Alrededor de 14
mil niños indígenas, hijos de jornaleros
agrícolas, laboran en el cultivo y
levantamiento de tabaco, café y caña en
los campos de Nayarit, donde la
explotación y malas condiciones de
trabajo son iguales a épocas de
esclavitud, reveló Óscar Herrera López,
presidente de la Comisión Estatal de los
Derechos Humanos.
Con los primeros
meses del año y el inicio de la cosecha,
miles de jornaleros agrícolas arriban a
los albergues y galerones en los
municipios de Santiago Ixcuintla,
Tuxpan, Ruiz, Compostela, Xalisco, Bahía
de Banderas, El Nayar, Acaponeta,
Huajicori, San Blas, Santa María del Oro
y Tepic.
“En Nayarit no han
dejado de existir las tiendas de raya en
los campos agrícolas. Es una
sobreexplotación de la mano de obra de
los jornaleros indígenas con sueldos por
debajo de los 150 pesos en jornadas
diarias de hasta 12 horas”, expresó
Herrera López.
El ombudsman dijo
que las secretarías de Desarrollo Rural,
Desarrollo Económico y Salud del estado,
el Departamento de Previsión Social y el
Consejo Consultivo para el Desarrollo de
los Pueblos Indígenas han incumplido con
la recomendación que desde hace un año
les envió, la cual busca terminar con la
discriminación y el maltrato hacia los
trabajadores.
Organizaciones
civiles advirtieron que siguen vigentes
otros riesgos a los que están expuestos
los jornaleros, y que no han sido
atendidos: “Las intoxicaciones por el
uso cotidiano de agroquímicos sin
control y la participación de miles de
menores de edad en las labores
agrícolas”.
De acuerdo con la
Confederación Nacional Campesina, cerca
de 68 mil jornaleros arriban durante el
periodo agrícola, de los cuales 46 mil
son indígenas procedentes de Chiapas,
Guerrero, Hidalgo, Oaxaca y la sierra de
Nayarit a los cultivos de tabaco, 10 mil
en el corte de caña y 12 mil en el
cultivo de café, en su mayoría niños,
que por su condición, son obligados por
sus padres a las labores del campo.
“Es una exigencia
de la familia, si los hijos no le entran
al trabajo de campo, en automático
rechazan laborar en las cosechas”,
expresó el dirigente de la Liga de
Comunidades Agrarias, Trinidad
Miramontes Arteaga.
La Asociación
Rural de Interés Colectivo y las
representaciones locales de las uniones
de cañeros y cafeticultores precisaron
que la mayoría de los jornaleros trabaja
para alrededor de 31 mil patrones en una
extensión de 89 mil hectáreas, 5.259
agricultores producen 17.56 hectáreas de
café, 7.00 son propietarios de 31 mil
hectáreas de caña y 7.500 cultivan 8.679
hectáreas de tabaco.
Mal
diagnóstico
El diagnóstico de
la Comisión Estatal de los Derechos
Humanos “Jornaleros agrícolas migrantes
en Nayarit 2007” emitió la recomendación
21/05 a los titulares de las secretarías
de Desarrollo Rural, Desarrollo
Económico y Salud del estado, el
Departamento de Previsión Social y el
Consejo Consultivo para el Desarrollo de
los Pueblos Indígenas, en la que
solicita mayor atención para los
trabajadores.
La recomendación
fue emitida luego de que en marzo de
2006 un grupo de jornaleros denunció
malos tratos y deficiente atención
médica en plantíos tabaqueros de la
comunidad de Zacualpan, municipio de
Compostela, donde murieron intoxicados
dos menores de edad y decenas más dieron
testimonio de malos tratos y deficientes
condiciones laborales.
Las jornadas
diarias de cultivo de tabaco, corte de
caña y café que generalmente comienza en
diciembre y concluye en mayo o junio,
rebasan las 12 horas de trabajo,
iniciando desde las siete de la mañana y
concluyendo a las siete de la noche.
