Las
nanotecnologías no van a solucionar los problemas de la sociedad del siglo XXI.
“Ellas ponen en riesgo la vida de 2.600 millones de personas dedicadas a la
agricultura”, considera Enildo Iglesias
Las compañías
transnacionales prometieron eliminar el hambre y la pobreza con un modelo de
producción agrícola que denominaron “Revolución Verde”. En ese juego de mejorar
los flagelos de la humanidad, encadenaron a la población en un enmarañado,
proclamando las opciones convenientes: “agrotóxicos o hambre”, “transgénicos o
hambre” y ahora refuerzan: “nanotecnologías o hambre”, evalúa Enildo Iglesias.
En entrevista
concedida por e-mail a la IHU On-Line, alerta: “Al hablar en nuevas
tecnologías, la población debe tener presente tres principios básicos: ellas por
sí solas no resuelven las antiguas injusticias; en las relaciones capitalistas,
el objetivo del desarrollo tecnológico es el lucro y no la satisfacción de las
necesidades de las personas; y cualquier tecnología nueva que se introduzca en
una sociedad que no sea esencialmente justa tenderá a agravar la diferencia
entre ricos y pobres”.
Iglesias
es investigador de la Secretaría Latinoamericana de la Unión Internacional de
Trabajadores de la Alimentación, Agricultura y Afines (UITA)
-¿Cuál es la
influencia de los transgénicos para las nuevas tecnologías? Como entender el
proceso del “genéticamente modificado para atómicamente modificado?
-Hace apenas 28
años (1980) que se descubrió como transferir fragmentos de información genética
de un organismo a otro y dos años más tarde se creaba la primer planta
transgénica. De esa manera entramos en la era de la biotecnología y sus
promotores nos prometieron una serie de aplicaciones en campos tan diversos como
la salud y la energía, sin embargo el desarrollo más fuerte ocurrió en la
agricultura, especialmente en las semillas. La explicación a este hecho la
encontramos en que las grandes compañías de la agroquímica y la farmacéutica,
que hasta 1981 no estaban interesadas en la biotecnología, pasaron a detentar el
control casi monopólico de la investigación en esta materia -utilizando para
ello dineros públicos a través de acuerdos con algunas universidades-, en la
comercialización de los organismos genéticamente modificados (OGM) especialmente
semillas, y en las respectivas patentes.
Sin que la
sociedad haya sido advertida y mucho menos consultada, comenzamos a pasar de los
“transgénicos” a los “trans-atómicos”, al integrarse la biotecnología con la
nanotecnología. La fusión de la biotecnología con la nanotecnología tiene
consecuencias desconocidas para la salud, la biodiversidad, el ambiente y la
organización social, particularmente en lo que tiene relación con el trabajo.
-¿En que
sentido la nanotecnología puede contribuir para solucionar los grandes problemas
de la sociedad del siglo XXI como el hambre, la miseria y la desigualdad social?
-En ninguno,
por el contrario, agravará cada uno de esos flagelos. Los antecedentes, desde la
Revolución Industrial del siglo XVIII hasta el día de hoy, no son para nada
alentadores. Al finalizar la Segunda Guerra, las compañías transnacionales nos
prometieron eliminar el hambre y la pobreza con armas químicas y un modelo de
producción agrícola que denominaron “Revolución Verde”, proclamando que la única
opción era “agrotóxicos o hambre”. Décadas más tarde, las mismas compañías
formularon idénticas promesas con los OGM -las que quedaron reducidas a la
posibilidad de utilizar selectivamente algunos agrotóxicos, por ejemplo ciertos
herbicidas- y la opción que nos presentaron fue “transgénicos o hambre”. Las
mismas compañías son las que hoy pretenden inculcarnos -esta vez sutilmente- que
la única opción es “nanotecnología o hambre”.
Las
transnacionales que dominan el negocio de los transgénicos, figuran primeras por
sus inversiones en nanotecnología, ellas son
Monsanto,
Pharmacia
y Syngenta.
En
consecuencia, debemos tener presentes tres principios básicos:
1)
Las nuevas tecnologías, por si solas, no resuelven las viejas
injusticias.
2)
En las relaciones capitalistas, el objetivo del desarrollo tecnológico es
el lucro y no la satisfacción de las necesidades de la gente.
3)
Cualquier tecnología nueva que se introduzca en una sociedad que no sea
esencialmente justa, tenderá a agravar la diferencia entre ricos y pobres.
-¿Cómo la
nanotecnología a la agricultura? ¿Ayuda o perjudica en el hecho en que tenemos
cada vez más una agricultura sin agricultores?
-Los mismos
argumentos que hemos utilizado en la pregunta anterior nos llevan a afirmar que
la nanotecnología pone en peligro la forma de vida -y la vida misma- de los
2.600 millones de personas dedicadas a la agricultura en el mundo; concentrará
más el poder económico en las manos de las compañías transnacionales y los
grandes terratenientes e impulsará un modelo de agricultura industrial.
