El Salvador
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Escalada
de terror en planta atunera
Aplicación masiva del “detector
de mentiras”
en Calvo Conservas
Si algo faltaba para que los
métodos antisindicales de Calvo Conservas en El Salvador se identificaran
completamente con las “tácticas antisubversivas” que pusieron en práctica hasta
la década de los 90 los ejércitos latinoamericanos al mando de generales
formados en la siniestra “Escuela de las Américas”, ese algo ya lo hizo: aplicar
a los trabajadores el “detector de mentiras”
Según
denuncia
la Seccional
por empresa
Calvo
Conservas El Salvador S.A.
de
C.V. del Sindicato General de Trabajadores de
la Industria Pesquera y Actividades Conexas (SGTIPAC),
varios trabajadores y trabajadoras fueron sometidos a interrogatorios bajo
aplicación del polígrafo, más conocido como “detector de mentiras”.
A nadie escapa
que los latinoamericanos, especialmente los luchadores sociales, tienen aún a
flor de piel el recuerdo de los métodos de tortura utilizados durante la
represión orquestada por los militares y parapoliciales ejecutores de la
Doctrina de la Seguridad Nacional. La más común de aquellas torturas fue la
aplicación de electricidad sobre el cuerpo de los prisioneros y prisioneras
mientras eran sometidos a interrogatorios. No hay nada más parecido a la picana
eléctrica que la puesta en escena de “un interrogatorio con polígrafo”, que
requiere la ubicación de varios electrodos directamente sobre la piel de quien
es interrogado.
Seguramente conscientes de este efecto, las autoridades de
Calvo
decidieron utilizar esta asociación del horror para darle una nueva vuelta de
tuerca al sistema de represión sindical que han montado.
La
denuncia presentada ante la Inspección de Trabajo de
El Salvador
por el secretario general del
SGTIPAC
Calvo Conservas,
Mariano
Alexander Guerrero,
es un relato que parece calcado de los testimonios que brindaban los activistas
perseguidos en la época de la Guerra Fría.
Cuenta
Guerrero que “El 28 de junio de 2007, mientras desarrollaba mis labores de
manera normal, como a eso de las 19 horas, Dora Lilián Cruz, jefa de
Producción, me manifestó que a varios compañeros de mi área se nos iba a
practicar una prueba poligráfica, debido a que, supuestamente, habían ocurrido
actos de sabotaje contra un montacargas y una banda de producción. Ambos hechos
habrían supuestamente sucedido en una zona diferente a la cual desarrollamos
nuestras labores cotidianamente, por lo cual me causó extrañeza la medida.
Posteriormente,
la misma jefa empezó llamando a un primer trabajador a la oficina de Recursos
Humanos por medio de los altoparlantes. Cuando este trabajador regresó, a eso de
las 21:15, estaba visiblemente alterado e hizo saber a todos sus compañeros de
trabajo, incluyéndome, que en la oficina de Recursos Humanos le habían aplicado
una prueba poligráfica, y que aunque decían que era ‘voluntaria’, el negarse a
practicarla era, según la Administración, una prueba de tener alguna implicación
o conocimiento de los hechos.
A continuación,
Dora Cruz empezó a llamar a otros trabajadores. A las 22:30, junto a
José Antonio Valladares (secretario de Organización y Estadísticas del
Sindicato), me acerqué a la oficina de Recursos Humanos para constatar lo que
estaba sucediendo y preguntar si había algún procedimiento legal en desarrollo.
Ahí nos
encontramos con el señor Rafael Orlando Merino Hernández, quien manifestó
ser de la empresa CEPPOL (dedicada a brindar servicios de aplicación de
pruebas poligráficas), y ante mi pregunta sobre cuál era la base legal para
estar aplicando dichas pruebas a los trabajadores, me contestó que el
procedimiento que se estaba realizando era debido a supuestos sabotajes en un
montacargas y en una banda de producción que se dirige al molino. Siendo que
estos hechos eran desconocidos por todos nosotros, le preguntamos si tenía
alguna orden judicial y/o policial para aplicar las pruebas. Merino
contestó que eran órdenes administrativas de la empresa, y que a él simplemente
le pagaban para hacer las pruebas, y que ellas sólo buscaban indagar sobre ‘la
fidelidad’ de los trabajadores con el patrón. Inmediatamente pidió mi
‘colaboración’ para hacerme la prueba. Debido a que mi negativa sería
interpretada como una falta de fidelidad hacia la empresa, debí acceder a
hacerme la prueba poligráfica aún contra mi voluntad”.
Lo relatado
hasta aquí por el secretario general del SGTIPAC Calvo Conservas
ya configura una total salvajada implementada por una patronal que demuestra una
actitud mental propia de un verdugo antes que de un empresario. Pero hay aún
más.
