La
peligrosidad de los burros y los nanotubos
alarma a las
compañías aseguradoras
Una noticia de la agencia
EFE del pasado 28 de septiembre nos informa sobre las dificultades que
encuentran los
propietarios de burros en España
para suscribir pólizas de accidente que cubran los paseos turísticos a
lomos de este animal. Esta dificultad y el elevado precio de las primas cuando
se consiguen, condicionan la rentabilidad de esta actividad
en auge dentro de la
oferta del turismo rural. “La mayoría de las aseguradoras
se niega directamente” cuando pretendemos contratar una póliza de accidente para
un paseo en burro, explica Francisco Camba, representante de una de las
empresas del incipiente sector, “El Burro Peregrino”, que opera desde
hace cuatro años en las localidades de Castilla y León. EFE también
informa que ante las
dificultades para
encontrar aseguradora y obtener un precio razonable, los propietarios de El
Burro Peregrino, empresa que cuenta con diez burros y dos caballos, ha
optado por el uso de calesas, sobre todo para los menores de edad, que son los
casos que pueden tener una mayor repercusión judicial. Lo que Don Camba
sabiamente ha hecho con sus burros, es aplicar el elemental principio de
precaución.
Alejada de burros y caballos,
hace ya algunos años la suiza Swiss Re -una de las mayores compañías
reaseguradoras del mundo con presencia en más de 30 países- declaraba: “No se ha
llevado a cabo suficiente investigación para decir con alguna certeza si las
nanopartículas o los productos que contienen nanopartículas implican una
amenaza, ni tampoco, si así lo fuera, cuáles serían las dimensiones de la
amenaza”. En realidad, Swiss Re estaba previendo la posibilidad que se
presente una situación similar a la provocada por el amianto (asbesto) en la
salud humana, debido a la cual empresas y aseguradoras recibieron un duro golpe
por unas consecuencias que tardaron años en manifestarse. Por ello advierte que
“los desconocidos y descomunales riesgos asociados a las nanopartículas son
inaceptables”.
Ahora,
un equipo de científicos vuelve a advertir que los
nanotubos de carbono podrían presentar un riesgo de cáncer similar al del
amianto. Según ellos, el gobierno británico debería restringir el uso de estos
materiales, incluidos ya en diversos productos de consumo, para proteger la
salud de los humanos.
Los científicos tendrían que demostrar que
la exposición a esos productos es segura, señaló Andrew Maynard1,
del Woodrow Wilson International Centre for Scholars, en Washington.
Según el Dr. Maynard, los riesgos son mayores durante la fabricación y
cuando los productos llegan al final de su vida. "¿Qué sucede cuando se
desguazan estos productos o se tiran a un vertedero? ¿Hay alguna posibilidad de
que los nanotubos de carbono salgan entonces al exterior y se produzca dicha
exposición? Simplemente, desconocemos la respuesta a eso y creo que es algo que
hay que averiguar".
Los nanotubos de carbono, desarrollados en
1991, han demostrado ser unos materiales extremadamente útiles, al conferir gran
resistencia y al mismo tiempo ser muy ligeros. Además, son unos excelentes
conductores del calor y la electricidad y los han vendido como materiales
maravillosos que podrían constituir la base de una nueva generación de
dispositivos electrónicos.
"Esto es un motivo de preocupación", señaló
Anthony Seaton, profesor y experto en enfermedades relacionadas con el
amianto que trabaja en el Institute of Occupational Medicine de Edimburgo. "Con
el amianto pasó lo mismo; tenía miles de aplicaciones y la gente lo utilizó
experimentalmente. Su uso llegó a ser muy generalizado”. Las similitudes entre
el tamaño y la estructura de los nanotubos de carbono y los de las fibras de
amianto han planteado siempre un interrogante acerca de cómo podrían afectar los
primeros a los pulmones. Las nuevas investigaciones indican que, en ratones, los
nanotubos, al igual que el amianto, causan inflamación del mesotelio, membrana
que rodea los pulmones y otros órganos del cuerpo. En el caso del amianto, la
inflamación es una fase que conduce al letal cáncer conocido como mesotelioma.
Por lo general, este cáncer tarda entre 20 y 50 años en desarrollarse tras la
exposición a las fibras de asbesto. Los investigadores, que informaron del
avance en la revista Nature Nanotechnology, compararon los efectos
de los nanotubos cortos y largos. En el caso del amianto, las fibras de unos 10
micrómetros de largo son inofensivas, porque las células inmunológicas pueden
engullirlas y eliminarlas con seguridad; las de más de 15-20 micrómetros de
largo, en cambio, son demasiado grandes para que las células las asimilen y su
presencia provoca una respuesta inflamatoria. Los investigadores confirmaron que
los nanotubos de carbono parecen tener el mismo efecto2
Según un artículo publicado el pasado
septiembre en thetartan.org3
cuatro universidades importantes (Universidad de Duke, Carnegie Mellon,
Universidad Howard y Virginia Tech) han colaborado entre sí para establecer el
Centro de Implicaciones Medioambientales de la Nanotecnología (CEINT, por sus
siglas en inglés), alojado en la Universidad de Duke. También participan en el
proyecto profesores de las Universidades de Kentucky y Stanford. El centro
pretende estudiar el impacto de las nanopartículas sobre el medioambiente y el
transporte y las transformaciones de las nanopartículas en el medioambiente y
los efectos que los microorganismos tienen sobre estas. Ahí es donde entra en
acción la Carnegie Mellon, señaló Gregory Lowry, profesor asociado de
ingeniería civil y medioambiental y subdirector del Centro. Es importante
estudiar las nanopartículas, porque éstas no siguen las mismas reglas ni tienen
las mismas propiedades que los materiales a otros tamaños. Si un material de
gran tamaño lo hacemos lo suficientemente pequeño, señala Lowry, sus
propiedades de superficie van a cambiar; se producirán cambios en la estructura
cristalina, en la energía de superficie e incluso en el número de sitios
reactivos de las partículas. Puesto que, actualmente, los nanomateriales se
utilizan muy a menudo en productos comerciales, como calcetines, lavadoras y
filtros de agua, es importante saber qué sucede después de que éstos entren en
contacto con el medioambiente.