El mismísimo
Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA por sus siglas en
inglés) pronosticó en 2002 que con la nanotecnología la agricultura será más
atomizada; más industrializada; reducida a funciones simples y que serán
eliminadas aun más personas en el trabajo agrícola. Es bueno recordar que en ese
país actualmente existe más gente en las cárceles que en el campo.
De imponerse la
nanotecnología, la agricultura del futuro quedará reducida a biofábricas de gran
extensión, monitoreadas y maniobradas mediante computadoras.
-¿Cuál es el
riesgo de monopolio de grandes empresas en relación al dominio de la técnica de
la manipulación nanotecnológica?
-Ese monopolio
ya existe y la nanotecnología no hará otra cosa que agravarlo. A diferencia de
las revoluciones globales anteriores, la nanotecnología tiene un carácter
nacional -especialmente agravado por su utilización en armas y equipos de
guerra- por lo tanto secreto, a lo cual se suma el hecho que las patentes se
encuentran en poder de las transnacionales.
-A partir de
la implantación de la nanotecnología en nuestra sociedad ¿Cómo queda el mercado
de trabajo?
-Para el Grupo
de Trabajo en Ciencia, Tecnología e Innovación del Proyecto Milenium de las
Naciones Unidas, la nanotecnología será beneficiosa por que implica poco trabajo
en la elaboración de objetos (no se atrevieron a decir mercancías) y por ser
altamente productiva. Sin duda la nanotecnología provocará turbulencias
económicas y desestabilizará aun más al trabajo y a la sociedad. Como cambiará
radicalmente la forma de fabricar bienes, producir alimentos, energía y
medicinas, provocará graves desajustes sociales. El mercado de trabajo se
reducirá aun más y se transformarán completamente, perjudicando a los
trabajadores y trabajadoras que no puedan responder a la demanda de nuevos
conocimientos y habilidades.
De modo que la
nanotecnología aumentará el ya altísimo número de desempleados en el mundo,
simultáneamente resultará muy fácil traficar ilegalmente con productos tan
pequeños (drogas, armas) actividad a la que serán impulsados muchos de los
desocupados. Lo preocupante es que por primera vez en la historia de la
humanidad, la nanotecnología también genera la posibilidad de controlar y
reprimir las consecuencias sociales no deseadas (agitación, protestas
callejeras, actos delictivos, etc.). Además de las armas “nanotecnológicas”
creadas especialmente para disciplinar a los perdedores, los más peligrosos
podrán ser controlados permanentemente. Ya se encuentra en el mercado el
Veri-chip, del tamaño de un gano de arroz se introduce bajo la piel y es capaz
de transmitir información sobre su portador y su ubicación.
-En su opinión
la sociedad esta preparada para discutir y recibir las nanotecnología en su
cotidianidad
-Es bajísimo el
porcentaje de personas en el mundo que tienen algún conocimiento sobre la
nanotecnología y los más expertos la relacionan con prototipos de robots. Pocas
semanas atrás, una publicación especializada de Estados Unidos informaba que en
ese país, pese a que en 2007 el número de productos fabricados con
nanotecnología se ha más que duplicado llegando a cerca de 500, sólo el 6 por
ciento de los encuestados declaró haber “oído hablar mucho” sobre nanotecnología
y el 21 por ciento haber “oído algo”. Al igual que en encuestas anteriores,
también surge que el público requiere mayor información y que la mayoría de los
estadounidenses serán reacios a usar nanoalimentos y productos relacionados
hasta que sepan lo suficiente para decidir.
Frente a esa
falta de información, la propaganda de las compañías nos promete maravillas para
un futuro lejano con la nanotecnología en salud, energía, mejoramiento del
ambiente, etc., mientras sin informar a los consumidores -ninguna ley se lo
exige- introducen la nanotecnología en los productos de consumo masivo. El
último ejemplo es el “cigarrillo sin humo” que se promociona como una
alternativa para quienes quieran fumar donde está prohibido hacerlo, por ejemplo
los aviones.
-¿Cuáles son
los principales cambios en la forma de producir alimentos a partir de la
-introducción de nanotecnología?
-Las
previsiones indican que entre el 40 y el 60 por ciento del sector alimentario
será resultado, para antes de 2015, de los procesos nanotecnológicos.
Sin duda que la nanotecnología ofrece interesantes
posibilidades para la producción de alimentos,
el problema es
que un slogan como “Fome Zero”, las compañías lo traducen como “Más Lucro”. Por
ese camino, hasta ahora los principales cambios vinculados a la nanotecnología
en la producción de alimentos tienen que ver con la preservación de los mismos
(mejores envases y más baratos), capacidad de permanecer por más tiempo en las
estanterías de los supermercados, etc.
Qué producir y
la forma de producir en la industria alimenticia se modificará radicalmente, con
el único objetivo de aumentar los márgenes de lucro de las grandes compañías
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