Nicaragua: los niños del café…
El Código de Niños y Adolescentes de
Nicaragua, en su artículo 73 prohíbe
emplear a niños, niñas o adolescentes en
cualquier tipo de trabajo malsano y a
costa de su educación. En el año 2003 el
gobierno nicaragüense informó que
aproximadamente 253.000 niños trabajan.
Nicaragua
es un país de muy bajo nivel de
desarrollo. Su economía ha dependido de
la ayuda internacional desde hace
décadas, especialmente desde la época de
la devastadora guerra civil que sufrió
el país, que según estimaciones costó
cerca de 1.420 millones de dólares.
Desde entonces, Nicaragua no ha
conseguido mejorar su economía.
Durante generaciones, el café ha sido el
principal producto de exportación de
Nicaragua. Sin embargo, en el año
2000, la industria cafetalera se vio muy
afectada por una catastrófica sequía y
por la sobreoferta en el mercado
mundial. Según datos de Visión
Internacional, en Nicaragua este
producto representa cerca del 40 por
ciento de sus exportaciones. La crisis,
que afectó a todo el país, dejó a
aproximadamente trescientos mil
nicaragüenses sin trabajo,
-especialmente del sector campesino- los
que, como consecuencia, se vieron sin
posibilidades de cubrir sus necesidades
básicas de alimentación y vivienda. Como
resultado, muchos niños fueron afectados
por el hambre. Aproximadamente, el 45
por ciento de los nicaragüenses menores
de cinco años sufren de desnutrición
crónica.
Antes de la crisis, miles de niños trabajaban en
las plantaciones de café, abandonando la
escuela. Después del daño económico y la
reducción de la demanda internacional de
café, estos niños recurrieron a trabajos
callejeros como lustrabotas y vendedores
callejeros. En el año 2003 el gobierno
nicaragüense informó que aproximadamente
253.000 niños trabajan. En realidad,
esta cifra puede ser un 20 por ciento
más alta que la estimada por el
gobierno.
Por otra parte, hay que mencionar que la cosecha
del café y otros trabajos relacionados,
tienen un impacto directo en la salud de
los niños. Durante la época de la
cosecha de café en Nicaragua,
existe un bajón significativo en el
número de visitas a los médicos en los
centros de salud, especialmente en la
municipalidad de San Marcos, la región
del pacífico del país donde se cosecha
la mayor cantidad de café nicaragüense.
Este bajón se da porque los padres dan
prioridad al trabajo sobre a la salud y
la educación.
Estos niños, que trabajan en las cosechas del
café, son especialmente vulnerables a
enfermedades de la piel, como la sarna
causada por los ácaros e infecciones
respiratorias crónicas. Los niños,
muchas veces, cuando vuelven a su casa a
dormir, no se bañan, lo cual aumenta la
probabilidad de infecciones a la piel.
Otros casos de daño a la salud es el
contacto con los pesticidas de las
plantaciones, que envenenan a los que
participan en estas labores, y los niños
son los más afectados.
El Código de Niños y Adolescentes de Nicaragua,
en su artículo 73 prohíbe emplear a
niños, niñas o adolescentes en cualquier
tipo de trabajo malsano y a costa de su
educación. Nicaragua también
firmó y ratificó varios conventos
internacionales en este sentido, entre
estos la Convención 29 de la OIT
(Organización Internacional de Trabajo)
y más relevante aún el Convenio 182
sobre la prohibición de las nocivas
formas de trabajo infantil, que fue
ratificada en el año 2000.
Pese a lo anterior, la situación de los de niños
que trabajan en Nicaragua
continúa siendo muy preocupante, ya que
así se violan derechos básicos,
especialmente sobre la protección de la
salud infantil y el acceso a la
educación. Resulta, entonces, de la
mayor importancia el apoyo de la
cooperación internacional, apuntando,
principalmente, a la disminución de la
pobreza, como factor decisivo para
resolver la penosa situación de los
niños nicaragüenses. Simultáneamente es
indispensable crear una conciencia
colectiva de que los niños son demasiado
importantes para un país y nada
justifica la desatención de sus
condiciones de vida.
Marcelo Andrés Ostria
Tomado de Comfia
5 de enero de 2009