil, el tema central de las distintas actividades que se realizarán en todo el
planeta será: la educación es la
respuesta acertada al trabajo infantil.
De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT),
el trabajo infantil es aquel que priva a
los niños de su infancia y dignidad, les
impide que accedan a la educación para
adquirir calificaciones, y es
desarrollado en condiciones deplorables
y perjudiciales para la salud y el sano
desarrollo del niño.
Las Naciones Unidas y la comunidad
internacional se fijaron metas -los
“Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM)”-
para garantizar que todos los niños
finalicen el ciclo completo de educación
primaria, y para alcanzar la igualdad de
género en la educación para 2015.
Estas metas sólo podrán alcanzarse si se
resuelven los factores que generan el
trabajo infantil y que impiden que las
familias pobres envíen a sus hijas e
hijos a la escuela.
Un reciente estudio de la OIT
señala que la eliminación del trabajo
infantil y su sustitución por una
enseñanza universal ofrecen grandes
beneficios económicos, además de los
beneficios sociales. En términos
generales, tales beneficios superan los
costos en una relación de más de 6 a 1.