“Con esta práctica Bimbo está
engañando a los consumidores mexicanos, violando su derecho
a la información, violando la norma oficial mexicana que
define harina integral (NOM 147), engañándonos con un
producto que no contiene como principal ingrediente harina
integral.
Nos convierte en consumidores de segunda, violando nuestro
derecho a la información y a no ser engañados en el
etiquetado. Hecho que no ocurre con los consumidores
estadounidenses”, señaló Alejandro Calvillo, director de El Poder
del Consumidor (EPC).
Otros países no han tolerado este
comportamiento. Hace unos días, la autoridad peruana
sancionó a Bimbo por comercializar falsos panes
integrales elaborados con harina refinada.
Las etiquetas
Al cotejar la lista de ingredientes de
Oroweat se observa que en México el principal
ingrediente es “harina de trigo adicionada”, seguida de las
vitaminas y minerales que por ley deben añadirse a la harina
refinada debido a su bajo valor nutricional. En Estados
Unidos, el primer y principal ingrediente es “Whole
wheat flour” (harina integral de trigo), además de contar
con un sello de certificación del Whole Grain Council
(Consejo de granos enteros) el cual confirma que contiene
100% granos enteros y 21 gramos o más por rebanada.
Consecuencias
Las implicaciones de este engaño son numerosas:
1. El consumidor no tiene opciones de un
verdadero pan integral ya que Bimbo controla más del 95 por
ciento del espacio de los anaqueles para pan.
2. Las pequeñas empresas que elaboran un
verdadero pan integral se enfrentan a una competencia
desleal por parte de Bimbo con un falso pan integral más
barato y con mayor vida en el anaquel.
3. A las personas que sufren sobrepeso y obesidad (70 por
ciento de los adultos), diabetes (4 millones de mexicanos) y
ciertas enfermedades del corazón, se les recomienda reducir
el consumo de harinas refinadas. Con esa intención,
muchos de ellos, durante años, han comprado el falso pan
integral Bimbo.
4. Otros consumidores buscan productos con
harina integral porque saben que ayudan a reducir el riesgo
de enfermedades del corazón de 25 a 36 por ciento, la
diabetes tipo II hasta en 27 por ciento y cánceres del
sistema digestivo entre 21 y 43 por ciento.
Por ello, EPC continúa demandando a
la Procuraduría Federal del Consumidor
(PROFECO) que actúe, como ya lo han hecho las
autoridades peruanas.