Chile

 T r a b a j o    I n f a n t i l

Explotación, abusos, marginalidad, y violencia

El trabajo infantil reproduce
y agrava la pobreza

 

Según la CEPAL, Chile se ubica entre los países con los índices más bajos de trabajo infantil en la región. Aun así, cifras de la Primera Encuesta Nacional de Trabajo Infantil y Adolescente, realizada por la OIT y el Ministerio del Trabajo, muestran que cerca de 200 mil niños, niñas y adolescentes trabajan. El 64 por ciento de ellos proviene del 40 por ciento más pobre de la población.

 

La Convención sobre los Derechos del Niño fue ratificada por Chile en 1990, y obliga a las autoridades a adoptar las “medidas legales, sociales y educacionales que eviten que los niños y adolescentes trabajen”.

 

“Estudiar y trabajar han demostrado ser actividades incompatibles. Las jornadas laborales no les permiten a los niños y niñas tener tiempo para estudiar y descansar, de manera de llegar a clases en condiciones de aprender, estar atentos y tener éxito en los estudios”, dice la UNICEF. Miles de niños abandonan los estudios por obligaciones laborales que no les corresponden, y aquellos que no lo hacen terminan con un mal rendimiento y en un círculo vicioso que perpetúa la pobreza.

 

Según la UNICEF, un 21 por ciento de los niños y adolescentes chilenos que trabajan lo hace durante más de 21 horas semanales y no asiste a la escuela. De los niños y adolescentes que tienen un rol activo en los quehaceres del hogar, un 33 por ciento está fuera del sistema educacional.

El trabajo infantil reproduce la pobreza, no la soluciona

 

“El trabajo infantil reproduce la pobreza, no la soluciona. Un niño que trabaja y deja de estudiar para mejorar un poco las condiciones de vida de su familia, será un adulto laboralmente poco calificado. El trabajo infantil surge principalmente bajo condiciones económicas marcadas por la pobreza. A menudo los niños trabajan porque sus padres no tienen empleo o los salarios que reciben no alcanzan para cubrir las necesidades familiares”, dice la UNICEF.

 

Un 35 por ciento de las niñas de entre 5 y 17 años que viven en hogares con jefas de hogar, realiza quehaceres domésticos, mientras que el 28 por ciento de los niños ayuda a la madre buscando ingresos fuera de la casa realizando labores de empaque de mercaderías en supermercados, trabajos en la calle (promotor, lavador de autos, etc.), comercio callejero ambulante, trabajo doméstico para terceros, talleres manufactureros, producción agropecuaria, actividad pesquera de tipo industrial y tradicional y explotación minera.

 

Según la UNICEF, en el mundo trabajan entre 70 y 250 millones de niños. La mayoría bajo formas de esclavitud. Laboran en plantaciones agrícolas y fábricas recibiendo salarios que incluso pueden representar menos de la quinta parte de lo que recibe un adulto. En Latinoamérica, uno de cada cinco niños de entre 5 y 14 años trabaja. La inmensa mayoría desconoce sus derechos.

En Latinoamérica, uno de cada cinco niños de entre 5 y 14 años trabaja. La inmensa mayoría desconoce sus derechos

 

Para los empresarios locales y transnacionales es más “fácil” explotarlos a ellos que a los adultos. En Latinoamérica trabajan unos 20 millones de niños “por menos de un dólar al día. En las últimas décadas, como consecuencia de la urbanización, el trabajo infantil ha aumentado en los comercios, servicios y fábricas. Según la OIT, aún la mayor parte del trabajo infantil se encuentra en la agricultura: un 90 por ciento.

 

Los niños que trabajan pierden, en promedio, dos años de escolaridad. Cuando sean adultos recibirán un 20 por ciento menos de salario. Los padres -que fueron niños trabajadores- se verán “obligados” a enviar al trabajo a sus hijos, pues sus precarios salarios no les alcanzarán para sobrevivir. Trabajadores que ganan menos porque trabajaron desde niños, niños que ganarán menos cuando sean adultos porque no tienen mayores estudios.

 

Unos 40 millones de niños viven en la calle en Latinoamérica. Son los parias del modelo, empujados a la miseria, el hambre y el tráfico sexual. Sindicatos y organizaciones sociales debieran presionar a las autoridades y gobiernos a incorporar en las legislaciones los Convenios internacionales que protegen a los niños que trabajan. Se debiera eliminar todas las formas abusivas del trabajo infantil, pavimentando el camino para su erradicación total.

 

 

En Santiago, Arnaldo Pérez Guerra

Rel-UITA

15 de julio de 2008

Fuente: Datos y estadísticas de CEPAL, UNICEF, OIT, OMS y SENAME.

 

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