Quienes hablan de “deuda ecológica y social” no se
refieren exclusivamente a conceptos ideológicos, sino a
hechos concretos que han traido destrucción a los
pueblos del Sur del mundo. En el Taller Regional sobre
Deuda Ecológica de la Unión Europea con Centroamérica,
recién concluido en San Salvador, se presentó una gran
cantidad de casos como testimonios de un pasado y de un
presente a tomar en cuenta para la firma de un Acuerdo
de Asociación (AdA) entre la Unión Europea y
Centroamérica, cuyas negociaciones comenzarán en el
último trimestre de 2007. Reunimos aquí tres de esos
casos
El
petróleo del Petén
de
José Manuel Chacón - Madre Selva
Guatemala*
El Parque Nacional Laguna del Tigre y su biotopo
incluido (335 mil hectáreas) se encuentra en la
categoría de “biosfera maya” y es la mayor riqueza que
tiene Guatemala. Representan el segundo humedal
en importancia en América Latina, después del
Pantanal amazónico, y concentra una enorme riqueza
en biodiversidad, albergando también
importantes sitios arqueológicos, representativos de la
cultura maya.
A pesar de tener una ley que lo protege, ese parque ha
sufrido un enorme deterioro por la presencia de la
industria extractiva de petróleo. En 2001, la empresa
transnacional francesa Perenco adquirió las
concesiones de la anterior petrolera Anadarko Petroleum
Corporation (APC), incluyendo un oleoducto de 440
kilómetros, una refinería y un centro de almacenamiento.
Después de tantos años de explotación petrolera,
iniciada por la compañía
Basic Resources International (Bahamas) Limited
en 1980, antes de que la zona fuera
declarada área protegida, el Parque está agonizando. A
esta actividad destructiva se le suman otros fenómenos
como el tráfico de madera, el de seres humanos que
quieren viajar de forma ilegal hacia Estados Unidos,
el comercio ilegal del patrimonio arqueológico y el
narcotráfico. La historia de cómo las petroleras han
estado incidiendo en la biosfera maya está caracterizada
también por un fuerte componente de corrupción en las
concesiones de contratos, por la forma en que se otorgan
e incluso en la imposición de las regalías, que dejan al
país un vergonzoso 6 por ciento.
Desde el período de los gobiernos militares hay una
verdadera mafia, y un vínculo directo de la oligarquía
nacional con el manejo de la administración del Parque.
Guatemala está perdiendo su patrimonio natural y
arqueológico, mientras los accionistas de la empresa se
llevan el 94 por ciento de las ganancias. Además de
responsabilizar a la empresa Perenco y a las
otras presentes en la zona (Petro Energy,
Petro Ramrod, OTS, Mexpetrol
Guatemala Corp. y Petrolatina) de
todos los daños ocasionados, a la empresa francesa se le
acusa también de hechos delictivos, como el asesinato de
personas que han intentado divulgar lo que estaba
pasando en el Parque. Actualmente, Perenco y
otras empresas están pidiendo nuevas concesiones
petroleras, y esto va a agudizar aún más no sólo la
conflictividad social, la violencia en la zona, la
destrucción del medio ambiente y la biodiversidad, sino
también la destrucción del tesoro arqueológico.
La sangrienta historia de la Represa de
Chixoy
de
José Manuel Chacón - Madre Selva Guatemala
Otro caso por el cual la Unión Europea les debe a
los pueblos centroamericanos es la construcción de la
hidroeléctrica de Chixoy. Se comenzó a construir en la
década de los 80, en medio de una sangrienta guerra que
dejó más de 200 mil muertos y un sinnúmero de
desaparecidos. Para el desarrollo del proyecto, el
gobierno contrató a
empresas europeas, entre ellas la Escher Weis de
Suiza, que cobró 12 millones de dólares, la
COGEFAR de Italia, 200 millones de dólares, y
la empresa alemana Holchtief, que cobró 130
millones de dólares.
