Miradas sobre un mal que aqueja al campo
La Unión Argentina
de Trabajadores Rurales y Estibadores
(UATRE), el Círculo Argentino de
Periodistas Agrarios (CAPA) y la
Asociación Conciencia convocaron a
reflexionar sobre cómo atacar este
problema
Chicos beneficiados por el programa
Porvenir, de Conciencia.
"El trabajo infantil rural se combate
con el trabajo decente para el adulto."
Con estas palabras, Pilar Rey Méndez,
presidenta de la Comisión Nacional de
Erradicación del Trabajo Infantil (CONAETI),
puso sobre el tapete un flagelo que
afecta al sector agropecuario: el de los
más de 45.000 trabajadores niños que hay
en el país, que son empujados a trabajar
en tareas precarias por la mala
situación económica de sus padres.
Rey Méndez
fue una de las disertantes principales
de la jornada "El campo no es cosa de
chicos. El trabajo infantil en el medio
agropecuario", que la Unión Argentina de
Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE),
la ONG Conciencia y el Círculo Argentino
de Periodistas Agrarios (CAPA)
organizaron para alertar sobre este
problema.
"La prioridad es lograr sustituir el
ingreso que generan los niños con un
buen trabajo para los padres y las
madres, y con capacitación para que
consigan trabajos más calificados y
mejor remunerados", explicó la
presidenta de la CONAETI.
Según Rey Méndez, el problema del
trabajo infantil incluye en sí mismo
otros grandes problemas. Estos son los
trabajos mal pagos y poco calificados de
los progenitores, que los empujan a
sumar a los hijos al sostenimiento del
hogar; la problemática del trabajo
golondrina; la carencia de centros o
sistemas de contención para los niños en
las fincas y el sistema de pago a
destajo (por volumen de trabajo), que
impulsa a los padres a reclutar a sus
propios hijos para hacer la cosecha,
para ganar más dinero.
De acuerdo con la titular de la
CONAETI, desde esta comisión también
se está trabajando para regular y hacer
más transparente el trabajo golondrina,
que dificulta la escolarización de los
chicos y es una de las figuras bajo las
cuales se da el trabajo infantil rural.
"La familia se traslada de provincia en
provincia y deja de lado sus lazos. Si
en las fincas adonde se va a trabajar no
hay un espacio de contención para los
hijos, las mamás los llevan a trabajar
con ellas", dijo.
Otro fuerte obstáculo que, de acuerdo
con Rey Méndez, aparece a la hora
de combatir el flagelo es el mito de que
el trabajo previene a los niños de caer
en adicciones o vicios. "Hay un mito que
últimamente se está instalando: que en
el campo, el chico que no está
trabajando cae en el paco o en el
delito, y que por eso es mejor que
trabaje. Esto es completamente falso",
enfatizó la experta.
En cuanto a los castigos vigentes para
los empleadores que contratan
trabajadores rurales infantiles, Rey
Méndez señaló que las sanciones
vigentes son la clausura del
establecimiento o la aplicación de
multas que van de los mil a los cinco
mil pesos, cifra que calificó de baja.
"Hubo un caso de un empleador que dijo
que era más barato pagar la multa que
prescindir de los niños. Por eso estamos
estudiando subirlas y también trabajamos
para que el trabajo infantil, sea rural
o urbano, sea un delito penal", comentó.
Finalmente, la presidenta de la
CONAETI señaló que el mayor desafío
hoy es lograr un sistema que pueda
contener a los chicos y, a la vez, tener
un seguimiento de ellos a lo largo del
tiempo.
Por otro lado, conforme a datos que
difundió la UATRE en la jornada,
otro de los peligros del trabajo
infantil rural es que los niños, en las
cosechas, entran en contacto con
sustancias tóxicas. "A los seis o siete
años, los niños comienzan a colaborar en
la cosecha del tomate y de la frutilla,
y a los once o doce aplican agroquímicos
con mochila", explicó el informe de
UATRE.
"El contacto con plaguicidas y
agroquímicos en general es más peligroso
para los niños que para los adultos, ya
que estos tienen más riesgos de contraer
cáncer, neuropatías y anomalías
inmunológicas. Los plaguicidas son la
causa más frecuente de muerte de niños
en zonas rurales", dijo el informe, que
destacó que muchas veces el contacto de
los niños con sustancias peligrosas
viene a través de las bolsas de
agroquímicos y otros envases usados para
construir las viviendas de los
trabajadores golondrina.
Prevención
Otra parte de la jornada estuvo dedicada
a la ONG Conciencia, que trabaja en
Jujuy y Salta junto a las tabacaleras y
los productores para prevenir el trabajo
infantil, en el marco del programa
Porvenir.
Según explicaron Virginia Vicente
y Susana Finger, del Programa
Porvenir, este programa, lanzado en
2004, tiene 7 centros de desarrollo en
Salta y 4 Jujuy,
que alberga 1.400 chicos de entre 9 y 14 años.
"Trabajamos para generar alternativas
económicas para madres tabacaleras de
bajos recursos, capacitamos a los
docentes sobre el problema del trabajo
rural, hacemos apoyo escolar durante el
año a los chicos para que puedan seguir
en la escuela y hacemos campañas para
sensibilizar a la sociedad acerca del
trabajo infantil", dijeron.
Además, actualmente, la ONG está
redireccionando sus ejes de trabajo. "No
basta con trabajar con chicos en riesgo
de trabajo infantil rural, sino que es
necesario abarcar y contener al grupo
familiar durante todo el año. En este
contexto se están desarrollando
diferentes propuestas, como centros de
capacitación en oficios para los papás
de los niños mejoren su inserción
laboral", reflexionaron las
representantes de Conciencia.