“Durante la
prueba –continúa Guerrero– me preguntaron qué opinaba de la misma, si
había fallos en el trabajo cotidiano, si mi jefe se comportaba bien, si había
estado en reuniones en donde se planificaron sabotajes, si había recibido
amenazas para no decir quién había hecho el sabotaje, si había presenciado el
supuesto sabotaje, si yo tenía fidelidad a la planta. Asimismo, durante las
pruebas poligráficas se hicieron preguntas referentes a la actividad,
participación y/u opinión sindical, tales como: ¿Usted pertenece al sindicato?,
¿Qué opinión tiene de los sindicalistas que están dentro de la planta?, ¿Cree
que están trayendo algún beneficio a los trabajadores? Estas pruebas se han
practicado sobre unos 20 trabajadores y trabajadoras del turno diurno y
nocturno, entre el 28 y el 29 de junio de 2007”.
Este
episodio perpetrado por la empresa
Calvo Conservas,
además de subir un escalón más en la escalada represiva contra el Sindicato y
los trabajadores y trabajadoras sindicalizados, debe ser considerado como
tortura psicológica, acoso y chantaje, y como tal denunciado ante la justicia
Penal para que los representantes de la empresa, que encomendaron esta acción a
una compañía privada dedicada a la aplicación del polígrafo, y quién sabe qué
otras “técnicas de interrogatorio”, asuman sus responsabilidades legales. Por
otra parte, todo el mundo sabe en
El Salvador
que estas empresas están gestionadas por militares y policías, casi todos en
retiro. En
Argentina,
al fin de la dictadura, a estos personajes se les llamaba “la mano de obra
desocupada”.
En el
texto de la denuncia presentada ante la
Inspección de Trabajo,
el representante sindical expresa que “Esta situación viola lo dispuesto en el
Art. 30 Ord. 5ª) del Código de Trabajo, según el cual: Se prohíbe a los
patronos: ‘Hacer por medios directos o indirectos, discriminaciones entre los
trabajadores por su condición de sindicalizados o tomar represalias contra ellos
por el mismo motivo’.
Por otra parte –continúa la
denuncia–, las preguntas realizadas en las pruebas poligráficas constituyen una
clara intimidación y violentan el derecho a la libre sindicalización consagrado
en el Art. 47 de la Constitución de la República, dado que tienen como finalidad
última amedrentar a los trabajadores de la empresa para, de esta forma, evitar
que se afilien a nuestro Sindicato, situación que contraviene lo dispuesto en el
Art. 30 Ord. 4ª) del Código de Trabajo, el cual establece: ‘Se prohíbe a los
patronos: 4º) Tratar de influir en sus trabajadores en lo relativo al ejercicio
del derecho de asociación profesional’.
Finalmente, es oportuno señalar
que el proceder de la empresa violenta las garantías de protección sindical,
establecidas en los convenios 87, 98 y 135 de la OIT, los cuales fueron
ratificados por nuestro país en agosto de 2006, y tienen plena vigencia
en el país en virtud de lo dispuesto tanto en la Constitución de la OIT,
como en la Declaración sobre los Principios y Derechos fundamentales en el
trabajo de 1998.
Por todo lo anteriormente expuesto le pedimos a
la Inspección de Trabajo:
-
Realizar a la mayor
brevedad posible una inspección especial de trabajo para establecer las
prácticas empresariales de discriminación e intimidación antisindical las
cuales constituyen violaciones al derecho a la libertad sindical de los
trabajadores de Calvo Conservas El Salvador S.A. de C.V.
-
Ordenar a la empresa el
inmediato cese de la intimidación antisindical.
-
Notificarnos la fecha de
realización de la inspección para estar presentes durante el desarrollo de
la misma de conformidad a lo dispuesto en el Art. 47 de la
Ley de Organización y Funciones del Sector Trabajo
y Previsión Social (LOFSTPS)
-
Extendernos
certificación de acta de inspección”.
Este aborrecible episodio será incluido en la información
complementaria a la queja ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
instruida como el caso número 2571, presentado el pasado 12 de junio por el
SGTIPAC junto a la Federación Sindical de Trabajadores Salvadoreños del
Sector Alimentos, Bebidas, Hoteles, Restaurantes, Agroindustrias (FESTSSABHRA)
y con el apoyo de la UITA.
Finalmente es necesario precisar que en El Salvador
existe un vacío legal sobre la utilización del polígrafo en el campo laboral.
Como imaginamos que Calvo Conservas se amparará en esta carencia para
justificar su felonía, lanzamos un desafío: ¿se atreven los ejecutivos de
Calvo a someterse ellos al polígrafo para contestar nuestras preguntas?
Carlos Amorín
©
Rel-UITA
3
de julio de 2007 |
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* Con información
aportada por el Centro de Estudios y Apoyo Laboral (CEAL) y
fuentes propias.
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