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El  DBCP, como otras 
miles de sustancias químicas, fue creado para paliar 
desequilibrios provocados en la tierra por un modelo agrícola 
filosóficamente tributario de una lógica de guerra, exterminio 
y lucro. En esa lógica, el valor del ser humano nunca superó 
el de una planta de banano o de piña, bien supremo al que 
había que proteger, incluso al costo de liquidar generaciones 
enteras. |