Por su parte, la compañía aseguradora
estadonidense Continental Western Insurance Group acaba de enviar un
comunicado a sus clientes excluyendo la cobertura para los productos que
contengan nanotubos. El documento aclara que modifica el seguro otorgado, el que
ahora no cubre:
“Lesiones corporales”, “daños
materiales” o “daños a la persona y perjurio publicitario” relacionados con la
presencia de “nanotubos” o “nanotecnología” en cualquier forma, o de sustancias
nocivas que emanen de “nanotubos” o “nanotecnología”, o la exposición a dichas
sustancias, “nanotubos” o “nanotecnología”, ya sea dicha presencia o exposición
real, presunta o potencial. Esto incluye el uso, consumo, ingestión, inhalación,
absorción, existencia, presencia, proliferación, emanación, dispersión,
filtración, migración, emisión y fuga de “nanotubos” o “nanotecnología”,
contacto con “nanotubos” o “nanotecnología” y exposición a “nanotubos” o
“nanotecnología”. Tales daños causados por “nanotubos” o “nanotecnología” o por
exposición a “nanotubos” o “nanotecnología” también incluye, pero sin
limitación:
a.
La existencia, almacenamiento, manejo o transporte de “nanotubos” o
“nanotecnología”;
b. La extracción,
reducción o contención de “nanotubos” o “nanotecnología” de estructuras,
materiales, artículos, productos o procesos de fabricación;
c. La eliminación de
“nanotubos” o “nanotecnología”;
d. Cualquier
estructura, proceso de fabricación o productos que contengan “nanotubos” o
“nanotecnología”;
e. Cualquier obligación
de compartir daños y perjuicios con terceros que deban pagar daños y perjuicios
por tales lesiones o daños, o de compensar a dichos terceros por el pago de
daños y perjuicios;
f.
Cualquier producto fabricado, comercializado, manipulado o distribuido por el
asegurado, o en nombre del asegurado, que contenga “nanotubos” o
“nanotecnología”; o
g. Cualquier supervisión,
instrucción, recomendación, garantía (expresa o implícita), advertencia o
consejo dado o que debió ser dado.
Y agrega las siguientes
definiciones:
-
El término “nanotubos”
significa cilindros huecos de átomos de carbono o fibras de carbono o
cualquier tipo o forma de “nanotecnología” que poseen propiedades notables
de resistencia y electricidad y que sean usados en productos, artículos o
materiales.
-
El término “nanotecnología"
significa ingeniería a nivel molecular o atómico.
Pese a todas estas advertencias,
el principio de precaución aplicado hasta en una simple caída de un burro, no se
utiliza en la nanotecnología. ¿A que obedece esta tozudez suicida? En primer
lugar, debido a su vinculación con la competencia dentro del “libre mercado”.
Las compañías -especialmente las de gran porte- necesitan urgentemente
incrementar sus ventas y para ello, debido al empobrecimiento creciente de la
sociedad, apuestan al sector más rico ofreciéndo productos cada vez más
sofisticados. Simultáneamente, la nanotecnología también les permitirá lucrar
corrigiendo los desastres que ellas mismas provocaron, por ejemplo la
contaminación del agua y del suelo. Es cierto que nos prometen avances,
producidos por la nanotecnología, en la medicina. Pero todo indica que la misma
estará -al igual que los artículos suntuarios-disponible para una elite. En
segundo lugar, la nanotecnología se encuentra hoy al servicio de la concepción
belicista y “antiterrorista” exacerbada luego del 11 de Septiembre de 2001 y
tanto Rusia como Estados Unidos están trabajando en la creación de
nanoarmamento. La semana pasada Andrei Alekséenko, director del
Nanocentro del Instituto Energético de Moscú, declaró que el desarrollo de
la nanotecnología en el campo militar podrá ser utilizado para batir “de forma
inteligente” cualquier blanco móvil, incluidos los tanques. “Unos
nanodispositivos con dimensiones inferiores a un milímetro podrán servir para
formar una ‘nube’ de cualquier tamaño y potencia de carga”, precisó el
investigador.
Hace dos años que los
trabajadores de la alimentación alertamos sobre estos peligros4
y hasta ahora no hemos conseguido superar la etapa de la denuncia.
Parece haber llegado la hora de
emprender, junto a otros actores sociales,
acciones más categóricas.