Los cañeros ganan
entre 9 y 10 pesos por puño de caña
cortada; de 23 a 25 pesos la tonelada, y
de 700 a mil pesos por semana. Para
obtener el máximo de ganancia semanal
tienen que trabajar hasta 12 horas
diarias. Los que laboran en el tabaco
reciben entre 70 y 120 pesos al día,
dependiendo de la actividad que
realicen: plantar, cortar o ensartar, y
el café se cotiza entre 22 y 24 pesos
por tonelada.
Pero la
problemática que viven los jornaleros no
para ahí. Organizaciones civiles
advierten sobre “la inminente presencia
de los hijos de los trabajadores
laborando en los campos”.
Claudia Jaime,
presidenta del organismo Juntos lo
Lograremos, recordó que “en junio de
2007 se detectó a cientos de menores en
campos de tabaco y jitomate en Villa
Juárez y Zacualpan, sin que los patrones
hicieran nada para impedirlo”.
Organizaciones
civiles y la CEDH advierten de
otro problema: la utilización de
agroquímicos, como insecticidas,
herbicidas, plaguicidas y pesticidas que
se usan en el campo, aunado a la falta
de seguridad social y prestaciones de
ley por parte de las empresas
contratistas.
La Dirección de
Regulación Sanitaria de la Secretaría de
Salud de Nayarit reveló que hasta
diciembre de 2007 hubo en la entidad 63
personas intoxicadas por químicos, de
los cuales dos menores fallecieron en
los municipios de Santa María del Oro y
El Nayar en la zona serrana.
Los hijos de
jornaleros prefieren ganar unos pesos a
estudiar. Aunque las autoridades
estatales han impulsado el programa
“educación intercultural para la
población infantil migrante”, las aulas
se muestran vacías. Sólo se observa a
los maestros, pizarrones y las sillas en
un área habilitada con una carpa.
“Los padres los
obligan a trabajar en el campo, el
estudio no les es importante”, dijo el
diputado priista Lucas Vallarta.
El
reclutamiento
La forma de
organización que utilizan las empresas o
ejidatarios para reclutar la mano de
obra no ha variado en décadas, se
realiza a través de un representante de
cada comité de producción del ejido
(propiedad rural de uso colectivo) en
los estados de Chiapas, Guerrero,
Hidalgo, Oaxaca y la sierra de Nayarit.
El “cabo”, o
encargado de la cuadrilla de jornaleros,
hace la negociación, llega a un acuerdo
verbal bajo un cúmulo de promesas que
difícilmente cumple, para enganchar a
los indígenas que son trasladados en
autobús desde su lugar de origen hasta
los diversos campos agrícolas, corriendo
los gastos de su traslado, de ida y
vuelta, a cargo de la empresa o el
contratista.
La intervención
del “cabo” incide de manera importante
en las condiciones laborales que se
establecen entre los jornaleros y los
ejidatarios, debido a que habitualmente
entre éste y el contratista distorsionan
los ofrecimientos que se pactan una vez
que los trabajadores se encuentran en el
lugar.
Lo cierto es que
no cuentan con un contrato laboral,
carecen de prestaciones y no se les
brinda ninguna seguridad jurídica;
aunado a ello, la desatención de las
autoridades ha ocasionado que los
jornaleros se enfrenten a precarias
condiciones de vida y trabajo excesivo
durante su estancia temporal; en la
mayoría de los albergues, las familias
no cuentan con los servicios básicos,
como agua potable, drenaje, servicios de
salud y sanitarios adecuados, energía
eléctrica, vivienda digna, además de que
no se les ofrece las debidas condiciones
de seguridad e higiene en el trabajo.
Las supervisiones
a los campos agrícolas siguen siendo
omisas por parte de las autoridades
estatal y federal, no exigen ni vigilan
la parte patronal, “siguen siendo
comparsa de la violaciones a los
jornaleros, hay un vicio de raíz en las
dependencias, violando sus derechos
humanos”, aseguró la legisladora
perredista y vicepresidenta de la
Comisión de Asuntos Agropecuarios de la
Cámara de Diputados, Araceli Ramos
Parra.
