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Si decidimos recorrer Brasil vamos a encontrar
trabajo esclavo, trabajo infantil e informalidad
en cada rincón de este país, de punta a punta.
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No es posible que el BNDES financie a un grupo
empresarial para que plante más caña de azúcar y
éste utilice después trabajo esclavo. ¿Cómo
puede el gobierno brasileño financiar una
actividad a expensas del trabajo esclavo?
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Antonio Lucas, responsable de la secretaría de Asalariados
Rurales de la Confederación Nacional de Trabajadores en la
Agricultura (CONTAG), tuvo una destacada participación en la
Primera Movilización Nacional de los Asalariados y
Asalariadas Rurales promovida por esta organización.
Su discurso ante la sede del Ministerio de Trabajo fue un
punto alto de esta actividad que el pasado 20 de marzo
movilizó en Brasilia a unas 5 mil personas. A continuación
transcribimos lo medular de su intervención.
“Compañeros
y compañeras, gracias por su presencia. Ustedes no saben
cuán difícil es para nosotros probar en este país que somos
trabajadores. Tenemos que movilizarnos hasta Brasilia para
reivindicar aquello que ya está garantizado por ley. Es
increíble.
En un país que habla de crecimiento, que posee una muy buena
legislación, uno igual tiene que venir hasta acá, desde
lejos, desde Pará, Rondônia, Rio Grande del Sur, e incluso
desde los más remotos rincones de este país para decirle a
la sociedad, al Congreso Nacional, que la legislación tiene
que ser cumplida. Porque la mayoría de lo que estamos
reivindicando acá está previsto en la ley.
A su vez, el agronegocio funciona en otra dirección, porque
solo piensa en ganar más y más dinero. Si muere un
trabajador la empresa no asume su responsabilidad. Y si no
está registrado, tampoco lo hace.
El Ministerio de Trabajo no tiene recursos adecuados para
fiscalizar. Un Ministerio que ni Ministro tiene… ¡Así
estamos! Por las cuotas políticas el Ministerio quedó en
manos de un partido. Debemos preguntarnos: ¿el Ministerio es
de un partido o del gobierno nacional? Y respondemos: es del
gobierno nacional, y si nadie del partido quiere el cargo,
que se lo ofrezcan a un trabajador. Porque probablemente hay
acá gente competente para asumir este Ministerio.
Ahora, mis amigos, mis amigas, si decidimos recorrer
Brasil vamos a encontrar trabajo esclavo, trabajo
infantil e informalidad en cada rincón de este país, de
punta a punta. ¿Ustedes saben quién financia en Brasil a
los grandes proyectos agrícolas? El Banco Nacional de
Desarrollo Económico y Social (BNDES) -un banco público-
entrega dinero a los grandes propietarios de tierra, y no
son pocos los beneficiarios de ese dinero que luego son
denunciados por utilizar trabajo esclavo. O sea,
finalmente, es el Estado el que financia el trabajo esclavo.
En Rio Verde, en el estado de Goiás, donde fui criado y aún
vivo, se cultivan 6 mil hectáreas de soja, y allí se
encontró trabajo esclavo. Ustedes saben muy bien el dineral
en que se vende la soja. Y el BNDES pone dinero en
las manos de esa gente, fomentando al trabajo esclavo.
Ahora, también debemos preguntar: ¿por qué cuando la
Fiscalía va hasta allí a multar a estos esclavistas además
no los llevan presos? ¿No se trata de un crimen? ¿No está
previsto en el Código Penal que el trabajo esclavo es un
delito? ¿Por qué no los llevan a la cárcel? ¿Por qué?
Y esto sucede porque el tema ‘no interesa’ a los grandes
medios de comunicación, porque los parlamentarios no actúan
para que las leyes se cumplan y se acabe con el trabajo
esclavo, con el trabajo infantil, con los trabajadores y
trabajadoras por fuera de la Seguridad Social.
A su vez, el Congreso Nacional no quiere aprobar la PEC
438 que expropia las tierras donde se constata casos de
explotación de mano de obra en condiciones análogas a la
esclavitud. Y siempre recibimos la misma respuesta: la
bancada ruralista no lo permite. Eso es así, somos rehenes
de la bancada ruralista, lo cual es una vergüenza. Es una
vergüenza que cierto sector del país logre mandar solo en el
país.
Entonces, ¿el país no tiene gobierno? ¡Tiene, sí! Nosotros
creemos en este gobierno. Nosotros ayudamos a que este
gobierno fuese electo. Nosotros elegimos a la presidenta
Dilma. Elegimos a los diputados para defender a los
trabajadores, no para hacer lo que están haciendo.
Están para defender al trabajador, para tener el coraje de
ir hasta la tribuna de la Cámara y del Senado a decir: ‘No
aceptamos que los trabajadores asalariados trabajen en la
informalidad. Nosotros los diputados y los senadores no
aceptamos que los trabajadores y trabajadoras del campo
vivan sin la garantía de sus derechos, pues son quienes
verdaderamente producen la riqueza. No aceptamos que los
grandes propietarios compren más y más tierras -e incluso
armas- para enfrentar a los trabajadoresʹ. Porque cuando
hacemos un paro o una manifestación, del otro lado de la
portera hay gente armada.
Entonces, ¿qué debemos hacer? ¿Quedarnos callados? ¡No! Por
eso estamos en Brasilia, y somos más de 5 mil, y vamos a
seguir viniendo para el Grito de la Tierra y para la
manifestación de respaldo a la Reforma Agraria en
este país.
(…) Es muy importante que estemos los asalariados y
asalariadas hoy acá en Brasilia. Muchas veces vinimos por el
Grito de la Tierra, agricultores familiares y
asalariados. Pero hoy, 90 por ciento de las personas que
están acá dejaron de trabajar en sus empleos para venir
hasta Brasilia. Esas personas perdieron todo un día de
trabajo y también tendrán perdidas en sus derechos. Pero han
venido hasta Brasilia porque ¡es hora de decir basta!
(…) Esperamos que sea aprobada la PEC 438. Porque es
la única forma de que los grandes latifundistas entiendan,
porque la multa no es la solución: pagan la multa y siguen
con trabajo esclavo.
La presidenta Dilma insiste en que hay que producir
más alcohol, pero no es posible que el BNDES financie
a un grupo empresarial para que plante más caña de azúcar y
éste utilice después trabajo esclavo. ¿Cómo puede el
gobierno brasileño financiar una actividad a expensas del
trabajo esclavo?
¿Cómo es posible que cada día mueran tantos trabajadores por
el uso de agrotóxicos? Ustedes, mis compañeros que han
venido del Vale do São Francisco, que trabajan con frutas,
saben muy bien que esa actividad paga menos cada día y está
enfermando a los trabajadores por la aplicación de tanto
veneno.
Esos trabajadores no tienen guantes, no tienen máscaras, y
cuando los tienen es material desgastado porque lo usaron
antes de diez a 20 trabajadores, o sea: guantes rasgados,
máscaras que ya no protegen a nadie. Entonces, de punta a
punta de este país necesitamos corregir eso. Nosotros no
vamos a tolerar más este tipo de cosas.
Somos nosotros los que estamos trabajando en las
plantaciones, en la ganadería. Somos nosotros, hombres y
mujeres, los que sufrimos bajo el fuerte sol, bajo la
lluvia, para incrementar el PBI de este país. Los que
despertamos de madrugada y regresamos tarde, casi en la
noche, a nuestras casas.
Por lo tanto, es este pueblo acá el que tiene que ser
valorado y recompensado, y no los grandes empresarios que
explotan nuestra mano de obra.
Un abrazo para todos”.
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