Este megaproyecto estuvo financiado principalmente por
el Banco Mundial (BM) a través del Banco
Interamericano para el Desarrollo (BID), y fue
presentado como un proyecto de desarrollo. El costo
total del proyecto fue de aproximadamente 955 millones
de dólares, lo que en 1990 representaba el 45 por ciento
de la deuda externa del país. Se embalsó
el río Chixoy inundando 1.170 manzanas de tierra, y
se desplazó forzadamente a más de 3.500 integrantes de
comunidades mayas. Las cerca de 6.000 familias dueñas de
las tierras sufrieron la pérdida de todos sus recursos y
de sus modos de vida. La protesta de quienes se
atrevieron a resistir fue acallada con masacres,
torturas y desapariciones usando la falsa acusación de
guerrilleros o de apoyar a la guerrilla. Entre las
masacres más conocidas está la del Río Negro, en la que
el Ejército y miembros de la Autodefensa Civil mataron a
70 mujeres y 107 niños y niñas. Han transcurrido 20
años, y todavía permanecen ocultos varios cementerios
clandestinos; la gente sigue buscando. Hasta la fecha no
hubo indemnización para los desalojados ni para los
familiares de las víctimas, y los que regresaron a
poblar la zona, con lo que producen solamente logran
cubrir el 28 por ciento de sus necesidades alimentarias
(antes de la represa alcanzaban el 79 por ciento).
Estas empresas fueron cómplices de los asesinos,
aprovechándose de un momento de abiertas violaciones a
los derechos humanos y manteniendo el silencio ante lo
que estaba pasando. Cerraron los ojos y siguieron
trabajando. Responsabilizamos por el mismo motivo a los
organismos que financiaron la obra, en este caso al
Banco Mundial y al BID.
Durante el gobierno del presidente Arzú se
privatizó el servicio de electricidad, y ahora, en esta
empresa que ha costado sangre a las y los guatemaltecos
participan empresas europeas como Unión Fenosa,
distribuyendo energía y cogenerando electricidad. No
estamos hablando de un proyecto para generar desarrollo,
sino para beneficiar a las empresas transnacionales.
Hace 25 años la represa de Chixoy se construyó
como “proyecto de desarrollo”, pero lo más absurdo es
que las comunidades que se instalaron alrededor del
proyecto todavía no tienen electricidad.
Ahora quieren promover otros megaproyectos
hidroeléctricos en esta zona, como la represa Serchil
y la de Xalala. La gente está reaccionando y las
comunidades han comenzado un proceso de consultas para
rechazarlos. La pregunta es: ¿estos gobiernos violadores
de los derechos humanos tomarán en cuenta estas
consultas?
Expansión de la piña en Costa Rica
de
Grace García – COECOCEIBA/Amigos de la
Tierra - Costa Rica
En 2005 hicimos un estudio acerca de la expansión del
cultivo de la piña y lo enmarcamos dentro de la
categoría deuda ecológica. Es un tema muy importante en
Costa Rica por el alto nivel que ha tenido la
exportación de este producto hacia Europa y
Estados Unidos. Es importante mencionar que eso ha
traído en sí mismo no solamente una problemática
ambiental, sino otros tipos de conflictos en materia de
conservación del agua, del uso de plaguicidas, de la
contaminación atmosférica o la sustitución de bosques
por estos monocultivos. En 2004 se calculaba que había
23 mil hectáreas dedicadas al cultivo de piña, mientras
que en los primeros meses de 2007 su producción llegó a
ocupar 41 mil hectáreas, es decir un aumento de casi el
100 por ciento en tan sólos tres años.
Esto se debe sobre todo a la creciente demanda de piña
costarricense por parte de los mercados europeo y
estadounidense. Es importante mencionar también que la
plantación piña gozó de grandes incentivos, pero el
aumento de la producción y de las exportaciones trajo
consigo fenómenos crecientes de violaciones a los
derechos laborales y sindicales de las y los
trabajadores, impactos ambientales en las comunidades y
el desplazamiento de la agricultura de subsistencia.
Al tener fuertes incentivos para la exportación en el
marco del CAFTA, los grandes inversionistas
piñeros -muchas veces de capital extranjero como
PINDECO (Pineapple
Development Company SA),
que es una subsidiaria nacional de la Del Monte
Quality Fresh Fruti-
vieron aumentar vertiginosamente sus ganancias.
Las comunidades afectadas han buscado alternativas de
resistencia y organización para detener los fenómenos de
persecución sindical, las afectaciones a sus derechos
sobre el agua y el alto grado de contaminación.
En El Salvador,
Giorgio Trucchi
© Rel-UITA
30 de julio
de 2007 |
|
|
|