A la
intemperie
Algunos jornaleros
corren con suerte, mientras unos duermen
en albergues y galerones, otros
pernoctan a la intemperie en casas de
campaña, chozas, lugares en condiciones
infrahumanas, entre diez o quince
individuos, con un solo baño, cobijas
viejas y con el temor a picaduras de
víbora y alacrán.
Los patrones hacen
oídos sordos a las demandas de las
organizaciones civiles, “es un gran
negocio para ellos contratar niños y
adultos indígenas, porque no reclaman
sus derechos, sólo se conforman con su
sueldo”, asegura Avelino Ramos,
defensor social y habitante del
municipio de Santiago Ixcuintla, lugar
donde arriba el mayor número de
jornaleros.
Servicios
de salud
El médico Isaac
del Real Chávez atribuye la falta
de atención médica y servicios óptimos a
la poca importancia de las autoridades:
“El olvido es algo común en la
Secretaría de Salud de Nayarit, no
atienden las demandas de los indígenas,
no invierten en revertir sus
condiciones, se han presentado muertes
por el contacto con plaguicidas que
quedan impunes”.
Propuso la
creación de una Unidad Especial de la
Salud al Migrante para evitar que los
contratistas y ejidatarios “se pasen por
el arco del triunfo las anomalías en
salud”.
“Es un secreto a
voces en Nayarit, las autoridades deben
poner freno a las arbitrariedades en el
campo, no es posible que estemos
viviendo una esclavitud moderna en pleno
siglo XXI”, aseguró la diputada panista
Angélica del Real.
En el
país trabajan 3,3 millones*
• Las cifras más
recientes sobre trabajo infantil
publicadas por el INEGI en el
estudio “El trabajo infantil en México”
datan de 2002 y estiman que en el país
hay 3,3 millones de niños entre 6 y 14
años de edad trabajando a pesar de que
la Ley Federal de Trabajo lo prohíbe,
esto implica una tasa de empleo infantil
de 15,7 por ciento. En el caso de los
niños indígenas, la tasa de trabajo se
incrementa a 26,7 por ciento y suman 968
mil laborando, de los cuales nueve de
cada diez no reciben ningún pago y poco
más de 800 mil trabajan en el campo.
A la fecha, el
INEGI sigue manejando estas cifras
con seis años de antigüedad, a pesar de
que la Organización Internacional del
Trabajo (OIT)ha instado a los
países, entre ellos México, a que
actualicen sus estudios. A finales de
2007, la Secretaría del Trabajo, junto
con el INEGI, instrumentaron el
módulo de medición del trabajo infantil
dentro de la Encuesta Nacional de
Ocupación y Empleo para obtener
estadísticas recientes.
La encuesta arrojó
en el último trimestre de 2007 datos
significativos como que 10 por ciento de
los niños entre los 10 y los 13 años
realizaron actividades económicas, así
como 28 por ciento de los adolescentes
entre los 14 y los 17 años.
Pero esta encuesta
no incluye indicadores como la
marginación, la explotación de niños
indígenas, la falta de pago, los
sectores laborales, etc. INEGI
tampoco ha anunciado que vaya a realizar
nuevamente un estudio especializado,
similar al de 2004.
Claves
Alta producción
• El
86 por ciento del territorio
nayarita está conformado por
campos agrícolas de frijol,
caña, maíz, sorgo, tabaco,
café, mango, maguey, chile,
jitomate, cebolla, jaca y
lichis.
• El
cultivo del tabaco
representa 86 por ciento de
la producción nacional, con
16 mil tabacaleros en mil
679 hectáreas en los
municipios de Santiago
Ixcuintla, Tecuala, San
Blas, Acaponeta y
Compostela.
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