El Día Mundial
del Agua se celebra anualmente el 22 de marzo como un medio de llamar la
atención sobre la importancia del agua dulce y la defensa de la gestión
sostenible de los recursos de agua dulce.
El Día Mundial del agua
del 2011 se ha centrado la atención internacional sobre el impacto del
rápido crecimiento de la población urbana, la industrialización y la
incertidumbre causada por el cambio climático, los conflictos y los
desastres naturales sobre los sistemas urbanos de abastecimiento de
agua.
El tema del agua en
nuestro país como en varios de la región se centra en el aumento de la
expansión agrícola y forestal, modelos de producción que están
acompañados por el uso masivo de agrotóxicos y de fertilizantes, ambos
sustancias químicas conocidas mundialmente por sus impactos en el agua.
Uno de los problemas
relacionados con la calidad del agua lo constituye la eutrofización, que
es el resultado de un aumento de los niveles de nutrientes (generalmente
fósforo y nitrógeno) y que afecta sustancialmente a los usos del agua.
Las mayores fuentes de nutrientes provienen de la escorrentía agrícola,
ganadera y de las aguas residuales domésticas (también fuente de
contaminación microbiana), de efluentes industriales y emisiones a la
atmósfera procedentes de la combustión de combustibles fósiles.
La eutrofización o
enriquecimiento en nutrientes de las aguas produce un crecimiento
excesivo de algas y otras plantas acuáticas, las cuales al morir se
depositan en el fondo de los ríos, embalses o lagos, generando residuos
orgánicos que, al descomponerse, consumen gran parte del oxígeno
disuelto y de esta manera pueden afectar a la vida acuática y producir
la muerte por asfixia de la fauna y flora.
Algunas de las algas
que se desarrollan anormalmente, emiten sustancias tóxicas que pueden
matar organismos acuáticos y hacer que estos no sean aptos para el
consumo humano o, directamente, dar al agua sabores desagradables o
hacerla inadecuada para el consumo.
La eutrofización del
agua en nuestro país es fácilmente apreciable y en algunas fuentes de
agua como es el caso de la Laguna del Sauce en el departamento de
Maldonado es motivo de preocupación desde hace varios años.
Con respecto a la
contaminación de agrotóxicos en el agua, en los últimos años ha habido
una preocupación manifestada por las autoridades específicamente por el
uso del herbicida denominado atrazina, una sustancia altamente tóxica.
Contrariamente a esta preocupación su uso está permitido a un kilo por
hectárea por año, siempre y cuando su compra sea realizada con receta
profesional.
Específicamente la
atrazina es una sustancia conocida mundialmente por su persistencia en
el agua. Cabe preguntarse: si esta sustancia ha sido identificada como
muy persistente en el agua ¿por qué no se prohíbe su uso?
Lamentablemente existen
otras sustancias que también son reconocidas como persistentes y muy
tóxicas para organismos acuáticos como lo es el insecticida endosulfan.
Pese a toda la evidencia existente sobre su peligrosidad, su
autorización sigue estando vigente para el mayor cultivo agrícola de
nuestro país: la soja transgénica.
La lista de agrotóxicos
que están contaminando nuestras aguas y matando nuestra flora y fauna es
muy larga. Sin embargo, las medidas que las autoridades han tomado para
controlar su uso no son suficientes, ya que las denuncias de los
impactos que estos provocan son diarias. La mortandad de peces, de fauna
indígena, de vacunos, de animales domésticos y de caballos ha pasado a
ser moneda corriente, a tal punto que se ven como un hecho normal.
Según un proverbio
africano “El agua sucia no se puede lavar”. Al mismo agregamos que
probablemente exista un cierto nivel posible de descontaminación. Sin
embargo, el agua es solo una y los límites de contaminación existen. Por
esa razón hoy hay países que están en busca de agua dulce potable.
Uruguay aún la tiene, pero que continúe siéndolo dependerá de las
políticas impulsadas por el Estado.
El agua es una fuente
de vida, siempre y cuando no se le contamine.