Los riesgos de las nanotecnologías

 

 

La aplicación de la nanotecnología causará enormes impactos en la sociedad, generará ganancias y provocará inmensos riesgos.

 

La Nanotecnología es la nueva frontera de la era global. Ella permite el dominio de las partículas con dimensiones extremadamente pequeñas que exhiben propiedades mecánicas, ópticas, magnéticas y químicas inéditas, y es aplicable en amplias áreas de investigación y producción, como medicina, electrónica, computación, física, química, biología y materiales. Su aplicación causará enormes impactos en la sociedad, generará enormes ganancias con productos y servicios revolucionarios y provocará inmensos riesgos

 

Los que abogan por esas técnicas garantizan, para un futuro próximo, nanorobots circulando por la sangre humana para reparar células, capturar microbios o combatir cánceres, materiales diez veces más resistentes y cien veces menos pesados que el acero; y armas y equipos de vigilancia milimétricos y superpotentes.

 

Anuncian la implantación de nanochips en el organismo humano para sustituir o adicionar células con nuevas funciones, abriendo espacio para una primera generación de pos humanos. Y sus oráculos más delirantes prometen la completa regeneración celular; al límite de la inmortalidad.

 

Pero existen serias alertas: riesgo de contaminación ambiental incontrolable por partículas muy pequeñas flotando en el aire, viajando a grandes distancias y sin control de las barreras naturales; nanocomponentes acumulándose en la cadena alimentaria con consecuencias desconocidas, nanodispositivos modificando y controlando la mente humana; y reproducciones descontrolas de nanopartículas destruyendo vidas y generando epidemias.

 

Ya existen en el mercado muchos productos que contienen nanotecnología sin que el consumidor lo sepa, como los protectores solares con partículas nano de óxido de titanio. Sin embargo no hay investigaciones para verificar cómo ese óxido penetra en las células, si avanza para la corriente sanguínea y qué efectos provoca. Aún no existen protocolos para padronizar investigaciones toxicológicas en esa área.

 

Algunas instancias reguladoras y gubernamentales intentan apurarse en definir criterios y mapear riesgos, entre otras cosas, para evitar la política de fait accompli* o de rechazo total y no eficaz, como en el caso de los transgénicos.

 

Una vez más, la lógica del capital y de la acumulación ha sido implacable. Las empresas están fascinadas con las nuevas posibilidades de innovación y ganancias en prácticamente todos los sectores.

 

Se comienza a producir en masa toneladas de nanomateriales comerciales para catalizadores, cosméticos, pinturas, revestimientos, telas, colorantes sintéticos y embalajes antimicrobios. Ellos están llegando con fuerza total a la medicina. La US National Science Fundation estima que, en diez años, todo el sector de semiconductores y la mitad del farmacéutico dependerán de nanotecnologías.

 

Se estructuran mitos alrededor de las maravillas de esas técnicas, creando un ambiente favorable para poder hacer su lanzamiento cuanto antes estos productos que serán convertidos en objetos de deseo. Los riesgos y consecuencias negativas, como siempre, quedan para después.

 

Entretanto, investigadores del US Environment Protection Agency ya reportaron nanopartículas encontradas en el hígado de animales de laboratorio, derramamiento para células vivas y el riesgo de nuevas bacterias desconocidas atacando la cadena alimenticia.

 

En agosto de 2007, la Sociedad Americana de Química anunció que nuevas formas de carbono (nanotubos) en producción ya están causando serio impacto ambiental con la emisión de sustancias tóxicas y cancerígenas (MTBE, PBDE, PFO y benzo (a) pireno). Y la Food and Drug Administration reconoce que tiene grandes dificultades en establecer políticas y protocolos para la seguridad de las nanopartículas ya presentes en productos del mercado. Imagínese en relación a la avalancha de nuevos lanzamientos!

 

En suma, la nanotecnología -cuyos vectores y direcciones están, una vez más exclusivamente controlados por las grandes corporaciones y por los intereses de capital- radicaliza dramáticamente los instrumentos del hombre para intervenir en la naturaleza, creando potencialidades y riesgos inmensos: de la “pos guerra” al “pos humano”, de productos fantásticos al definitivo caos ambiental.

 

La sociedad civil está nuevamente al margen de esa nueva revolución, viéndola, en general, como espectador maravillado sobre el efecto de la inmensa propaganda global que ya comenzó.

 

Más que una evaluación retrospectiva, nuestra civilización hará, en algún momento del futuro, ¿sobre la nanotecnología regulada apenas por el lucro y las leyes del mercado? ¿Habrá sido un progreso o una aventura trágica? Infelizmente, consideraciones de carácter ético que podrían iluminar y controlar mejor esos caminos son casi inexistentes.

 

Están los que afirman que ese es el precio del “progreso”. Al final, a pesar de todo, la expectativa de vida promedio de la humanidad continúa aumentando y los mismos avances tecnológicos que causan enfermedades, curan otras tantas.

 

Hasta renombrados científicos apuntan a los hombres-robots -viabilizados por la nanotecnología- como los herederos de la raza humana viajando por el espacio para huir del colapso ambiental que causamos a la Tierra.

 

Pero otros piensan que el modelo de desarrollo económico basado en las leyes del mercado y en la reducción del Estado regulador es una selva en que el interés público es subyugado por el lucro privado y que nos encaminamos a un “sálvese quien pueda”.

 

La sociedad contemporánea va a tener que tomar las riendas de su destino y encontrar soluciones de compromiso para enfrentar el inmenso desafío de controlar la dirección de los vectores tecnológicos, administrando los efectos perversos del sistema global de producción sobre la salud y el bienestar de sus miembros.

 

Es imperioso retomar valores éticos como referencias para la discusión sobre los rumbos de la ciencia en general, en especial de las nanotecnologías.

 

Gilberto Dupas**

O Estado de SP

1º de septiembre de 2008

 

 

 

* NdE: Hecho consumado

** Es coordinador general del Grupo Coyuntura Internacional (IRI-USP), presidente del Instituto de Estudios Económicos e Internacionales (IEEI), es autor de varios libros, entre ellos, El mito del Progreso (Editorial Unesp)

 

Imagen: virtuxweb.com

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